Encontrar empresas sostenibles de alta calidad que puedan resistir el paso del tiempo no es un proceso rápido ni sencillo. Significa ser selectivo: reducir el universo invertible paso a paso hasta llegar a una cartera bien definida. Dentro de nuestras estrategias de renta variable sostenible, empleamos un enfoque de alta convicción que busca compañías con rendimientos resistentes a largo plazo y potencial de crecimiento. Mediante nuestro proceso de selección sistemático y transparente, buscamos asegurarnos de que cada empresa de la cartera cumpla con nuestros requisitos y contribuya de forma positiva a un mundo más sostenible.
Selección bottom-up
El primer paso de nuestro proceso de selección comprende una selección de los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Las empresas que no cumplan con nuestros estándares no son elegibles. En esta etapa, excluimos a las que no son transparentes en ESG o que obtienen una puntuación muy baja según los principales proveedores de datos externos.
También excluimos a las que no se alinean con nuestros criterios de restricción basados en normas -como a las armas controvertidas o a la producción de tabaco- y los más amplios de estrategias sostenibles y de impacto. Así reducimos el universo global de 15.000 a 11.000 acciones, y el europeo de 3.000 a 1.800.
Flujos de caja resistentes
El segundo paso consiste en un análisis financiero detallado, basado en la herramienta HOLT, que proporciona un sistema consistente para comparar empresas, con un enfoque en la contabilidad y las métricas de valoración. En esta fase, monitorizamos a las empresas según el spread entre el coste del capital y su rendimiento. Esta métrica de retorno del flujo de caja de la inversión (CFROI, por sus siglas en inglés) es una forma efectiva de evaluar la calidad de las empresas. Utiliza un modelo que refleja la perspectiva a largo plazo: observamos los flujos de caja disponibles que pueden invertir para hacer crecer su negocio y miramos lo que hacen con ese efectivo. El CFROI, en combinación con el crecimiento de los activos de la empresa, determina el desarrollo de su beneficio económico.
Al evaluar el crecimiento de los activos, también nos fijamos en la fase en la que se encuentra una empresa, ¿está empezando o está madurando y llegando al final de su ciclo de vida? Preferimos un horizonte a más largo plazo, de cinco años o más; de esta manera, también podemos integrar y evaluar los principales cambios de la sociedad, como la transición energética o las nuevas tendencias en el consumo. En última instancia, buscamos empresas con un CFROI alto y resistente, ventajas competitivas, valoraciones atractivas, bajo endeudamiento y un buen momentum.
Durante esta etapa, reducimos el universo de inversión de 11.000 a solo 350 nombres en el caso de nuestra cartera global y de 1.800 a 100 en la europea. Este es el universo que empezamos a analizar de cerca desde una perspectiva bottom-up.
De las empresas a las cadenas de valor
A partir de este punto, miramos a estas empresas en un contexto más amplio y nos centramos más en las industrias y las cadenas de valor que en los sectores tradicionales. Cuando miramos más allá de las limitaciones del sector y adoptamos un enfoque más flexible, descubrimos qué parte de la cadena de valor crea realmente más beneficios y qué empresas están en su mejor momento.
Observamos los segmentos que presentan los mayores rendimientos, impulsados por fuertes fosos económicos, basados en los avances tecnológicos, la protección de las patentes y el liderazgo en materia de costes en mercados que aún no están completamente maduros, es decir, donde aún existen oportunidades de crecimiento atractivas.
ESG: materialidad, momentum y compromiso
En la definición de nuestras carteras de renta variable sostenible, echamos otro vistazo a las métricas ESG en el análisis bottom-up de nuestro universo elegible que va más allá de la selección directa del primer paso. Aunque las puntuaciones externas de ESG son útiles como filtro inicial, son insuficientes para identificar empresas verdaderamente sostenibles, ya que suelen ser retrospectivas y no siempre tienen un vínculo material con el modelo de negocio.
En nuestra evaluación más profunda de los factores ESG, nos centramos en las cuestiones materiales que afectan al rendimiento sostenible de una empresa. Para las empresas involucradas en la producción de nuevas energías o tecnología, el medioambiente es una preocupación crucial; mientras que las del sector salud se centran más en la privacidad de los datos de los clientes y el acceso a una atención sanitaria asequible.
Nuestra investigación, realizada en colaboración con el European Centre for Corporate Engagement (ECCE), muestra que las puntuaciones absolutas de ESG son más un reflejo de la capitalización del mercado de una empresa que un indicador útil de los rendimientos futuros. A menudo, su avance positivo en las métricas ESG es un mejor indicador. Por tanto, es crucial hacer nuestra propia investigación si queremos localizar empresas verdaderamente sostenibles con potencial para un alfa adicional.
Una cartera de convicción
En el último paso de nuestro proceso de selección, determinamos nuestras acciones favoritas en base a métricas individuales, asegurando al mismo tiempo una cartera equilibrada y resistente. Aunque nuestras estrategias son de alta convicción, se comparan con los índices MSCI World y Europe. Esto significa que tenemos que construir una cartera diversificada en distintas cadenas de valor, de modo que cada acción que seleccionemos tenga la oportunidad de contribuir al alfa. También gestionamos cuidadosamente la contribución de cada acción al tracking error, evaluando su potencial alcista, su correlación y volatilidad y la previsibilidad del modelo de negocio.
Finalmente, terminamos con una cartera de unos 40 títulos para cada una de nuestras estrategias, frente a un benchmark de más de 1.500. Y es gracias a la profundidad e intensidad de nuestro proceso de selección que tenemos un elevado nivel de convicción en todas y cada una de nuestras participaciones.
Tribuna de Hendrik-Jan Boer, responsable de inversión sostenible de NN Investment Partners