En el mundo de las finanzas hay dos formas de hacer las cosas básicas: la primera, creer que se puede predecir con exactitud el momento en que algo ocurrirá, sea positivo o negativo; y la segunda, lo que yo llamo navegar por instrumentos, que es mucho más efectiva, y es ponerse objetivos de ganancias y de pérdidas, y actuar en consecuencia, es decir, vender una vez se han alcanzado los objetivos, sean estos favorables o no al retorno (aunque en el largo plazo, proceder así será siempre favorable).
Vamos con la primera parte, la de tratar de predecir el momento exacto. Esto tiene algo malo, y es que los momentos exactos nunca llegan o, por lo menos, la mayoría de los mortales no tienen la capacidad de saber cuál es el momento exacto. Incluso, muchos creen que por estar en medio de una industria o de una empresa, pueden saber antes el momento exacto. Pero, incluso, los más cercanos, no saben ese momento y no lo pueden predecir con total claridad. El caso más extremo que siempre me gusta traer a colación es el de Enron: sus empleados, tan cercanos a la compañía -¿o existe algo más cercano que sentarse dentro de la misma compañía? -nunca supieron el momento en que Enron iba a colapsar. Si lo hubieran sabido, seguramente no hubieran tenido sus ahorros pensionales en acciones de la misma empresa, llevándolos a perder sus empleos y, a muchos, sus pensiones también.
Los casos se repiten varias veces: muchas personas asociadas con el sector petrolero, no “vieron venir” la caída en el precio. Seguían aferradas a inversiones en petróleo, en acciones petroleras, en servicios petroleros, basados en la premisa de que conocían el sector y podían saber el momento exacto en el cual alejarse del mismo. Quedó demostrado que no era así. Este ejemplo, que es evidente por lo actual, no debe ocultar que lo mismo pasa en los demás sectores, y es que “apostarle” al saber los momentos exactos, muchas veces es una mala estrategia.
Por eso, es mejor navegar por instrumentos. Si las metas son claras, los resultados también lo deben ser. Si mi objetivo es esperar que un activo suba 5%, lo vendo cuando haya llegado a un 5% arriba. Si mi objetivo es una pérdida máxima de 5%, lo vendo cuando se haya desvalorizado un 5%. Esto es importante porque vuelve a poner las cosas en su estado original y evita que las cosas se compliquen mucho. Dicen que los mejores traders de los mercados financieros son los asiáticos, no porque sean más inteligentes, sino porque son extremadamente cuadriculados con esta metodología. ¿Qué el activo siguió subiendo? Sí, pero ya capitalizaron la ganancia. Y evitaron que el mercado se devolviera y perdieran lo ganado.
Así que piénselo, qué será mejor: pegarle al momento o navegar con instrumentos.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la visión de Old Mutual sobre los temas tratados.
Opinión de Manuel García Ospina, vicepresidente de wealth management de Old Mutual Colombia.