Una de las cuestiones más impactantes de la situación del COVID-19 es que cuando se miran las estadísticas, fuera de Wuhan, el resto de los miles de millones de personas en China, Corea, Taiwán, Hong Kong… no ha experimentado un alto número de casos. Si hablamos de Japón, uno de los factores que podría explicar esta baja incidencia es que son muy buenos manteniendo la distancia social. La gente no se da la mano, usan una mascarilla regularmente, particularmente si están enfermos. Así que, como sociedad han sido capaces de manejar la pandemia sin un confinamiento severo. De hecho, no ha sido un gran problema para ellos.
A lo largo de los años he desarrollado un par de ideas sobre Japón. La primera es que los japoneses son muy innovadores, pero no muy creativos, no muy buenos en el pensamiento abstracto, algo que tiene un lado positivo: son muy buenos en la innovación; toman algo que ya existe y lo mejoran. Por eso aquí se encuentran las compañías más innovadoras del mundo. Lo negativo es que, al no ser muy buenos en el pensamiento abstracto, no son muy buenos en las finanzas, por lo que sus políticas económicas y financieras no son muy positivas, por ejemplo, el impuesto sobre el consumo. Con estos antecedentes, mi opinión sobre las perspectivas económicas de Japón para los próximos 10, 15 o 20 años es diferente al consenso.
En primer lugar, hay que tener en cuenta el nivel de innovación y robotización de sus fábricas; cada vez es menos necesario un alto nivel de empleo humano. Y esto es muy importante en un mundo en el que viven 7.100 millones de personas y que podría llegar a 10.000 millones en 2050. Tradicionalmente, la agricultura y la industria manufacturera proporcionaban empleo a una gran parte, pero con la automatización esto significará que muchos de estos jóvenes ya no podrán ser empleados. Por lo tanto, muchos países emergentes perderán la ventaja del gran porcentaje de población joven, que ahora podría convertirse en una carga. Paradójicamente, Japón está muy bien preparado para ese entorno. A partir de ahora, con la automatización de la industria, el no tener una creciente población en edad de trabajar puede actuar como una ventaja para el país.
Por otra parte, espero que más fábricas decidan regresar a Japón, porque ya no será necesario ir al extranjero para buscar unos costes laborales más bajos, por lo que la economía japonesa se verá muy apoyada por estos factores hasta cierto punto».
Lo que hace interesante a Japón es que está relativamente bien posicionado para enfrentar el mundo que está por venir. Se ha producido una transición de un mundo analógico a uno digital, pero la tecnología está acelerando esta tendencia en la industria, que va a cambiar en los próximos 10 años debido a la expansión de la robótica, los sensores y el impacto de la nube. Los japoneses son expertos en la fabricación de productos con precisión, debido a su atención a los detalles y a la decisión de sus trabajadores de centrarse en un área durante años o incluso décadas. Están bien posicionados para crear parte de la infraestructura necesaria para enfrentarnos al mundo más digital al que nos dirigimos.
Esto también se debe a que Japón es una isla con pocos recursos, por lo que son muy eficientes y están muy centrados en la productividad. Todas las tecnologías necesarias para mejorar la eficiencia energética van a ser importantes en un mundo que va camino de estar poblado por 10.000 millones de personas».
En cuanto a la industria de los videojuegos, los japoneses son muy buenos. Mi interpretación después de años de vivir en Japón, es que es un país muy poblado, el espacio vital es muy pequeño. En este entorno necesitas varias formas de entretenimiento, y los videojuegos son una buena manera de salir de tu pequeño espacio físico y entrar en otro mayor. Además de esto, la interacción en los juegos está mejorando. Hace unos días, hablé con una empresa coreana que dice que podrá reunir a 2.000 jugadores en un solo juego. Ahora Fornite puede reunir hasta 50 jugadores. Ahora mismo Japón tiene bastantes buenas compañías de juegos, no sólo Nintendo.
Tribuna de Christophe Braun, especialista en inversiones de Capital Group.