Informes recientes nos han mostrado que perdimos una década -2008 a 2018- sin literalmente lograr ninguna disminución en las emisiones globales de gases de efecto invernadero, a pesar de muchos compromisos y reclamos. Lo que significa, según un informe de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente publicado en noviembre, que tendremos que reducir las emisiones mundiales de CO2 a un nivel más rápido: un 2,7% anual en la próxima década, en comparación con el aumento del 1,5% anual de los últimos años. Existe una brecha significativa entre los objetivos que tenemos que establecer, la ambición necesaria para materializarlos y lo que los países se han comprometido y cumplir hasta ahora.
Otro reto importante será ver cómo reacciona China, y posteriormente otros países como la India, ante la necesidad de aumentar las ambiciones y los objetivos. Recientemente nos enteramos por el último informe del Global Energy Monitor de que China ha vuelto a apostar por el carbón. Entre enero de 2018 y enero de 2019, China aumentó 43 GW la generación de energía a partir de carbón, mientras que el resto del mundo logró reducir la producción de energía por combustión de carbón en 8 GW.
Los planes futuros de China para añadir aún más capacidad (en concreto 148 GW de generación de electricidad a partir de carbón para 2030) son alarmantes, más cuando se sabe que cualquier planta de carbón significa emisiones de CO2 muy elevadas durante los próximos 40 años, es decir, mucho allá de 2050, cuando el mundo debería ser neutro en carbono.
Lo que el cambio climático significa en términos de riesgos y oportunidades de inversión es una historia diferente. Creemos que los riesgos climáticos pueden perturbar gravemente la actividad económica, pero también creemos que el cambio climático crea oportunidades para las empresas que ofrecen o facilitan soluciones para hacer frente a la emergencia climática.
Los sectores con elevadas emisiones de gases de efecto invernadero, como el de petróleo y gas, el acero o el cemento se verán desafiados, pero debemos tener en cuenta que el paso a una economía baja en carbono afectará a todos los sectores. Es probable que los riesgos climáticos se desarrollen de forma «no lineal», es decir, que se produzcan choques económicos repentinos, como fenómenos meteorológicos extremos, en lugar de una transición constante. Esto resultará en ganadores y perdedores en todos los sectores. Sin embargo, creemos que los sectores altamente expuestos a las emisiones de carbono tendrán más perdedores que ganadores.
Los ganadores del futuro son los que ya han comprendido que es necesaria una transición y han actuado en consecuencia. Por supuesto, creemos que algunos sectores son especialmente interesantes, como las tecnologías informáticas y el cloud computing o las energías renovables. Pero cada sector necesita desempeñar su papel y el nuestro, a través del centro de investigación Inflection Point de La Francaise, es estar en condiciones de analizar y evaluar a las empresas e identificar a los ganadores para ayudarles en su transición a una economía baja en carbono.