Buena parte de los debates que se han producido en los mercados financieros en los últimos meses han tratado sobre máximos: de tasas de crecimiento económico, de tasas de infección por COVID-19 y (más recientemente) de tasas de inflación. Esto tiene mucho sentido. El crecimiento, la COVID-19 y la inflación son factores clave para la economía global y los mercados financieros, cuyo enfoque es prospectivo. Por tanto, el foco suele situarse en qué sucederá en el futuro —¿está mejorando o empeorando la situación?, ¿está mejorando o empeorando más rápido o más lentamente? —, más que en lo que está sucediendo ahora mismo.
Sin embargo, centrarse en la tercera (o incluso cuarta) derivada de una variable no siempre es útil. Por ejemplo, numerosos indicadores de confianza empresarial y económicos alcanzaron máximos en el segundo trimestre y han descendido desde entonces, si bien permanecen en niveles elevados en términos históricos. Creemos que estas series de datos son los indicadores más oportunos de las perspectivas para el crecimiento económico y, por ende, su descenso es una fuente de inquietud: el crecimiento se está ralentizando, por lo que es de esperar que la deuda pública evolucione adecuadamente y se produzcan oleadas de ventas de activos de riesgo.
Sin embargo, los mercados en realidad no han evolucionado de manera síncrona con los datos este año, muy probablemente por las extraordinarias circunstancias económicas que nos han rodeado: los índices de confianza subieron a máximos a comienzos de este año, pues se esperaba que las economías se recuperaran a gran velocidad tras los confinamientos.
Así fue y ahora el crecimiento ha comenzado a moderarse según la situación se aproxima a la normalidad. Sin embargo, esta moderación no significa necesariamente que la expansión económica haya finalizado; además, lo más probable es que el descenso de los índices de confianza no refleje los crecientes riesgos de recesión, como a menudo ha sido el caso en el pasado.
En resumen, centrarse demasiado en las variaciones de la tasa de crecimiento nos distrae del hecho de que esta se mantiene en un nivel saludable. Además, debido al estado muy poco habitual de la economía global, es poco probable que los índices de confianza puedan predecir —como solían hacer— cuándo el ciclo económico comienza a llegar a su fin. La clave que en ocasiones pasa desapercibida es que, en la mayoría de las economías desarrolladas, el crecimiento económico ha sido robusto y las perspectivas siguen siendo sólidas. Pensamos que esta situación brinda un entorno favorable para los activos de riesgo y supone que los bancos centrales pueden comenzar a retirar gradualmente el respaldo de emergencia que han brindado en respuesta a la pandemia.
De manera similar, las curvas de las tasas de infección por el virus de la COVID-19 han sido el foco de muchos inversores —y de un ejército creciente de estadísticos epidemiólogos de salón—. El aumento de las infecciones ha sido motivo de preocupación para los inversores, así como para la humanidad. Sin embargo, el impacto económico del aumento de las infecciones se ha cambiado por el incremento de las tasas de vacunación, que ha alterado el vínculo entre las infecciones y las hospitalizaciones y los fallecimientos. Además del hecho de que las olas de infección han sido muy diferentes entre países, el impacto económico de estas también está siendo distinto, lo cual significa que el intento de desarrollar una tesis de inversión basada en las tasas de infección por el virus de la COVID-19 es cada vez más difícil.
El otro máximo que analizan los inversores es el de la inflación. A pesar de los datos muy elevados, no está claro si todavía nos encontramos en el punto álgido, ya que los datos de inflación continúan sorprendiendo al alza. Asimismo, incluso aunque ya hayamos superado el pico, numerosos economistas esperan ahora que los datos interanuales se mantengan en los niveles actuales durante otros 9 a 12 meses. En lugar de pronosticar un repunte brusco, el consenso apunta más a una meseta desde la cual solo descenderemos en la segunda mitad de 2022. El problema de la inflación no es tanto si hemos superado máximos, sino durante cuánto tiempo la inflación seguirá siendo elevada y si esta situación impulsará al alza las expectativas al respecto y obligará a los bancos centrales a actuar.
El asunto es que, en estos tiempos extraños, es posible que el intento de determinar el punto de inflexión en diferentes tendencias no sea un ejercicio útil. Probablemente, sea mejor centrarse en cosas que podamos saber con más certeza: las perspectivas económicas siguen siendo positivas, la pandemia de COVID-19 sigue presentando riesgos a la baja y los elevados niveles de inflación parecen transitorios, aunque los inversores deberían estar atentos por si los bancos centrales empiezan a preocuparse en caso de que se mantengan estos datos durante demasiado tiempo.
En lo que respecta a nuestras opiniones sobre el mercado, mantenemos posiciones largas en activos de riesgo (crédito corporativo, RMBS de no agencias de mayor tir, mercados emergentes) debido a las perspectivas económicas positivas y los sólidos fundamentales y a pesar de que los diferenciales de crédito son estrechos en términos históricos. Creemos que las tires de la deuda pública subirán a medida que los bancos centrales atisben la retirada paulatina de los estímulos, aunque no prevemos una liquidación desordenada.
Gráfico 1: Rentabilidad de los activos desde comienzos de año
Nota: rentabilidad en USD. Fuente: Bloomberg. Datos a 31 de agosto de 2021. Los índices se facilitan con fines meramente ilustrativos y no es su objetivo describir la rentabilidad de una inversión concreta. La rentabilidad pasada no es garantía de resultados futuros. Consulte el apartado Información importante que figura abajo para conocer las definiciones de los índices.
Gráfico 2: Variaciones mensuales de monedas frente al USD
Nota: una variación positiva indica apreciación de la moneda con respecto al USD. Fuente: Bloomberg. Datos a 31 de agosto de 2021.
Gráfico 3: Variaciones mensuales considerables de las rentabilidades a 10 años y los diferenciales
Fuente: Bloomberg, JPMorgan. Datos a 31 de agosto de 2021.
Perspectiva para la renta fija
Por una vez, agosto fue un mes relativamente tranquilo para los mercados, como se supone que debe ser. La renta variable siguió subiendo, los diferenciales de crédito se mantuvieron prácticamente sin cambios y las rentabilidades de la deuda pública de mercados desarrollados avanzaron moderadamente. La actitud optimista se mantuvo a pesar de algunas reuniones importantes de los bancos centrales —en particular, la reunión anual virtual de la Reserva Federal de Estados Unidos en Jackson Hole—, que los datos económicos fueran dispares o negativos y que las cifras de inflación continuaran sorprendiendo sustancialmente al alza. ¿Por qué los mercados se mostraron tan calmados?
En nuestra opinión, la razón principal es que, si bien los datos económicos se han moderado rápidamente, aún son acordes con fuertes niveles de crecimiento económico. En particular, son las encuestas económicas prospectivas las que se han moderado con fuerza. Sin embargo, todavía se encuentran en niveles conformes con una expansión económica saludable, si bien siempre se esperó cierta moderación, ya que anteriormente alcanzaron máximos históricos. El muy rápido ritmo de recuperación tras los confinamientos no se podía sostener para siempre y, en cierto modo, las tasas de crecimiento actuales más lentas reflejan simplemente hasta qué punto las economías ya han podido recuperarse.
El mismo panorama de crecimiento positivo se puede observar en los mercados de renta variable, donde los beneficios correspondientes al segundo trimestre generalmente superaron las expectativas, lo que proporciona una justificación fundamental para la sólida rentabilidad de la renta variable observada hasta la fecha. Los mercados de crédito se han visto respaldados por el desplome de las quiebras y, en la mayoría de los casos, los balances de las empresas y de los hogares se encuentran en las mejores condiciones en años —gracias a la generosidad mostrada por los gobiernos en respuesta a la crisis—. Además, los bancos centrales siguen comprometidos con mantener condiciones de liquidez expansivas.
Por supuesto, la historia no es de color rosa en todas partes, ya que la variante delta del virus de la COVID-19 está generando niveles crecientes de infección incluso en economías desarrolladas con altas tasas de vacunación. Es el caso agravado de Estados Unidos, donde el irregular programa de vacunación y las limitadas medidas de distanciamiento social hacen que el aumento de las infecciones esté causando otra ola de hospitalizaciones y muertes, lo que no está sucediendo en Europa, donde las tasas de vacunación ahora superan a las de Estados Unidos. La consecuencia para los mercados ha sido que la Reserva Federal modere su actitud restrictiva, pero no es el único banco central que ha relajado las medidas a causa de la pandemia; por ejemplo, el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda decidió no subir los tipos debido a los nuevos confinamientos derivados de los nuevos brotes de coronavirus.
Sin embargo, en general, los bancos centrales están considerando cómo y cuándo retirar las extraordinarias medidas de política que tomaron en respuesta a la COVID-19. La Reserva Federal discutió este extremo en su reunión de agosto y el Banco Central Europeo lo hará en su reunión de septiembre, por lo que básicamente no existe ningún banco central que no haya comenzado a retirar los estímulos o no hable sobre cómo lo hará. Aparte de algunas subidas muy modestas en las rentabilidades durante el último mes —y una cierta ampliación de los diferenciales de la deuda soberana europea—, estas circunstancias realmente no han inquietado a los mercados.
¿Por qué? Desde la perspectiva de los activos de riesgo (acciones, crédito, etc.), los mayores rendimientos responden a la mejora de los fundamentales macroeconómicos; si bien no son útiles por sí mismos, el impulso de un mejor contexto macroeconómico es más importante. En segundo lugar, los mercados ya se han anticipado a la normalización de la política de los bancos centrales, por lo que, en la medida en que estos no se muevan más rápido de lo que los inversores han descontado, las rentabilidades no deberían subir más. En tercer lugar, como se mencionó anteriormente, parece claro que los bancos centrales relajarán las medidas restrictivas si perciben algún riesgo para la economía, derivado de la COVID-19 o de otros eventos.
¿Qué podría amenazar esta perspectiva positiva? Un riesgo obvio es la inflación, dadas las grandes sorpresas inflacionarias al alza que se han producido en todos los ámbitos este año, lo que podría representar una amenaza para los mandatos de estabilidad de precios de los bancos centrales. Hasta ahora, los bancos centrales se han mostrado muy optimistas sobre los datos, considerándolos resultado de perturbaciones transitorias y cuellos de botella presentes en la economía mundial. Esto debería solventarse con relativa rapidez y, en nuestra opinión, no justifican un endurecimiento de la política monetaria. Sin embargo, si parte del aumento de la inflación pasa a ser más permanente, generando expectativas de inflación más elevadas, podría haber razones para actuar. Así ha sido el caso cuando el aumento de los precios puede guardar relación con unos tipos de interés bajos derivados de la política monetaria, por ejemplo, el mercado de la vivienda y los costes de la vivienda.
¿Cómo afecta esto a nuestras opiniones sobre los mercados? En lo que respecta a la deuda pública, esperamos que las tires aumenten con el tiempo, pero no de manera pronunciada, siempre que la retirada de los estímulos se realice paulatinamente. Esperamos que los bonos del Tesoro estadounidense se mantengan dentro de un rango delimitado en los próximos meses con un sesgo hacia tipos más altos desde los niveles actuales. Nos encontramos sobreponderados de forma moderada en crédito con grado de inversión: los diferenciales son ajustados, pero los fundamentales son buenos, por lo que es mejor obtener cierto carry adicional que perderlo.1
Estamos más sobreponderados en high yield, aunque con una posición todavía media, favoreciendo los bonos con una calificación de B frente a los bonos que cuentan con una calificación de BB; una vez más, los diferenciales son estrechos en términos históricos, pero los fundamentales son atractivos y los precios más altos de las materias primas también deberían ser favorables. Consideramos que los RMBS de no agencia son particularmente atractivos desde una perspectiva de rentabilidad ajustada por el riesgo, pero estamos infraponderados en MBS de agencia por las exigentes valoraciones y la reducción paulatina de las compras de la Reserva Federal. Estamos sobreponderados en mercados emergentes, pues nos posicionamos largos en una gama idiosincrática de valores, en lugar de invertir en esta clase de activos en conjunto.
Tipos y monedas de mercados desarrollados
ANÁLISIS MENSUAL
Los mercados desarrollados estuvieron más tranquilos según se acercaba el final del verano. Sin embargo, las infecciones por la variante delta del virus de la COVID-19 continuaron cobrando impulso, lo que, junto con las continuas preocupaciones sobre la inflación y las perspectivas de crecimiento, generó incertidumbre en los mercados. Las tires fueron más elevadas en general en los diferentes mercados desarrollados.
PERSPECTIVA
La segunda mitad de 2021 marca la siguiente fase del ciclo económico impulsado por una pandemia que ha superado el pico inicial de crecimiento, inflación y respaldo vía políticas fiscal y monetaria. Aún se espera que las medidas de los bancos centrales sean un impulsor dominante para la evolución de los activos, aunque la recuperación de la economía hasta ahora justifica que los responsables de política estén considerando la forma de reducir las medidas de apoyo de emergencia sin amenazar la recuperación económica.
Aunque no esperamos oleadas de ventas masivas en los mercados de deuda pública, consideramos que el riesgo está orientado hacia una subida de tires, ya que los mercados descuentan una senda de normalización de la política monetaria. Esperamos que la inflación siga siendo alta durante algún tiempo y que este repunte sea transitorio en términos generales, aunque existe el riesgo de que se torne más persistente.
Consideramos que las monedas del G10 están cerca de sus valores razonables a medio plazo. El dólar estadounidense ya no se beneficia de unos datos económicos notablemente mejores de lo esperado en comparación con otras economías del G10 —y la Reserva Federal quizá se encuentra a la mitad de su enfoque acomodaticio—, salvo en los casos del BCE y el Banco de Japón, que presentan un sesgo más expansivo.
Tipos y monedas de mercados emergentes
ANÁLISIS MENSUAL
Las rentabilidades de la deuda de mercados emergentes fueron positivas en agosto. La deuda soberana denominada en monedas fuertes obtuvo rentabilidades positivas, impulsada principalmente por la contracción de los diferenciales. El crédito de mercados emergentes también avanzó, superando en rentabilidad el high yield al grado de inversión. Los bonos en moneda local registraron rentabilidades positivas debido a la fortaleza de las monedas de los mercados emergentes frente al dólar estadounidense.2 Por sectores, las compañías inmobiliarias, de metales y minería y de transporte lideraron el mercado, mientras que las diversificadas, de consumo e industriales registraron rentabilidades relativas negativas.
PERSPECTIVA
El simposio de Jackson Hole que se celebró el mes pasado y que resultó en una posición menos restrictiva de lo esperado de la Reserva Federal puede brindar apoyo a los mercados emergentes en las próximas semanas, además de los factores ya existentes, como las valoraciones relativamente atractivas de los activos de estos mercados, los altos precios de las materias primas y la mejora en curso del proceso de vacunación en la esfera emergente. Los riesgos a medio plazo para nuestra opinión optimista sobre los activos de mercados emergentes, además de los contratiempos ocasionados por la pandemia de COVID-19, incluyen un retraso en la transición hacia la consolidación fiscal, que podría elevar las primas de riesgo de estos países, así como riesgos geopolíticos crecientes que podrían afectar a la percepción del mercado.
Crédito
ANÁLISIS MENSUAL
Los diferenciales de crédito se ampliaron ligeramente en Europa y Estados Unidos durante el mes. La fortaleza del mercado de renta variable y la menor volatilidad respaldaron en general a los mercados de crédito.3
PERSPECTIVA
Seguimos siendo fundamentalmente optimistas en materia de crédito y, aunque las valoraciones son exigentes, prevemos que los diferenciales se consolidarán en estos niveles. Probablemente, las condiciones financieras seguirán siendo favorables, lo que respaldará que continúen el repunte de la actividad económica y las bajas tasas de impago corporativo. Esperamos que las compañías mantengan los beneficios mediante enfoques conservadores hacia los balances mientras permanezca elevada la incertidumbre macroeconómica global. Por último, persistirá probablemente la demanda de crédito en general, ya que los activos libres de riesgo ofrecen rentabilidades reales y absolutas negativas, mientras que el exceso de liquidez busca segmentos donde invertirse.
Productos titulizados
ANÁLISIS MENSUAL
Agosto fue un mes tranquilo en general, con una desaceleración de las emisiones nuevas en comparación con el segundo trimestre y el ritmo de principios del verano, además de una actividad de negociación mínima en el mercado secundario.4 La volatilidad de los tipos de interés cedió durante el mes y estos se mantuvieron, en gran medida, en intervalos delimitados, aunque la curva se pronunció. Los diferenciales de los MBS de agencia se ampliaron en agosto, las compras de estos activos por los bancos se han desacelerado y los rumores acerca de la retirada gradual de las compras de esta clase de activos por parte de la Reserva Federal siguieron afectando al mercado. Los diferenciales de los RMBS de no agencia apenas variaron. Los diferenciales de los ABS estadounidenses se contrajeron ligeramente de nuevo , mientras que los diferenciales de los CMBS estadounidenses en esencia no cambiaron. En Europa, la actividad en los segmentos de RMBS, CMBS y ABS fue escasa, ya que los volúmenes de emisiones nuevas y la negociación en el mercado secundario se mantuvieron muy bajos. Los diferenciales de los activos titulizados europeos apenas variaron durante el mes.
PERSPECTIVA
Creemos que el mercado titulizado ofrece una combinación única de baja duración, atractivas rentabilidades y sólidos fundamentales crediticios. Mantenemos el optimismo con respecto al crédito titulizado y seguimos ligeramente sobreponderados en crédito en nuestras carteras. Seguimos siendo prudentes con respecto al riesgo de tipos de interés y continuamos gestionando las carteras con una duración relativamente corta.
Columna de Michael Kushma, CIO del equipo de Renta Fija Global, y Jim Caron, portfolio manager y director de Global Macro Strategies en el equipo de Renta Fija Global en Morgan Stanley Investment Management.
Anotaciones:
1 Índice Bloomberg US Corporate. Datos a 31 de agosto de 2021.
2 Fuente: índice JPM EMBI Global Diversified a 31 de agosto de 2021.
3 Fuente: Bloomberg, a 31 de agosto de 2021.
4 Fuente: Bloomberg, a 31 de agosto de 2021.
Los puntos de vista y las opiniones que se expresan corresponden a los del equipo de gestión de carteras a septiembre de 2021 y pueden cambiar en función de las condiciones del mercado, económicas y de otro tipo. La rentabilidad pasada no es indicativa de resultados futuros.
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