Durante el mes de octubre, los mercados de renta variable global siguieron bajo presión por tercer mes consecutivo; el índice S&P 500 corrigió un -2,1%1 (USD), el índice MSCI Europe (EUR) cayó un -3,6%1 y el índice MSCI Japan (JPY) cayó un -3,1%1. Los mercados emergentes también se mantuvieron en territorio negativo y el índice MSCI EM (USD) corrigió un -3,9%1. La rentabilidad por sectores fue en general negativa y solo el índice MSCI ACWI Utilities (USD) obtuvo una rentabilidad ligeramente positiva. La tir del bono del Tesoro estadounidense a 10 años alcanzó el 5% en la cotización intradía durante octubre, su nivel más alto desde julio de 2007. Esta evolución probablemente responde a una confluencia de posicionamiento, aspectos técnicos y la aceptación de los inversores de unos tipos más altos durante más tiempo. La tir de los valores del Tesoro estadounidense a 10 años cerró el mes en el 4,91%2, 30 pb más alta que a finales de septiembre. La volatilidad de la renta variable, medida por el VIX, aumentó bruscamente al subir la tir del bono del Tesoro estadounidense a 10 años, pero cayó a 18,1 puntos2 para final de mes.
¿Por qué creemos que estamos ante una subida de tipos más? El problema está relacionado con los datos más fuertes de lo esperado de las últimas semanas, y la Reserva Federal puede estar perdiendo la paciencia. La Fed indicó en septiembre que sería paciente, para así dar tiempo a que las subidas de tipos anteriores tuvieran impacto sobre la economía.
Sin embargo, la economía de EE. UU. creció más rápido de lo esperado, con un PIB del 4.9%3 en el tercer trimestre (frente al 4.5% previsto), impulsado por el fuerte gasto de los consumidores. Esto ha sucedido a pesar del aumento de los tipos de interés, las persistentes presiones inflacionarias, las tensiones geopolíticas y otros obstáculos a nivel nacional e internacional. El aumento del PIB marcó la mayor subida desde el cuarto trimestre de 2021. El mercado laboral de EE. UU. continúa sólido, con las nóminas no agrícolas del mes de septiembre superando con creces las expectativas y el índice de precios al consumo (IPC) de EE. UU. de septiembre también siendo más alto de lo previsto. Con todo esto en mente, creemos que las posibilidades de otra subida de tipos en la reunión de diciembre deberían ser más altas, y quizás más cercanas al 50/50 tal y como está la situación económica actual, es decir, unas posibilidades más altas que las que reflejan las valoraciones actuales.
Se redujo el riesgo en todas las carteras, en vista del aumento de la volatilidad, para asegurarnos de que sigan alineadas con sus objetivos de volatilidad. Creemos que, al acercarse las tires de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años al 5%, es una buena oportunidad para reducir la infraponderación en duración por primera vez este año. El ‘bear steepening’ de la curva de tipos ha sometido a presión a las valoraciones de los activos de riesgo, con la consiguiente corrección de la renta variable. Las compañías de mayor calidad evolucionaron relativamente mejor. A pesar del aumento de las tires, el dólar estadounidense no fue capaz de beneficiarse de esta subida en la misma medida que en septiembre. Los diferenciales de los tipos a corto plazo entre Estados Unidos y otros mercados desarrollados se mantuvieron estables y el posicionamiento largo en el dólar estadounidense aumentó considerablemente. Dada esta situación, realizamos los siguientes cambios tácticos en octubre:
Recortamos nuestra infraponderación en renta variable de pequeña capitalización estadounidense y reasignamos la exposición a renta variable estadounidense. El alto apalancamiento y la baja rentabilidad han pesado sobre la rentabilidad de la renta variable de pequeña capitalización, y esta clase de activos es ahora más sensible a los tipos. Hasta que haya más certeza de que 1) los tipos han alcanzado su máximo o 2) quede muy claro que se ha evitado la recesión, no solo que se ha aplazado, consideramos que esta clase de activos podría seguir obteniendo rentabilidades relativas negativas.
Ampliamos la sobreponderación en renta variable del sector energético europeo dados sus atractivos fundamentales y la posibilidad de que esta clase de activos sirva de cobertura frente al riesgo geopolítico.
Al acercarse las tires de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años al 5%, pensamos que es una buena oportunidad para reducir la infraponderación en duración. Procedimos pasando de una posición neutral a una sobreponderación en valores del Tesoro estadounidense. También redujimos la infraponderación en bonos alemanes y en deuda pública francesa.
Pasamos de una posición neutral a una sobreponderación en bonos del Tesoro en EE. UU., pues, tras el reciente aumento del ‘term premium’ y después de que los inversores hayan descartado ya buena parte de las bajas de los tipos de la Reserva Federal para 2024 y 2025, las expectativas se ajustan en este momento más a nuestra visión de unos tipos en EE. UU. más altos durante más tiempo. Esto implica que el Tesoro estadounidense debería ser una mejor cobertura frente a los activos de riesgo en el futuro. Tal evolución también ha contribuido a reducir nuestra infraponderación en duración.
Pasamos de una infraponderación a una posición neutral en deuda pública ‘core’ de la Unión Europea, pues es de esperar que las tendencias desinflacionarias se aceleren en la UE en los próximos trimestres, con la posibilidad de sorpresas a la baja.
Pasamos de una infraponderación a una posición neutral en deuda pública británica dado que los riesgos para el crecimiento y los derivados de la inflación tienen dos caras; dejando así un perfil de riesgo ligeramente asimétrico para la perspectiva de los tipos que ya no justifica una infraponderación.
Pasamos de una sobreponderación a posición neutral en deuda soberana de mercados emergentes en moneda local en vista de las diferencias entre la política monetaria de la esfera desarrollada y la emergente. Las tires de los bonos a 10 años de los mercados emergentes han caído con fuerza en comparación con la esfera desarrollada y el diferencial entre ambos es muy estrecho en términos históricos.
Tribuna de Jim Caron, director de inversiones del Portfolio Solutions Group, en Morgan Stanley Investment Management.
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La rentabilidad de los índices se facilita con fines meramente ilustrativos y no pretende describir el rendimiento de una inversión concreta. La rentabilidad histórica no es garantía de resultados futuros. Consulte el apartado Información importante para conocer las definiciones de los índices.
CONSIDERACIONES SOBRE RIESGOS
No existe garantía de que la estrategia vaya a alcanzar su objetivo de inversión. Las carteras están expuestas al riesgo de mercado, que es la posibilidad de que los valores de mercado de los títulos de la cartera bajen y que, por consiguiente, el valor de las acciones de la cartera sea inferior al que usted pagó por ellas. Los valores de mercado pueden cambiar a diario por acontecimientos económicos y de otro tipo (por ejemplo, catástrofes naturales, crisis sanitarias, atentados terroristas, conflictos y disturbios) que afecten a mercados, países, compañías o gobiernos. Resulta difícil predecir el momento en que se producirán tales acontecimientos, así como su duración y sus posibles efectos adversos (por ejemplo, para la liquidez de las carteras). En consecuencia, su inversión en esta cartera podrá comportar pérdidas. Tenga en cuenta que esta estrategia puede estar sujeta a determinados riesgos adicionales. Existe el riesgo de que la metodología de asignación de activos y los supuestos del asesor con respecto a las carteras subyacentes sean incorrectos a la luz de las condiciones reales del mercado, por lo que la cartera podría no alcanzar su objetivo de inversión. Las cotizaciones también suelen presentar volatilidad y existe una posibilidad significativa de pérdida. Las inversiones de la cartera en pagarés vinculados a materias primas implican riesgos sustanciales, incluido el riesgo de perder una parte significativa del valor de su capital principal. Además de los riesgos relacionados con las materias primas, estas inversiones pueden estar sujetas a otros riesgos específicos, como el riesgo de pérdida de intereses y del capital principal, la ausencia de un mercado secundario y el riesgo de mayor volatilidad, los cuales no afectan a los títulos tradicionales de renta variable y de renta fija. Las fluctuaciones de las divisas podrían anular las ganancias por inversiones o acentuar las pérdidas por inversiones. Los títulos de renta fija están sujetos a la capacidad del emisor de realizar puntualmente los pagos del capital principal y los intereses (riesgo de crédito), a las variaciones de los tipos de interés (riesgo de tipos de interés), a la solvencia del emisor y a la liquidez del mercado en general (riesgo de mercado). En un entorno de subidas de los tipos de interés, los precios de los bonos pueden caer y dar lugar a periodos de volatilidad y a aumentos de los reembolsos en las carteras. En un entorno de caídas de los tipos de interés, la cartera puede generar menos ingresos. Los títulos más a largo plazo pueden ser más sensibles a las variaciones de los tipos de interés. Los títulos de renta variable y extranjeros suelen ser más volátiles que los títulos de renta fija y están supeditados a riesgos de divisa, políticos, económicos y de mercado. La valoración de los títulos de renta variable fluctúa en respuesta a actividades específicas de las compañías. Las acciones de compañías de pequeña capitalización entrañan riesgos específicos, como una limitación de líneas de productos, mercados y recursos financieros y una volatilidad de mercado mayor que los títulos de compañías más grandes y consolidadas. Los riesgos de invertir en países de mercados emergentes son mayores que los riesgos asociados a inversiones en mercados desarrollados extranjeros. Las participaciones de los fondos cotizados entrañan muchos de los mismos riesgos que las inversiones directas en acciones ordinarias o bonos y su valor de mercado fluctuará a medida que varíe el valor del índice subyacente. Al invertir en fondos cotizados y otros fondos de inversión, la cartera absorbe tanto sus propios gastos como los de los fondos cotizados y los fondos de inversión en los que invierte. La oferta y la demanda de fondos cotizados y de fondos de inversión pueden no estar correlacionadas con las de los títulos subyacentes. Los instrumentos derivados pueden ser ilíquidos, podrían incrementar las pérdidas de forma desproporcionada e imprimir un efecto negativo potencialmente amplio en la rentabilidad de la cartera. Un contrato de divisas a plazo es una herramienta de cobertura que no implica ningún pago inicial. El uso de apalancamiento puede incrementar la volatilidad de la cartera.