En los últimos meses hemos observado como algunas gestoras han cerrado a nuevas suscripciones sus fondos “insignia”. La causa principal de esto, se debe a que los gestores consideran un número máximo de activos bajo gestión, con la que consideran pueden mantener su estrategia de inversión consistentemente. Muchas veces esta decisión del equipo de gestión, va en contra de los propios intereses comerciales de la gestora, ya que el eliminar del “catálogo de venta” los fondos insignia, es una desventaja para los equipos comerciales… imagínense que una empresa, que tiene un producto muy atractivo y que logra captar gran cuota de mercado, deciden retirarlo de la venta. Coincidirán conmigo en que no es algo habitual en demasiados ámbitos.
El limitar el patrimonio bajo gestión en un fondo, generalmente se debe a la liquidez de los activos subyacentes en los que invierten, sobre todo cuando un activo se pone de moda y aquí tenemos el caso de los fondos de mercados emergentes de Aberdeen o el de mercados frontera de Templeton. El primero llego a tener un máximo de 16000 millones de USD en febrero 2013 (11.000 millones actualmente), en el caso del segundo pasó de tener 896 millones en Junio 2012 a tener 2.260 millones en Junio 2013.
Actualmente, coincidirán conmigo que Europa está de moda, por lo que muchos fondos de la región han atraído el interés de los inversionistas hasta el punto que fondos como el Alken European Opportunities o el Pioneer Euroland han decidido limitar la entrada a nuevos inversores. Detrás de cada caso hay un racionamiento pero normalmente estos cierres se producen para proteger al partícipe que ya está invertido y se pueda mantener el comportamiento y estilo de gestión del fondo de la manera habitual.
También en el lado contrario podemos encontrar casos, principalmente de grandes gestoras enfocadas en el marketing, que deciden no cerrar los fondos y se vuelven ingestionables, afectando al participe. Sin mencionar nombres, pero como ejemplo uno de los fondos más grandes de bonos convertibles, que al comenzar a captar el interés de los inversionistas gracias a su buen track record, no fue capaz de gestionar los inflows en el portafolio y se veía obligado a comprar futuros sobre el índice (algo no consistente con su estrategia de inversión… y menos en convertibles!!!) dejando de aportar alfa y afectando la rentabilidad del fondo para los partícipes.
Hay diferentes formas de hacer el cierre de un fondo. Algunas permiten a los clientes existentes aumentar posiciones en el fondo (soft close o cierre parcial), como en el caso de Alken European Opportunities. Otras gestoras impiden totalmente las nuevas suscripciones (hard close, cierre total) como el caso del Pioneer Euroland y por último existe una forma mixta como la de imponer una comisión de suscripción a los nuevos partícipes y que la comisión no vaya a la gestora sino que vaya al valor liquidativo del fondo. De esta forma se trata de equilibrar el posible perjuicio que genera el incremento de patrimonio con una compensación que aportan los nuevos suscriptores a favor del fondo, un ejemplo reciente el Robeco USPremium Equities.
En general considero el cierre de un fondo como algo positivo, debido a que lo que se intenta evitar, es que el aumento de patrimonio les perjudique y se genere una situación en la que el fondo se “muera de éxito”, que por sus buenos resultados atraigan demasiadas inversiones y que no puedan mantener su estrategia y por lo tanto sus buenos resultados. Cuando nos enfrentamos al cierre de un fondo, la decisión que tomamos suele depender del tipo de cliente al que asesoremos. En el caso de mandatos de gestión discrecional (portafolios perfilados de banca privada), la decisión es vender el fondo y la razón se debe a que los nuevos clientes que soliciten este contrato de gestión, no tendrían la misma composición del portafolio que el resto de clientes. Para cuentas propias o mandatos individuales, generalmente optamos por mantener el fondo, debido a que el objetivo de cerrarlo es no alterar la política de inversión y consideramos que los resultados del fondo continuaran siendo consistentes. Si bien siempre, salvo que la gestora nos pida lo contrario, mantenemos el fondo en nuestro short-list de recomendados y de esta manera nuestros clientes que permanezcan invertidos podrán tener un seguimiento de la evolución del fondo.
No todo es positivo en los cierres de fondos. Las implicaciones negativas que identifico son tres. En primer lugar, el no poder poner al alcance de nuestros clientes nuestra “primera mejor opción” y muchas veces es complicado encontrar un sustituto. En segundo lugar, cuando la gestora cierra un fondo suele también reducir la información que envía del mismo, de esta manera los inversores actuales del fondo dejamos de recibir información actualizada sobre el fondo, salvo petición. Por último y que afecta únicamente a la gestora a corto plazo, supone una merma en sus ingresos porque se produce en productos muy exitosos en los que, de no darse ese cierre, seguirían recibiendo flujos y generando ingresos.
Sin embargo, de cara a largo plazo es positivo, da sensación de confianza en los clientes y puede hacer más sostenible en el tiempo la relación gestora-inversor. Supone sacrificar un ingreso real y seguro en el corto plazo a cambio de poner los medios para mantenerlo de forma más duradera.
Por último y desde otro punto de vista cabría preguntarse por aquellos fondos con patrimonios bajo gestión muy elevados. ¿Pueden perjudicar a sus inversores? ¿Por qué no restringen las entradas? No hay una respuesta definitiva. Si bien no hay que deducir que el no cierre de un fondo deje desprotegido al inversor. Algunos de estos fondos, tienen un universo de inversión muy amplio en activos muy líquidos con los que los gestores se sienten cómodos. De hecho hay numerosos ejemplos de gestores que comenzaron con fondos pequeños y han seguido sus historias de éxito con fondos grandes.
Un ejemplo positivo de esto sería el M&G Optimal Income que ha triplicado su patrimonio en dos años y ha pasado de 5.000 a 15.000 millones y en un entorno nada fácil para la Renta Fija está teniendo un 2013 bastante positivo. Si bien es un riesgo a vigilar, ya que las modas pasan y los outflows masivos pueden afectar la rentabilidad de estos fondos.