En el contexto de un débil crecimiento mundial y una inflación suave, los bancos centrales han tendido a relajar la política o rebajar las perspectivas de un futuro endurecimiento monetario. Sin embargo, recientemente se han cuestionado con fuerza las medidas de estímulo debido a que la evidencia sugiere que la política monetaria no convencional podría haber llegado a su límite.
Por ejemplo, el Banco de Japón se ha alejado del compromiso de comprar una cantidad fija de bonos del gobierno y, en su lugar, adoptó un objetivo de rentabilidad para su deuda. Esto puede ser más sostenible a largo plazo, pero refleja incapacidad para expandir indefinidamente compras de deuda pública. Del mismo modo, los participantes en el mercado han especulado que el Banco Central Europeo podría reducir sus compras de bonos antes de tiempo y que ya no tiene intención de introducir los tipos de interés en niveles cada vez más negativos.
En consecuencia, muchos inversores creen que la política fiscal debería adoptar un rol más importante a la hora de estimular el crecimiento y están comenzando a pedir un giro en la dirección de los tipos de interés y de la rentabilidad de la deuda.
Nuestra opinión es que, aunque es posible que nos hayamos movido a un entorno de flexibilización monetaria menos agresiva, es demasiado pronto para ver un punto de inflexión. Los bancos centrales van a mantener la cautela sobre el cambio de dirección dado el riesgo de descarrilar la recuperación económica, y de que es difícil ampliar rápidamente la política fiscal. La expansión fiscal también podría verse limitada en algunos países debido a los niveles de endeudamiento y a que requiere un nivel de coordinación difícil para la mayoría de los gobiernos.
Como resultado, los rendimientos de los bonos gubernamentales se están ajustando a un entorno de políticas menos favorable, pero se espera que permanezcan en un rango amplio, con un valor ligeramente por encima de los niveles actuales de rendimiento.
Un aumento estructural de los rendimientos requerirá un aumento de la tendencia de crecimiento, un aumento de la tendencia de inflación o un cambio más claro en la dirección y la combinación de políticas. No es probable que ninguno de estos suceda rápidamente, pero ahora podemos estar al final de un mercado alcista de 35 años para los bonos del gobierno.
John Stopford, responsable de estrategias multiactivos en Investec.