Tras un periodo de políticas monetarias restrictivas para contener la inflación, los bancos centrales lograron avances significativos en 2024 y consiguieron controlar su crecimiento. Esto abre la puerta a un 2025 marcado por una relajación de las condiciones financieras y un crecimiento sostenido de los salarios reales, factores que podrían reactivar la economía estadounidense y generar nuevas oportunidades de inversión.
La elección de Donald Trump y el respaldo de una mayoría republicana en el Congreso suponen un cambio estructural profundo. Las primeras medidas de su administración apuntan a un enfoque procíclico, que promoverá un mayor gasto de capital e impulsará la economía. Esperamos que este panorama favorezca un incremento continuo de la productividad en Estados Unidos.
Teniendo en cuenta todo esto, vemos condiciones particularmente favorables en el mercado de bonos convertibles (recordando que EE.UU. concentra aproximadamente el 65% del mercado global de esta clase de activos). Las cláusulas que protegen a los inversores en casos de fusiones o adquisiciones, junto con un entorno de emisión atractivo debido a los tipos de interés altos, anticipan un rendimiento sólido y un alto volumen de emisión. Además, en los últimos dos años, el universo de los bonos convertibles se ha renovado significativamente, con más de 200 nuevas emisiones equilibradas.
Por ello, creemos que los bonos convertibles están ahora bien posicionados para capitalizar la subida de los precios de las acciones en diversos sectores a escala mundial.
Hay que tener en cuenta que el 45% del universo de bonos convertibles está compuesto por valores de renta variable subyacentes con una capitalización bursátil inferior a 5.000 millones de dólares. Con estos elementos, se prevé que 2025 sea testigo de un repunte generalizado de los mercados de renta variable, estableciendo una base sólida para que los convertibles superen a las carteras tradicionales 60/40.
Los bonos convertibles destacan como una herramienta híbrida, combinando características de renta fija y renta variable. Esta flexibilidad les permite participar en el potencial alcista de las acciones subyacentes al tiempo que mitigan los riesgos mediante la protección del capital. Con un entorno favorable para la renta variable, impulsado por las medidas fiscales y los cambios estructurales en Estados Unidos, los convertibles ofrecen una manera eficiente de diversificar y mejorar el rendimiento de las carteras globales.
Sin embargo, el camino hacia los objetivos políticos de Trump no estará exento de dificultades. Las reacciones del mercado ante el aumento de los déficits, los cambios en las políticas arancelarias de EE. UU. y las tensiones geopolíticas seguirán siendo fuentes constantes de incertidumbre. Pese a estos riesgos, se espera un entorno de mercado constructivo, aunque caracterizado por una mayor volatilidad y dispersión.
En cualquier caso, desde Mirabaud Asset Management creemos que los mercados de renta variable fuera de EE. UU. También presentan valoraciones más atractivas. Europa, por ejemplo, sigue enfrentando desafíos estructurales y una demografía negativa, lo que indica que la diferencia con la economía de EE. UU. se mantendrá. Además, las iniciativas fiscales en China podrían desencadenar efectos positivos en cadena. Viendo las atractivas perspectivas de crecimiento de varias empresas europeas y chinas, 2025 podría ser un año clave para estas regiones, que han sido pasadas por alto por muchos inversores.
En conclusión, 2025 se perfila como un año decisivo para los bonos convertibles, que se benefician de un entorno global en transformación. Aunque Estados Unidos lidera el mercado global de esta clase de activos, Europa y China también puede ofrecer oportunidades atractivas. Para los inversores que buscan una combinación de crecimiento, diversificación y protección frente a la volatilidad, los convertibles son una buena opción en todas estas geografías, pudiendo equilibrar el peso entre mercados desarrollados y emergentes según las estrategias individuales de inversión.
Elena Villalba, directora general de Mirabaud Asset Management en España
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