La crisis sanitaria mantiene en vilo a ciudadanos, gobiernos y mercados. Las altas tasas de contagio de las últimas semanas en Europa han llevado a imponer de nuevo restricciones a la movilidad con un enfoque más limitado a determinadas áreas, pero que afectan a un elevado número de ciudadanos. Un ejemplo de ello es el Reino Unido, donde 22 millones de personas -un tercio de la población- han visto sus movimientos limitados. Los ciudadanos están empezando a tomar conciencia de la situación y de cómo afecta a su estilo de vida y economía. Una consecuencia directa de las políticas restrictivas es el retraso en la recuperación económica debido a los cambios en el consumo.
El indicador ZEW alemán que destaca que la confianza de los inversores sobre sus expectativas en los próximos meses ha caído hasta el 56,1 -el índice más bajo en 5 meses- desde el 77,4 de septiembre. La zona euro también se está viendo afectada por esta tendencia a la baja como confirman los informes de Bloomberg. Por el contrario, desde Oriente soplan vientos más positivos. La pandemia parece estar controlada por China y Corea del Sur, lo que permite a su economía volver a la senda de la normalidad. Su experiencia nos anima a pensar que podemos estar en el pico máximo de esta segunda ola.
Un mercado optimista en cuanto al riesgo
Al margen de la ansiada vacuna, el principal motor de los mercados financieros son las expectativas de estímulos. Las elecciones en Estados Unidos y la «Blue Wave», a la que los mercados han comenzado a ponerle precio, también son una palanca importante si bien no se ha producido una ampliación significativa de los bonos del Tesoro, lo que sería de esperar dado el nivel de riesgo actual. Nuestras previsiones apuntan a que no se anunciarán nuevos paquetes de estímulo hasta las elecciones, lo que podría presionar el riesgo a corto plazo. Por su parte, el oro mantiene su línea ascendente, si bien esta tendencia al alza puede deberse a la reciente presión sobre el dólar.
El FMI también ha pronosticado una desaceleración económica mundial menos profunda en 2020: una contracción del 4,4% frente a la estimación del 5,2% en junio. Esto refleja un segundo trimestre mejor de lo esperado. Para 2021, la previsión es de un crecimiento del 5,2%. Las estimaciones de China han sido revisadas al alza: – 1,9% de crecimiento en 2020 y 8,2% en 2021. En EE.UU., los datos son positivos: -4,3% en 2020 y 3,1% en 2021, al igual que en la zona euro -8,3% en 2020 y +5,2% en 2021. Las importaciones de China han crecido un 13% anual frente a las expectativas de 0,4%, según Bloomberg. El comercio se ha recuperado mucho más rápido de lo esperado, reforzando a la industria y a las cadenas de suministro asiáticas.
Hay más datos positivos que animan a los inversores. El mes pasado, el IPC de EE.UU. registró una subida de un 0,2%, la menor en cuatro meses, por lo que la inflación es positiva pero apenas genera preocupación en el mercado de bonos. Además, si nos centramos en el primer conjunto de resultados de los grandes bancos, los del tercer trimestre de JP Morgan confirman que no se está produciendo un tsunami de impagos: el aumento de 611 millones de dólares en la provisión para préstamos incobrables del tercer trimestre no se acercó a los 2.380 millones de dólares que predijeron los analistas. Además, los préstamos de tarjetas de crédito no se vieron muy impactados.
La Blue Wave y la curva del Tesoro
La carrera presidencial en Estados Unidos se encuentra en un momento álgido. Los sondeos vaticinan el triunfo de Joe Biden, si bien el margen de error de las encuestas es todavía grande. Los mercados ya están asumiendo este potencial triunfo, como lo demuestra que la curva del Tesoro se incline a medida que la «Blue Wave» coge fuerza impulsada por el potente paquete de estímulos que llegaría a principios de 2021. La historia confirma que normalmente la Presidencia y el Congreso no son de dominio de un único partido, por lo que hay margen para la decepción si los republicanos se mantienen en el Senado. Si esta circunstancia se produjera, se reevaluaría el tamaño de cualquier paquete de estímulos. El peor escenario, desde nuestro punto de vista, sería un resultado de elección presidencial disputado y un Congreso dividido.
A tres semanas de la cita con las urnas, aumentan las posibilidades de que Biden gane las elecciones. Todos los observadores esperan el resultado de Florida, un estado clave para ver hacia dónde se inclina el país. Si finalmente Biden consigue la presidencia y el Congreso es controlado por los demócratas, es probable que la curva del Tesoro se incline y ensanche. Dado que la tasa de política neutral es del 2,5%, hay mucho espacio de movimiento para los próximos meses. La pregunta que nos hacemos es cuándo veremos a la Reserva Federal intervenir para controlarlo. ¿Al 2%? ¿Al 3%? Los 10 años podrían retroceder fácilmente hasta el 1% y más en los meses posteriores. Si se debilita el dólar americano, y estaríamos preparados para un rendimiento superior para que los bonos de mercados emergentes y high yield superen el rendimiento del año próximo.
Tribuna de Andrew Lake, director de Renta Fija de Mirabaud Asset Management
Lake es el gestor del fondo Mirabaud Global Strategic Bond I cap. USD. Fondo de Renta Fija Global Flexible, que permite detectar al equipo las mejores oportunidades logrando sacar provecho de estos cambios de ciclo en los mercados de renta fija. La variedad de tipologías de activo en las que invierte el fondo también es una protección frente a los movimientos de los mercados: bonos soberanos, bonos corporativos investment grade, high yield, deuda de mercados emergentes y bonos convertibles. A 30 de septiembre de 2020, la estrategia contaba con cerca de 600 millones de dólares bajo gestión y, a 9 de octubre, acumulaba una rentabilidad del 2,54%. El fondo cuenta con cuatro estrellas Morningstar y clasificación Citywire +.
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