El euro ha tocado la paridad por primera vez en 20 años, cuando los principales bancos centrales tuvieron que lanzar una intervención concertada para infundir fe en el entonces incipiente proyecto. ¿Por qué ahora? Es bastante habitual que, en épocas de recesión durante fuertes correcciones del mercado, el dólar rebote con fuerza, es un activo refugio. Pero durante los últimos 20 años hemos vivido el 2008, la crisis del euro, el COVID, etc. y no habíamos llegado hasta este nivel. ¿Por qué ahora sí?
La guerra entre Rusia y Ucrania y su impacto en el suministro mundial de alimentos y energía afecta más negativamente a Europa que a EE.UU. La probabilidad de una recesión severa a corto plazo en Europa es más probable que en EE.UU.
Europa se enfrenta a una crisis energética estructural por la fragilidad del suministro de gas que estará agudizada por el Acuerdo de París, que implica la reducción de la utilización de energías fósiles y encarece aún más la factura energética. Ambos factores drenarán crecimiento potencial a largo plazo al Viejo Continente vs EE.UU., que es autosuficiente. Al ser un tema de largo plazo, tendrá un impacto estructural en el crecimiento y aumentará sustancialmente la divergencia entre el PIB de EE.UU. y la zona euro. De ahí la enorme incidencia en el ratio euro dólar.
El punto de partida de la economía de EE.UU. era mejor que el de Europa antes de la crisis provocada por la inflación y la guerra de Ucrania por lo que probablemente será capaz de sobrellevar mejor la desaceleración que se está produciendo.
La Reserva Federal va a subir los tipos más que el BCE, haciendo su deuda más atractiva. El BCE subirá tipos, pero se espera que lo haga de manera mucho más suave por miedo a una crisis periférica incluso cuando la inflación alcanza niveles récord. La brecha entre la política de la Fed y la del BCE parece destinada a crecer aún más.
Consecuencias para Europa
Un euro más débil es un factor positivo porque ayuda a los exportadores. O bien a ser más competitivos si venden en euros o a recibir mayores beneficios si lo hacen en dólares. Sin embargo, tiene un efecto muy negativo en la inflación. Europa es importador neto de materias primas y, cuanto más caiga el euro, más tendremos que pagar por ellas. Se calcula que por cada 10 por ciento de depreciación del euro frente al dólar, se agregan 0,2 puntos porcentuales adicionales a la inflación de la eurozona en 2023.
Consecuencias para EE.UU.
Los políticos estadounidenses siempre han defendido que un dólar fuerte es bueno para los EE.UU. Por su efecto deflacionario ya que, aunque Estados Unidos sea independiente a nivel energía, en absoluto importa más de lo que exporta.
Un dólar al alza al tiempo que la FED sube tipos tiene el riesgo de enfriar la economía excesivamente rápido, la fortaleza de la moneda puede estar dificultando el trabajo del banco central y elevando el riesgo de recesión. Al revés que en Europa, la fortaleza del dólar perjudica las exportaciones de EE.UU. y las ganancias en el extranjero convertidas en divisas de las empresas estadounidenses, lo que a su vez amenaza el crecimiento económico. Cada punto porcentual de ganancia en el dólar provoca un impacto de medio punto en las ganancias del S&P 500. Las principales empresas del índice son grandes exportadores.
Conclusión
El dólar ha corrido mucho. No sólo por ser activo refugio, sino porque la crisis energética está provocando divergencias de largo plazo en el crecimiento entre EE.UU. y Europa y el BCE no puede seguir el ritmo de la FED. La posibilidad de que se produzca un acuerdo multilateral entre los bancos centrales para tratar de frenar al dólar es poco probable. Pero probablemente pase a ser un gran tema de discusión porque el movimiento
de las divisas condiciona la actuación de los bancos centrales y tiene un impacto severo en el crecimiento de los países.
Seguimos queriendo tener dólar en nuestras carteras. Es un activo que ayuda a diversificar y que se comporta bien cuando hay miedo. Menos de lo que hemos venido teniendo, pero seguiríamos teniendo.
A un inversor que esté construyendo cartera, también le recomendaríamos que comprase dólar, pero evidentemente, en proporciones aún menores.
Tribuna de Ignacio Dolz de Espejo, director de soluciones de inversión y producto de Mutuactivos