Los mercados de capitales descuentan toda la información disponible. Los precios de los activos cotizan en función del empuje y la atracción entre los inversores, con diferentes puntos de vista sobre los flujos de efectivo futuros de los activos subyacentes. En términos más simples, el mercado es una visión agregada de las expectativas de los inversores sobre los flujos de efectivo futuros y, en consecuencia, el riesgo. Es un motor de señalización.
Examinemos un ejemplo simple. En julio de 2007, el mercado de crédito estructurado (por ejemplo, las obligaciones de deuda garantizadas) comenzaron a señalar el riesgo de flujo de efectivo, ya que los precios comenzaron a descontar probabilidades de incumplimiento significativas. Más adelante, a lo largo del año 2008, el mercado de crédito, en un sentido más amplio, estaba descontando de forma similar el estrés en el flujo de efectivo y, en última instancia, el riesgo de quiebra. Sin embargo, durante este tiempo, los inversores de renta variable ignoraron una señal significativa del mercado de bonos hasta después del colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008. ¿Es posible que hayamos presenciado lo contrario en los últimos años?
¿Es posible que el mercado de bonos haya perdido la señal deflacionaria que el mercado de acciones ha estado enviando? Vamos a explorarlo. El rendimiento superior de las acciones growth sobre las acciones value se ha discutido indefinidamente en los últimos años. Los inversores growth explican este desempeño superior en base al poder superior de generación de beneficios con el que cuentan las acciones tecnológicas. Por el contrario, los inversores value lo explican como una tendencia a seguir, como lo fue la burbuja tecnológica a finales de los 90, y esperan una reversión de la media en la que las acciones estilo value finalmente reafirmen su liderazgo. Sin embargo, en MFS IM nos gustaría ofrecer una perspectiva diferente. ¿Es posible que el rendimiento superior sin precedentes de las acciones growth sobre las acciones value durante gran parte de la última década haya estado indicando unas tasas de interés menores, sino cercanas a cero, a nivel mundial? Quizás, los inversores en bonos, al igual que los inversores de capital antes de la crisis financiera mundial, ignoraron la señal bajo su propio riesgo.
Volvamos a nuestros libros de texto de finanzas. En términos más simples, el valor de una empresa es su estado estacionario (es decir, el valor total de las propiedades, plantas, equipos y demás activos fijos) más los flujos de caja descontados. Dicho en el lenguaje de renta fija, las acciones son activos de muy larga duración. De forma más específica, las acciones growth son los activos de capital de mayor duración porque generalmente revierten el flujo de efectivo en la empresa en vez de repartirlo entre los accionistas con el tiempo, mientras que las empresas value, maduras y con una mayor orientación al ciclo, devuelven el capital de una manera más consistente a los accionistas a través de dividendos o recompras. Como resultado, las acciones growth tienen una mayor duración que las acciones value. A pesar del estímulo monetario sin precedentes, la inflación sigue siendo benigna, desconcertando a los banqueros centrales y al mercado de bonos. ¿Quizás los inversores de renta fija deberían dejar de observar los síntomas, una baja inflación, y considerar qué es lo que está sucediendo en todas las industrias? Si lo hicieran, podrían ver como la tecnología ha incrementado la oferta de bienes y servicios disponibles a la venta, ha creado una mayor transparencia en el precio y ha mejorado el conocimiento de la calidad del producto. Estos factores se han combinado para provocar unas guerras de precio en varios sectores a nivel mundial, alimentando la desinflación. Esto es por lo que, en mi opinión, las tasas de interés pueden aún caer más.
Columna de opinión de Robert M. Almeida, gestor de carteras y estratega global de inversiones de MFS Investment Management.