En las reuniones con los clientes nos expresan constantemente su frustración con la persistencia del menor desempeño de las acciones no estadounidenses en comparación con la renta variable de Estados Unidos en la pasada década. Los comités de inversión, consejos fiduciarios y demás están cansados de esperar a que los mercados no estadounidenses cierren la brecha de rendimiento.
Una justificación que se escucha con frecuencia para mantener la exposición fuera de los Estados Unidos es la “valoración”. Si bien las valoraciones deprimidas pueden ser una razón para poseer acciones no estadounidenses, rara vez esto es una tesis de inversión viable. La valoración en la ausencia de fundamentales y durabilidad en los flujos de caja típicamente proporciona muy poco apoyo a los precios de los activos en tiempos de estrés en el mercado. La historia está repleta de inversores que compraron activos, porque los seleccionaron baratos, solo para continuar viendo como se abarataban.
Teniendo en cuenta lo que sigo escuchando a los inversores, quiero proporcionar una nueva tesis para la exposición a la renta variable no estadounidense, una tesis basada en los fundamentales en lugar de fundarse sobre las heurísticas de inversión ya conocidas como son la valoración y la diversificación.
Una mirada fresca
Volviendo a los básicos, hay tres factores pertinentes que impulsan la valoración de la renta variable:
- Los rendimientos esperados del negocio
- Una tasa de crecimiento anticipada en el negocio
- El riesgo del negocio
Invertir es sencillo, pero difícil. Simplemente, los fundamentales impulsan los márgenes, el crecimiento del flujo de caja libre y en última instancia, el riesgo. Estos son los factores que impulsan el precio de los activos. La parte difícil es discernir cómo evolucionará el margen o el rendimiento de una empresa y cómo se verá dentro de cinco años. ¿Cuáles son los motores de crecimiento de una industria? ¿Cuáles son las barreras de entrada para los nuevos competidores? ¿Existe el riesgo de disrupción tecnológica y cómo podría afectar eso a los márgenes y las tasas de crecimiento? Los negocios raramente son lineales y el futuro es siempre incierto.
¿Por qué las acciones estadounidenses han superado tan dramáticamente al resto del mundo en este ciclo? Por lo general, la respuesta a esta pregunta son los fundamentales. En el gráfico 1 se muestra los ingresos netos para los dos universos, indexado a 100. La brecha es asombrosa. Los rendimientos de los negocios y las tasas de crecimiento para las empresas estadounidenses fueron muy superiores.
¿Cómo deberían pensar los inversores al respecto?
Históricamente ha habido una brecha de rendimiento y de crecimiento que ha favorecido a las empresas estadounidenses que en conjunto se benefician de unas leyes laborables más flexibles y una mayor movilidad de capital. Con menos fricción, han podido cambiar los recursos más rápidamente para maximizar el retorno o financiar áreas de crecimiento. Pero ¿explica la eficiencia operativa por sí sola la enorme brecha de ganancias en este ciclo? Y lo más importante, ¿es sostenible?
Ante la ausencia de un crecimiento económico y en los ingresos a nivel global en este ciclo, las empresas estadounidenses, en particular, han tirado de palancas únicas como deshacerse de la mano de obra, la deslocalización, el arbitraje fiscal y el factoring de cuentas por cobrar/pagar para impulsar los rendimientos y los precios de las acciones. Sin embargo, lo más notable fue el préstamo de capital para aumentar el apalancamiento financiero y reducir el número de acciones. El gráfico 2 ilustra las recompras (indexadas a 100) para las compañías estadounidenses y el resto del mundo en este ciclo.
Si bien la recompra de acciones no puede actuar directamente sobre el margen o el ingreso neto, el apalancamiento aumenta indirectamente a través de un mayor gasto por intereses. Más importante aún, la reducción de los recursos propios en el balance contable impulsa las ganancias reportadas por acción y otras métricas financieras al mismo tiempo que desinfla la volatilidad de los rendimientos (riesgo comercial, en el marco de valoración ya mencionado). En otra palabras, no solo fue la actuación de los bancos centrales la que suprimió el riesgo. Las empresas, al reducir el número de acciones en circulación desinflaron la variabilidad (el riesgo) de los beneficios y ganancias.
La vida no es lineal
Regresando al gráfico 1, los ingresos netos de las empresas estadounidenses crecieron en un ángulo de aproximadamente 45 grados. Pero ¿es la vida así de lineal? A menudo ocurren eventos inesperados que obligan a un cambio de rumbo. Todos hemos visto nuestro día interrumpido por un atasco, un retraso en un vuelo o mal tiempo. En términos financieros, estos eventos impredecibles alteran nuestros planes originales. El apalancamiento financiero introduce un mayor riesgo. Aumenta las probabilidades de un resultado no lineal. Los inversores de renta fija lo llaman convexidad.
La beta del mercado, como hace por lo general entre mediados y finales de ciclo, está enviando falsos positivos (1). A mi modo de ver, el beneficio neto, el margen y el potencial de ganancias han sido exagerados y el riesgo está subestimado para muchas empresas estadounidenses. Lo contrario es cierto para muchas empresas del resto del mundo, dados los niveles más bajos de alquimia financiera.
El rendimiento del mercado financiero en última instancia proviene de los rendimientos de las empresas, la tasa de crecimiento y el riesgo. ¿Cuál será la función de reacción de los modelos dependientes de datos, algoritmos e inversores cuando las empresas estadounidenses proporcionen métricas financieras decepcionantes en relación con el resto del mundo en cualquiera de estos tres pilares? Si el pasado es un prólogo, será una que cambie rápidamente.
Históricamente los mercados alcistas se revierten cuando se agota el suministro de palancas únicas disponibles y las valoraciones se vuelven excesivas. Creo que el suministro de palancas que no representan una parte fundamental en el negocio está llegando a su fin.
Sin embargo, en cualquier universo, creo que los futuros rendimientos de la cartera dependerán más de la selección de valores que de la asignación de la beta. Lo que se posea o no se posea en cartera -independientemente de dónde estén situada la sede central de la empresa- será la clave.
Columna de Robert M. Almeida, gestor de carteras y estratega global de inversiones en MFS Investment Management.
(1) Beta es una medida de la volatilidad de una cartera en relación con el mercado general. Una beta inferior a 1.0 indica un riesgo menor que el mercado; una beta mayor que 1.0 indica un riesgo mayor que el mercado. Es más confiable como medida de riesgo cuando las fluctuaciones de rendimiento de la cartera están altamente correlacionadas con las fluctuaciones de rendimiento del índice elegido para representar el mercado.