Son buenos tiempos. En el corto plazo, espero un año robusto en términos de crecimiento en los beneficios, medidos año a año, en Estados Unidos y algo menos en Europa, alcanzando o superando las expectativas de los vigilantes del mercado. Las grandes multinacionales con sede en Estados Unidos se están beneficiando de un dólar más débil, en comparación con los niveles de años anteriores. Y, hemos visto un repunte en la demanda real en Europa y Japón. Además, sabemos que las facturas fiscales están disminuyendo. Y, el gasto de capital llevado a cabo por las empresas en Estados Unidos, que sigue siendo bajo, está aumentando. Mucho de este gasto en capital procede de un robusto sector tecnológico, conforme la inversión en la nube continúa acelerándose.
Examinando los próximos datos de ingresos y teniendo en cuenta el crecimiento global, espero que el mercado de renta variable responda adecuadamente. Sin embargo, gran parte de estas noticias parece que han sido incorporadas, a la vez que vemos unas ricas valoraciones, algo menos altas de lo que solían ser.
Tengo algunas preocupaciones en el medio y largo plazo:
Más allá de la temporada de resultados conforme llegamos al verano del hemisferio norte, algunos indicadores adelantados sugieren que se requiere cautela y que la preservación del capital será un tema importante.
Un crecimiento mundial más lento
Los indicadores adelantados de la producción industrial, aunque siguen altos, están comenzando a suavizarse a escala global. Una desaceleración se ha visto en Europa, Japón y China. Los datos no son todavía alarmantes, aunque el rápido ritmo de desaceleración merece ser observado.
Unos márgenes más ajustados
Los observadores que sigan de cerca la evolución de los márgenes habrán notado que la inflación de los precios pagados por los productos intermedios en el ciclo de producción ha aumentado rápido en China, Japón y Estados Unidos, que los precios finales o los precios de los consumidores. Esta tendencia, si continúa, nos dice que muchas empresas tienen un menor poder de fijación de precios que en el pasado. Esta pérdida de poder de fijación de precios podría provenir de una mayor transparencia en los precios, gracias a las compras a través de internet y las bolsas de exceso de capacidad de producción en algunas industrias.
Un incremento en los costes laborales
Algo peor, es el incremento de los costes laborales. Conforme las tasas de desempleo disminuyen gracias a la mejora del crecimiento global, un mercado laboral más ajustado permite a los trabajadores demandar unos mayores salarios. En los episodios anteriores donde la escasez del mercado laboral resultó en unos márgenes de resultados más ajustados y unos rendimientos más débiles en renta variable, que por último desalentaron las ganancias en el mercado de capitales.
Unas tasas al alza
Creo que unas tasas de crédito en sus mínimos históricos representaron el 20% detrás de la historia de generación de unos márgenes más amplios y unos flujos de caja históricos más altos tras la crisis financiera. Pero hoy se puede observar un incremento persistente en los costes de crédito, con los mercados esperando nuevas subidas en los próximos años. Esto podría disminuir el entusiasmo de los inversores de aquí en adelante.
Los niveles récords de deuda
Atravesamos un periodo sin precedentes en términos de la cantidad de deuda en el balance de la economía global en comparación con el tamaño de esta. Los efectos de las crecientes tasas de interés en una economía altamente endeudada siguen indicando que deben ser examinados cuidadosamente. En Estados Unidos, unas tasas mayores en las hipotecas y unos precios superiores en la vivienda han comenzado a mermar la asequibilidad de la vivienda, una métrica fundamental para las ventas futuras de las casas. La muy importante industria del automóvil muestra señales de tensión como resultado de unos costes financieros más altos.
Las tasas de impago están aumentando, en particular en el sector subprime. Los prestamistas especializados, atraídos por las altas tasas de rendimiento que pueden ser exigidas a los prestatarios menos solventes, entraron en el sector en el momento en que las tasas de interés estaban tocando fondo. Muchos de ellos están ahora con cierto estrés, conforme las tasas han aumentando y los prestatarios tienen problemas a la hora de pagar sus préstamos. De forma similar, los impagos están aumentando entre los préstamos de tarjetas de crédito y los de estudiantes.
Unos consumidores con menor poder adquisitivo
Por último, los precios de la gasolina para los consumidores son un 18% más elevados de lo que eran hace un año. En el pasado, esto ha tendido a desalentar el gasto discrecional. Añadiendo a la mezcla unos costes más elevados del sistema sanitario, que ahora está cercano al 18% del producto interior bruto doméstico.
Las perspectivas
En este entorno a medio plazo, tengo un sesgo hacia la renta variable estadounidense frente a la internacional, dado que el dominio de la tecnología y su adopción por empresas no tecnológicas en Estados Unidos sigue siendo impresionante. También veo unos mejores precios para el sector bancario, conforme los volúmenes de crédito a corto plazo aumentan y mientras los tipos de interés continúan incrementando. Además, el sector sanitario se beneficia de un mayor poder de fijación de precios en la mayoría de las categorías de la industria.
Estamos viviendo en tiempos muy prósperos. El desempleo es muy bajo y la inflación está contenida. Con este telón de fondo, el rendimiento total del índice S&P 500 ha sido de media un 17,5% por año, desde que el mercado tocó fondo en marzo de 2009 hasta marzo de este año. En mi opinión, hay probabilidades de que esto continúe mucho más allá de 2018. Veo que los días soleados se extienden en el tiempo, pero no de forma indefinida. Con los precios de las acciones elevados y los diferenciales de la deuda high yield comprimidos, hay poco margen para el error si la meteorología financiera comienza a darse la vuelta a mitad de año como sospecho que lo hará. Finalmente, los elevados costes de hacer negocio y la desaceleración del crecimiento económico podrían llenar de nubes las casi perfectas condiciones actuales.
Columna de James Swanson, estratega jefe de inversión de MFS Investments