Aunque las elecciones estadounidenses sí cambian marginalmente dónde deseamos invertir, no modifican nuestra visión general de los mercados. Desde la crisis, Estados Unidos ha estado en un proceso de desapalancamiento. Como resultado, nos hemos encontrado dentro de una trampa de liquidez, en la que no ha importado la cantidad de liquidez que los bancos centrales introducen a los mercados porque esta no ha llegado a la economía real.
Antes de la elección, comenzamos a detectar el comienzo del fin del desapalancamiento en Estados Unidos, mientras tanto, China ha intensificado su estímulo, esta vez más enfocada a las inversiones en su infraestructura. Con los principales motores del mundo en proceso de aceleración, la mayoría de las economías parecen listas para mejoras.
¿El resultado de las elecciones dañará esta perspectiva? Una guerra comercial mundial seguramente lo haría, sin embargo tenemos que ser cuidadosos con nuestras suposiciones. Los presidentes estadounidenses suelen cambiar sus posiciones entre su campaña y su presidencia ¿Podría Trump ser convencional, al menos en este aspecto? Veamos su entrevista de mayo de 2016 con The Washington Post:
El discurso de aceptación de Trump sugirió una conciliación. Dejando a un lado un reordenamiento de los arreglos geopolíticos, cualquier cosa que no llegue a una guerra comercial internacional es probable que beneficie a la economía global ala vez que los EE.UU. impulsan sus políticas fiscales. Los países que dependen de la exportación de productos terminados a los Estados Unidos parecen vulnerables, pero ¿en qué grado y en qué plazo? Mientras tanto, los países exportadores de materias primas deberían beneficiarse. La infraestructura es una forma de crecimiento particularmente intensiva en materias primas. Un programa de inversión en infraestructura de Estados Unidos, así como reducciones significativas de impuestos deberían compensar el menor comercio. La perspectiva para los ingresos después de impuestos de los EE.UU. es ahora claramente mejor que antes. Si bien hay muchos puntos en los que Trump y un Congreso republicano no serán capaces de ponerse de acuerdo, los recortes de impuestos no serán uno de ellos. Todo esto ejercerá una presión al alza sobre la curva de rendimientos estadounidense. Sin embargo, estas presiones al alza seguirán siendo limitadas en función de las zonas del mundo donde persisten tasas de interés negativas.
Antes de la elección, calificamos el potencial de una presidencia de Trump como la forma más segura de lograr un gobierno dividido, debido a que Trump estaba en desacuerdo con el Congreso Republicano. Sin embargo, Trump demostró que tiene un poder de convocatoria fuerte, el cual ayudó a su partido, por lo que se puede esperar una mayor cooperación. Con un gobierno unificado, la probabilidad de cambio es alta. La incertidumbre es la orden del día, y puede actuar como un techo para los mercados, sin embargo, la visibilidad pronto crecerá con nombramientos a puestos clave, mucho antes de que Trump tome su puesto.
Columna de Michael J. Kelly, CFA