El pasado día 1 de Diciembre publique un post titulado “El necesario cambio en Inverco”; donde reflejaba, según mi criterio, las necesarias transformaciones que debía de acometer Inverco para adaptarse a las nuevas realidades y para liderar e impulsar un cambio de modelo en la industria española de gestión de fondos de inversión y pensiones.
Es más que evidente que el actual equipo directivo no ha hecho nada por cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos (solo han hecho algunas mínimas mejoras en las estadísticas) y han seguido exactamente igual, confiados en el respaldo de los tres grandes, que son los que al fin y al cabo les renuevan la confianza año tras año, ya que al tener la mayoría de la cuota de mercado, son ellos los que deciden la renovación de los órganos de gobierno de la citada asociación.
Lo que no acabo de entender es para qué están en Inverco entonces gestoras y directivos, tanto nacionales como internacionales, que no tienen nada que ver con el modelo que defiende a ultranza esta asociación. Espero, confío y deseo que sea para iniciar y poder hacer el cambio desde dentro.
Uno que no deja de creer en que se pueden cambiar las cosas expresando sus opiniones de manera correcta y educada, cree que es el momento de abogar por una nueva asociación profesional de gestión en España.
Para los que amamos esta industria y nos rebelamos con las malas prácticas del sector, que no nos gustan las desmedidas comisiones en productos sin valor, que no entendemos cómo 2/3 de las comisiones se las lleva el que vende y no el que gestiona, que no entendemos cómo más de un 40% de los fondos que se venden en España son fondos sin gestión, que no entendemos cómo las gestoras nacionales han tenido que irse a Luxemburgo para vender fuera, que no entendemos cómo un presidente de una asociación puede estar más de 20 años en el cargo y otros tantos como director de la misma y que no se dé cuenta que es el momento de dar paso, que denunciamos que en España exista el atropello de la Clase E, que no nos gusta que una clase de un colegio gane a la media de la rentabilidad de la industria de gestión de fondos y así un largo etcétera, creemos que es el momento de decir basta.
Y desde aquí reitero que solo se puede cambiar el sector si iniciamos el cambio desde dentro.
No se trata de convertir a la industria en una especie de ONG colectiva, se trata de cobrar por gestionar lo que es justo y de vender lo que es adecuado para el participe, dándole así verdadero valor.
Necesitamos una nueva asociación que entre otras muchas cosas acometa los siguientes temas:
- Que impulse los cambios legislativos necesarios, para que emprender en la gestión en España no sea tan heroico y cosa de bolsillos bien llenos.
- Que limite los mandatos de la presidencia en la asociación.
- Que luche por una auténtica gestión profesionalizada y que defienda los intereses de toda la industria.
- Que haga ver a los políticos el drama que se nos avecina con las pensiones y que liberalice el sector.
- Que escuche a la sociedad y no solo a los poderosos, que esté imbuida en el nuevo mundo digital y en las redes sociales.
- Que denuncie los abusos y las malas prácticas.
- Que impulse la internacionalización de la industria española.
- Que incorpore talento y profesionales versados en el negocio en la asociación.
- Que sirva a los asociados con unos servicios y estadísticas de última generación.
- Que ayude a la industria a adaptarse a los profundos cambios que va a provocar la “revolución” digital y la “revolución” MiFIDII.
El modelo actual está caduco y si alguien piensa que las amenazas “digitales” son como de ciencia ficción y que las murallas del “sistema” y sus poderosas redes de distribución son infranqueables, que recuerde lo que ha pasado en otras industrias. Quieran o no, les guste o no, va a pasar exactamente lo mismo en el mundo de la gestión de activos.
En el ya lejano año 92, hubo un primer intento de configurar una nueva asociación y posteriormente ha habido movimientos en este sentido, siempre abortados por los personalismos y/o por el miedo que existe a enfrentarse a una asociación tan poderosa como Inverco y en cierta manera al oligopolio que los sustenta.
Esperemos que ahora sea la buena, y personalmente creo que sólo hay dos caminos:
1.- Un profundo cambio en la actual asociación, que sin ninguna duda pasa por un relevo en la presidencia y dirección de la misma. Ésta seria la solución ideal, pero para que esto ocurra tendría que haber una especie de “Pacto de la Moncloa” en la industria y que los grandes asuman la imperiosa necesidad del cambio.
2.- El establecimiento de una nueva asociación ex novo, solución más complicada, pero que si lo anterior no se consigue, no quedaría mas remedio que afrontar.
Los nuevos tiempos y las amenazas que se ciernen sobre la industria, tal y como esta concebida actualmente, exigen que acometamos este cambio, exigen una nueva asociación que lidere e impulse la profunda transformación que, con o sin su apoyo, tendremos que acometer.