Creemos que la renta variable japonesa ofrece una oportunidad de inversión atractiva a largo plazo. Como resultado de las mejoras significativas en el comportamiento de las empresas y el aumento de la rentabilidad de los accionistas en la última década, en nuestra opinión, vemos en Japón una poderosa historia de crecimiento estructural de los beneficios, que podría prolongarse muchos años en el futuro.
Aunque hay algunas consideraciones tácticas a corto plazo que podrían mantener a algunos inversores al margen, como el valor del yen, creemos que deberían considerarse en el contexto del conjunto de oportunidades para la clase de activos.
De cara a los próximos cinco a diez años, consideramos plausible que las acciones japonesas generen una tasa compuesta de rentabilidad anual de en torno al 15% (gráfico 1). El principal motor de rentabilidad potencial será probablemente el beneficio, que en nuestra opinión podría crecer a una tasa anual compuesta del 8%, el nivel registrado por las empresas niponas en la última década.
Beneficio neto después de impuestos. Ejemplo ilustrativo.
Fuente: M&G, Bloomberg, periodo de 10 años hasta el 31 de diciembre de 2022.
Los dividendos también podrían ampliar la rentabilidad total. La rentabilidad por dividendo actual del mercado es algo inferior al 3%. Además, los dividendos llevan una década creciendo a mayor ritmo que los beneficios, gracias a la subida del coeficiente de reparto (si bien desde un nivel muy bajo) y a la fortaleza de los balances corporativos. En nuestra opinión, un aumento del coeficiente de reparto podría elevar el crecimiento del dividendo en más de un 1% anual.
Por último, si incluimos la contribución de las operaciones de autocartera (el mercado ha recomprado en torno al 3% de las acciones cada año), creemos que una rentabilidad total cercana al 15% resulta factible.
Todo esto no tiene en cuenta ningún cambio de valoración (es decir, expansión de múltiplos). Cabe destacar que las valoraciones de partida son bajas tanto en términos históricos del propio mercado japonés como respecto al resto del mundo, y ajustando los datos en base a los activos y liquidez excedentes el múltiplo es más bajo todavía. De este modo, de producirse una expansión de las valoraciones además de los factores mencionados, podríamos acabar con una rentabilidad muy atractiva en un periodo de varios años.
Otro factor a tener en cuenta, en nuestra opinión, es que pese a tratarse de la tercera mayor economía del mundo, el mercado de renta variable de Japón recibe una cobertura deficiente por parte de la comunidad inversora. Esta falta de cobertura hace que el mercado sea ineficiente y crea una rica fuente de oportunidades para selectores de valores como nosotros. Las rentabilidades bursátiles proyectadas para los inversores selectivos con enfoques activos podrían ser mayores todavía.
Si se cumplen los pronósticos, Japón será una de las grandes economías de mayor crecimiento en 2023. No obstante, debe decirse que esto se deberá en parte a un «efecto de base», ya que el país seguía en pleno confinamiento por la COVID-19 a comienzos de 2022. Además, los salarios y la inflación están aumentando de forma significativa por primera vez en 25 años, y pensamos que estas condiciones podrían ser un potente motor de beneficio corporativo.
Hace poco, una de las mayores empresas del país, Fast Retailing, anunció su intención de elevar la remuneración de los empleados hasta un 40%. Este quizá sea un ejemplo extremo, pero creemos que un crecimiento salarial de alrededor del 4% en 2023 es posible. Mayores precios significan que el crecimiento del PIB será muy distinto en los próximos 10 años de lo que ha sido en los 10 previos.
Otro motor potencial de subidas salariales es el principio del fin de la remuneración basada en la antigüedad del empleado. La enorme escasez de mano de obra en algunos sectores significa que los salarios deben basarse en el mérito, y no en el tiempo de servicio. Aunque esto todavía no está ocurriendo en todas las compañías, las que lideran esta revolución están creando un mercado laboral más competitivo y abanderando las subidas salariales.
Como resultado de estas tendencias corporativas y macroeconómicas, las perspectivas de la renta variable japonesa nos inspiran confianza. La clase de activos se ha forjado una trayectoria envidiable en los últimos 10 años, pese a la ausencia de un marco institucional completo hasta hace muy poco tiempo.
Ahora que este marco ya se ha implementado, nuestra expectativa es que las empresas gozarán de abundantes oportunidades de autoayuda para mejorar su rentabilidad. En nuestra opinión, la perspectiva de un mayor crecimiento del PIB nominal supondrá un impulso adicional para el desempeño corporativo.
Tribuna de opinión de Carl Vine, co-director de renta variable del Pacífico asiático en M&G Investments.
El valor de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. Es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras. Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.
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