Por supuesto, era inevitable (en retrospectiva) que el fuerte desempeño del sector tecnológico sufriría una reversión; solo era una cuestión de cuándo y cuál sería el desencadenante. Al final, hubo dos detonantes: las amenazas arancelarias de la administración Trump y las crecientes preocupaciones sobre los impuestos y la regulación tras las revelaciones sobre el presunto mal uso de Cambridge Analytica de los datos de los usuarios de Facebook.
El sector tecnológico o para definirlo más ampliamente, el sector Tech +, que incluye la industria de internet y de comercio minorista, es decir, compañías como Amazon y Netflix, ha sido responsable de una parte desproporcionada de los rendimientos de capital de Estados Unidos durante el último año.
La amenaza de una guerra comercial con China es mayor para el sector tecnológico que para cualquier otro. Las empresas de tecnología estadounidenses generaron el 11% de sus ingresos en ventas al gigante asiático en 2016, un nivel varias veces superior que en el resto de los sectores en el índice MSCI.
Del mismo modo, las ventas de empresas de tecnología china a Estados Unidos fueron varias veces superiores a las de otras partes del mercado. Para industrias como la de componentes electrónicos o semiconductores, la proporción fue superior al 20% o incluso al 30%. Por lo tanto, cualquier arancel o cuota tendría un impacto significativo en los beneficios corporativos.
Aunque la lista inicial de productos afectados por aranceles de importación dada por la administración Trump no contenía smartphones u otras categorías de productos electrónicos de consumo, cualquier escalada podría tener repercusiones para la cadena de suministro del sector tecnológico estadounidense, que se mueve casi por completo a través de China.
En tan solo una semana, vimos dos veces cómo el sector tecnológico retrocedía bruscamente cuando Trump elevaba su retórica sobre los aranceles y luego se recuperaba cuando sus asesores (el secretario del Tesoro de Estados Unidos Steven Mnuchin y el director del Consejo Económico Nacional Larry Kudlow) enmarcaron el proceso como una negociación.
Sin embargo, las restricciones a la inversión china en Estados Unidos pueden convertirse en una parte permanente del paisaje, ya que las consideraciones del gobierno no son simplemente económicas. No obstante, seguimos siendo cautelosamente optimistas de que la situación no se intensificará hasta convertirse en una guerra comercial y, al final, incluso podría dar lugar a una reducción neta de los niveles arancelarios.
Regulación para el sector
La posibilidad de una mayor regulación ha estado en foco, particularmente en torno a la cuestión de la privacidad de datos. El Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (GDPR) entrará en vigencia a finales de mayo. El impacto en el mercado de los problemas de privacidad de los datos parece estar más centrado actualmente en los grandes nombres de las redes sociales que en el sector en general.
En el frente fiscal, la Comisión Europea planea implementar un impuesto digital. Presentó dos propuestas relacionadas con la «imposición justa de la economía digital» el 21 de marzo, con implicaciones para muchas empresas conocidas.
La propuesta debe enviarse al Consejo Europeo y al Parlamento Europeo para su aprobación y consulta. Si se aprueban, se cree que podrían implementarse para fines de este año, pero que a las compañías se les puede otorgar un período de incorporación gradual de un año; por lo tanto, esto probablemente entraría en vigencia a fines de 2019 o principios de 2020.
Valoraciones y ganancias
Creemos que la reciente corrección en el mercado ha abierto oportunidades, aunque las valoraciones se mantienen por encima de la media en la mayoría de las métricas.
El índice S&P 500 ha bajado casi un 6% desde sus máximos de enero (aunque es prácticamente plano en lo que va del año hasta el 19 de abril de 2018), y el sector Tech + ha disminuido en poco menos del 4%. Sin embargo, lo más importante es que las valoraciones basadas en estimaciones anticipadas han disminuido aún más, por encima del 7% para el sector Tech +, porque las previsiones de ganancias han seguido aumentando.
Parte de la prima que un inversor paga por el sector es la expectativa de un crecimiento de las ganancias más rápido, pero esa prima de hoy es en realidad menor que la de otros segmentos del mercado.
La relación precio/ganancias de cara al futuro está alrededor de un 20% por encima del promedio, esto es menos que la prima para los sectores de servicios públicos y energía, y similar a la de los sectores financiero e industrial.
Tal vez lo más importante es que las recientes turbulencias han contribuido poco a reducir las estimaciones de los analistas sobre el crecimiento de las ganancias, aunque es cierto que esto aún podría suceder. Las estimaciones de la tasa de crecimiento de las ganancias a largo plazo (EPS) han disminuido en 73 puntos básicos, pero siguen siendo altas en el 16% en comparación con el 11% del resto del mercado. Las estimaciones de ganancias continúan aumentando.
Seguimos siendo constructivos en el sector de la tecnología a pesar de los obstáculos a corto plazo, como la regulación, los impuestos y la política comercial. Desde una perspectiva cíclica, el crecimiento del gasto de las TI se está acelerando en 2018, según la encuesta de CIO de Morgan Stanley y otras fuentes.
En cuanto a las valoraciones, los múltiplos en el sector están por encima del promedio, pero en la mayoría de los casos, están respaldados por revisiones de ganancias positivas. En una visión a 20 años, el sector de la tecnología todavía cotiza por debajo de su prima promedio para el mercado en general. Los fuertes impulsores del crecimiento secular permanecen intactos.
Pamela Hegarty, gestora del Parvest Disruptive Technology Fund en BNP Paribas AM.