Hemos mejorado nuestra perspectiva entorno a la renta variable de neutral a preferencia en las últimas fechas. Esto se debe a la mejora en el escenario político y a la evolución positiva en el frente de los beneficios.
Llevamos optando por una posición neutral en renta variable desde el verano pasado y favoreciendo las acciones japonesas, asiáticas y europeas. Desde marzo, hemos adoptado un sesgo negativo con respecto a Estados Unidos. Habida cuenta de una recesión de los beneficios que se prolongaba durante dos años y la notoria incertidumbre política vigente en Europa y Estados Unidos (además de una variedad de oportunidades de inversión en las diferentes clases de activos),las valoraciones parecían justas pero poco atractivas. No obstante, al revaluar estos factores, observamos una serie de cambios.
En Europa, los beneficios llevan una década renqueando y hemos sido testigos de algunos riesgos políticos de gran envergadura durante el último año —donde destacan las citas electorales en los Países Bajos, Francia, Alemania e Italia. Sin embargo, los último eventos ha aminorado el riesgo. La Unión Cristianodemócrata (CDU) parece estar consolidando su posición en Alemania, aunque los comicios italianos que probablemente se celebrarán el año que viene siguen perfilándose como una amenaza.
Una vez difuminados los riesgos electorales, ya puede apreciarse el significativo cambio de rumbo experimentado por las cifras principales de las empresas. Las presentaciones de resultados del último trimestre han desvelado una fortaleza que no se había visto en los diez últimos años, y el apalancamiento operativo de las compañías europeas a buen seguro pasará de representar un lastre a una ventaja para los inversores en el entorno de suave reflación que anticipamos. Parece que también existe un importante nivel de demanda contenida por acciones europeas tras años de salidas sobre todo de los inversores asiáticos y estadounidenses que dieron la espalda al Viejo Continente desde la crisis griega.
China: atención constante
Esto nos lleva a China. La economía del gigante asiático requiere una atención constante, pues el temor a una depreciación sustancial o una brusca desaceleración económica acaparan nuestros pensamientos.
Sin embargo, nuestro último análisis del país apunta a un número de indicadores positivos. En primer lugar, las sorpresas en la economía china están teniendo más lugar pese a la mejora de las expectativas, mientras que el consumo interno siguió aportando el mayor impulso al crecimiento de su PIB en el primer trimestre de 2017 (al representar dos tercios del 6,9% de la tasa de crecimiento). Entretanto, el mercado inmobiliario emite señales menos inquietantes, y la presión sobre el rimimbi ha vuelto a disiparse. Por último, el saldo por cuenta corriente constituye una menor preocupación, ya que las cifras generales del balance de exportaciones e importaciones están repuntando con fuerza y, en abril, batieron con creces las expectativas, tanto en yuanes como en dólares estadounidenses.
Trump en la balanza
En EE. UU., la incapacidad del presidente Trump para implementar sus políticas se revela, al mismo tiempo, positiva y negativa para la renta variable. En el lado positivo, destaca la disrupción de una agenda de corte sumamente proteccionista; en el lado negativo, también encontramos el margen para acometer un recorte de impuestos de calado, ya que, en muchos casos, el mercado ha incorporado esta medida en las valoraciones. La Reserva Federal ha comenzado su ciclo de endurecimiento monetario, pero creemos poco probable que las subidas de tipos de la Fed desencadenen una espiral de ventas en los mercados de renta variable.
Todo lo anterior contribuye a un entorno de inversión más benévolo, en el que un sesgo a favor de la renta variable debería incidir positivamente en las carteras.
En los mercados de divisas hemos reducido nuestra previsión para el dólar estadounidense a neutral, revisado al alza nuestra opinión sobre el euro a preferencia y hemos aumentado a neutral nuestra perspectiva sobre el yen japonés, al tiempo que mantenemos una previsión negativa por el dólar australiano y la libra esterlina. El cambio estratégico hacia neutral en relación con el dólar estadounidense se basa en factores de valoración y fundamentales. Tras un periodo de fuerte apreciación, el billete verde parece presentar una valoración bastante justa, al igual que el dólar australiano.
Toby Nangle es director de Estrategias Multiactivos de la región de EMEA de Columbia Threadneedle Investments.