En mayo de 2018, la Unión Europea anunció el Plan de Acción para la Financiación del Crecimiento Sostenible que se basa en cuatro temas principales: transparencia, referida a la inclusión del riesgo ESG en las carteras y la publicación de las medidas adoptadas; clasificación, que determina las empresas que cumplen con la inversión responsable; regulación de los índices de referencia, centrado en los índices de bajas emisiones de carbono y en la creación de índices de impacto positivo; y MiFID II en lo referido al planteamiento de una modificación de la normativa con el fin de que los inversores manifiesten sus preferencias por las inversiones ESG.
Las bases sobre las que se construye la gestión pasiva -transparencia, accesibilidad, comisiones de gestión limitadas- hacen que los ETFs sean especialmente adecuados para la inversión socialmente responsable (ISR). Las inversiones bajo estos criterios son una clara tendencia para la industria de los ETFs. Sin embargo, la ponderación en las carteras de los ETFs bajo criterios ESG sigue siendo limitada en Europa, con sólo el 1,5% del mercado mundial de ETFs (a finales de octubre de 2018). Sin embargo, el segmento está cobrando un ritmo considerable ya que los flujos netos de los ETFs de ESG ascendieron a 3.100 millones de euros en Europa a finales de octubre, lo que equivale al 7% de los flujos totales de ETFs.
Esta cifra es superior a la observada para todo 2017 (2.200 millones de euros). Si analizamos más de cerca el mercado, podemos observar una polarización de los ETFs utilizando criterios globales de ESG basados en calificaciones, que representan el 69% de los activos, muy por delante de los ETFs temáticos (16%), los de bonos (11%) y los de bajas emisiones de carbono (4%).
Con una mayor consideración de los retos que se avecinan, los inversores buscan ahora incorporar soluciones de ESG en sus carteras. Ya sea como futuros beneficiarios o ahorradores, los “millennials” son el grupo más atraído por la inversión socialmente responsable y el que tiene una mayor preferencia por los ETFs. Los inversores institucionales también están mostrando interés creciente en la inversión responsable tanto para satisfacer las expectativas de los beneficiarios, como para gestionar mejor el riesgo a largo plazo y cumplir con la evolución de la normativa.
En productos temáticos, existe interés por aquellos vehículos centrados en el agua (Lyxor World Water UCITS ETF), las energías renovables (Lyxor New Energy UCITS ETF), la igualdad de género (Lyxor Global Gender Equality (DR) UCITS ETF) y los bonos verdes (Lyxor Green Bond (DR) UCITS ETF). Estos pueden utilizarse para diversificar una asignación al tiempo que se persigue un objetivo específico. Sin embargo, los inversores también buscan productos que puedan formar el core de sus carteras, reemplazando aquellos fondos de gestión pasiva tradicionales.
La ventaja de los ETFs ESG que adoptan un enfoque global es que no distorsionan la naturaleza de la asignación de activos, siempre que sus índices subyacentes sigan estando diversificados. El desglose regional y sectorial de estos índices también debe ser lo suficientemente cercano al de los índices de mercado. La volatilidad relativa al índice de referencia debe mantenerse moderada en torno al 1,5% en los países desarrollados y al 2,5% en los países emergentes. Invertir en empresas con una calificación más alta es también una forma de gestionar los riesgos.
Las ventajas son claras para los inversores que no quieren alejarse demasiado de los índices de referencia y que desean invertir de forma responsable a la vez que mejoran su perfil de ESG.
Tribuna de Francois Millet, Head of ETF e Index Product Development de Lyxor ETF.