No deja de ser llamativo que en Europa el uso de los ETFs como vehículo de inversión para retail/wealth sólo representa el 30% del total volumen de ETF vs el 70% que está en manos del institucional. A diferencia de EE.UU., donde representa el 55% vs el 45% institucional (según estimaciones de BlackRock).
En España es ya una realidad que el cliente institucional considera o utiliza los ETFs como vehículo de inversión, pero ¿qué ocurre con el cliente retail/wealth?
La respuesta es muy sencilla, ¿cuántos asesores/gestores se sienten cómodos hablando de este vehículo? ¿Qué formación les hemos impartido? ¿Cuántos sabrían escoger el mejor ETF para su cliente, teniendo en cuenta su liquidez, gastos, etc? ¿A cuántos inversores les hemos explicado las ventajas de este tipo de activo?
Es verdad que en nuestro país, el peaje fiscal de los fondos favorece su comercialización o recomendación, al tratarse de un vehículo óptimo fiscalmente, conocido por los ahorradores y líquido. Pero ¿qué ocurre con los no residentes o personas jurídicas que no les aplica la misma fiscalidad? ¿Qué pasa con aquellos clientes que quieren comprar y vender en cualquier momento sin tener que esperar al valor liquidativo diario y su abono en cuenta corriente días más tarde? ¿O aquellos que tienen una estrategia de gestión más Top-down sin importarles el stock picking?
El pasado demuestra que en nuestro país, el mayor conocimiento de un producto en el sector es proporcional al margen o retrocesiones que dejan al distribuidor, y no a su eficiencia o rentabilidad final para el inversor. Si bien estoy convencido que la madurez de nuestra profesión y del ahorrador permitirá optimizar mejor las carteras con diferentes vehículos a cambio de un coste en el servicio que prestamos.
Los ETFs no son un sustitutivo a los fondos de gestión activa, la inversión directa o los derivados, pero no debería ser el gran desconocido para los asesores/gestores o los ahorradores. Una industria que crece al 25% anualizado los últimos 10 años y con un volumen bajo gestión superior a los 2.500bn$ debería tener un hueco en la biblioteca del asesor/gestor y del inversor final.
En las jornadas que organiza iiR podremos hablar más de su uso en la gestión y su complementariedad con vehículos más tradicionales.
Carlos Farrás Fernández es socio director de DPM FINANZAS