El año 2023 pasará a la historia por ser el ejercicio en el que las principales gestoras de activos estadounidenses decidieron provocar un revulsivo en el mercado de criptomonedas al presentar ante la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) los primeros fondos cotizados (ETFs, por sus siglas en inglés) al contado de bitcoin, la principal divisa digital del mundo.
La característica de este producto de inversión, a medio camino entre los fondos y las acciones, es que se vincula a un índice bursátil, por lo que, en estos nuevos ETFs de liquidación en tiempo real, el bitcoin se convierte en el activo subyacente, y sus subidas y bajadas marcarán la rentabilidad del fondo. Su gran ventaja de cara a los inversores es que podrán invertir en esta criptomoneda sin necesidad de comprar la divisa en sí misma. Esto hará que aumente enormemente su liquidez, contribuyendo a consolidar el bitcoin y a garantizar su estabilidad, incluso a mantener una subida gradual en el tiempo.
Actualmente hay 12 ETFs de bitcoin a la espera del veredicto de la SEC. Por orden de llegada, el primero de la lista es el de Ark Invest, cuya fecha límite para obtener la valoración definitiva es el 10 de enero de 2024. Le sigue el de BlackRock, con fecha tope del 15 de marzo (y durante este mes otros seis más). Estas son las dos fechas que actualmente están marcando el ritmo de las previsiones de los analistas.
Los hay que creen que la primera autorización será para el iShares Bitcoin Trust de BlackRock, por ser la mayor empresa de gestión de activos del mundo, y la más poderosa. Pero todo va a depender de lo que ocurra en enero con el ETF de Ark 21Shares: si obtuviera luz verde, BlackRock tendría cinco días para presentar todas las modificaciones pertinentes que hayan llevado a la aprobación del ETF de Ark Invest. De lo que no cabe ninguna duda es de que, si se aprueban estos dos ETFs, se aprobarán todos sin excepción, dado que el folleto es público y el resto solo tendrá que copiarlo y presentarlo exactamente igual ante la SEC.
Consideraciones de la SEC
Existen dos aspectos clave que preocupan al regulador estadounidense, y que van a determinar la aprobación o no de los ETFs. En primer lugar, cómo se van a publicitar y con qué tipo de mensajes se va a informar a los inversores. Esto está incluido en los folletos presentados por las gestoras, y la SEC debe dar el visto bueno, siendo un punto opaco porque nadie sabe hasta qué punto de meticulosidad puede llegar.
El segundo aspecto está relacionado con quién será el custodio del criptoactivo, si está regulado y sigue los estándares mínimos regulatorios en materia de compliance. En este caso, tienen más probabilidades los ETFs que incluyan en su folleto a Coinbase como custodio (así lo han hecho las gestoras más importantes), porque esta empresa cotiza en la Bolsa de Nueva York, y por tanto es garantía de estar regulada y supervisada hasta el extremo. Sin embargo, no deja de ser redundante que una entidad que comercializa de forma legal bitcoin al contado a cualquier persona vaya a ser el custodio de los que se incluyan en los ETFs aprobados por la SEC… De alguna manera, es como coger una porción del total del mercado de bitcoin y regularlo, pero dejar el resto sin regular.
Hipótesis de impacto
Pero volvamos a la fecha de aprobación del primer ETF, sea cual sea el agraciado. En el caso de que esto se produjera antes de lo previsto, provocaría un efecto cisne negro que tendría un gran impacto y mucha volatilidad, con casi toda probabilidad, al alza. Al tratarse de un elemento alcista, entraría más liquidez y más demanda, con un gran impacto por parte de los Futuros, y se reduciría la oferta de bitcoin de acuerdo con esa demanda, lo que provocaría que el precio se moviera considerablemente en los meses posteriores al día de la aprobación. Por otro lado, si la SEC denegara el ETF de Ark Invest en enero y aprobara el resto en marzo, tendríamos al mercado descontando las aprobaciones y llegaríamos a esas fechas con casi todo el pescado vendido, pudiendo desencadenarse un movimiento de volatilidad muy fuerte y bastante incierto, pero ya sin efecto cisne negro. El mercado intentaría forzar a muchos inversores y traders a liquidar sus posiciones.
De cara a plantearse qué impacto va a tener este lanzamiento es importante tener en cuenta cuál es la oferta actual de bitcoins disponible en el mercado. Según datos oficiales, del total que se han minado hasta la fecha, un 80% (14.892.026 bitcoins) están en manos de inversores largoplacistas, cuyo patrón suele ser no vender mientras su valor no llegue a máximos. Por tanto, sólo quedaría un 20% disponible (4.650.092 bitcoins) para la compra-venta (su valor es de 168,44 billones de dólares). Y solo BlackRock, sin contar con el resto de fondos, estaría multiplicando x10 la demanda respecto a la oferta real o circulante.
En un escenario conservador en el que las cuatro gestoras más fuertes (BlackRock, Ark Invest, WisdomTree y Fidelity) asignaran a estos ETF un 5% de sus activos bajo gestión, entre todas sumarían 698 billones de dólares (dinero nuevo en demanda nueva orgánica). Esto es un x4 sobre la oferta disponible actual, sin contar que no serían los únicos en el mundo que demandarían Bitcoin para sus ETF: no hay que olvidarse de los índices que se están creando en la Bolsa de Hong Kong.
Actualmente, cada día se minan 33,3 millones de dólares en nuevos bitcoins. Mientras la demanda se mantenga estable alrededor de esta emisión, el precio se mantendrá estable. Pero como eventualmente el precio acabará apreciándose, el valor en dólares de esta nueva oferta diaria se multiplicaría por la revalorización del precio. Considerando que bitcoin llegue a máximos históricos, el precio se multiplicaría x2, y el valor de la emisión diaria pasaría a ser de 66 millones de dólares.
A falta del próximo Halving de bitcoin, que reduciría esta emisión a la mitad, y por tanto también el potencial riesgo de presión bajista, el mercado tratará de estirar el chicle e intentará alcanzar el precio más elevado posible de bitcoin considerando una demanda estable y una emisión diaria que cada día vale más. En mi opinión, la máxima emisión diaria que bitcoin puede llegar a soportar en las circunstancias previstas es de 120 millones de dólares diarios, salvo que los bancos centrales vuelvan a imprimir dinero y devaluar sus divisas, lo que colocaría el precio máximo esperado en los 280.000 dólares.
En definitiva, creo que se plantea una narrativa alcista clara para los próximos dos o tres años, considerando los 280.000 dólares como precio máximo, antes de tener que reevaluar las condiciones de mercado y plantear nuevas hipótesis.
Tribuna de Félix Fuertes, CEO de Formación en Inversión y experto en cripto.