La fuerte corrección reciente en la Bolsa de Japón se atribuyó en parte a las débiles ganancias de las compañías tecnológicas y a los datos económicos en EE. UU., junto con la disminución del carry trade del yen, lo que condujo a que los inversores optaran por una toma de ganancias en el mercado japonés. En medio de este pánico indiscriminado de ventas por parte de inversores especulativos, las empresas japonesas cuyas ganancias han sido firmes también cayeron drásticamente con el mercado.
En términos de política monetaria, el Banco de Japón elevó los tipos de interés al 0,25% a finales de julio en respuesta a la actividad económica, a una evolución de los precios en línea con las expectativas. También anunciaron su decisión de reducir a la mitad el importe de las compras de JGB. Ambas medidas han ayudado a aliviar las preocupaciones de los inversores en torno a la incertidumbre de la política monetaria. Enmarcamos estas medidas como parte de una política de normalización -no de un ajuste monetario- y por lo tanto creemos que el impacto económico de estos ajustes será limitado.
En este contexto, el yen se ha apreciado significativamente, lo que no beneficia a los resultados empresariales; si bien, no consideramos que el tipo de cambio actual sea alarmante. De hecho, sigue siendo un tipo de cambio favorable en comparación con niveles históricos (por ejemplo, cuando el tipo de cambio estaba en el rango de 100-125). En términos generales, las empresas japonesas han hecho un gran esfuerzo para reducir el umbral de rentabilidad durante los años de deflación, lo que significa que están en mejor posición para producir beneficios estables y resistir la ciclicidad. Además, las compañías se han concienciado recientemente acerca de la dirección que han de seguir para obtener un ROE más alto y que cubra el coste del capital. A su vez, han intentado mejorar la diversidad de los consejos de administración. La reforma del gobierno corporativo es irreversible y probablemente se anunciarán más medidas en el futuro para que las empresas japonesas sean más favorables a los accionistas y se centren en la generación consistente de rentabilidad para los inversores. Es importante señalar que las empresas japonesas tienen un considerable exceso de efectivo en el balance, y es probable que sigan aumentando el pago de dividendos junto con la recompra de acciones.
Actualmente, Japón se encuentra ante un momento crucial, pues alberga uno de los valores de renta variable de mayor calidad y más accesibles de los mercados mundiales y se espera que siga siendo uno de los mercados con renta variable más rentable del mundo los próximos años, gracias a los “5-LOW positivos”, cinco factores que favorecen los activos de riesgo.
Por un lado, destaca el bajo apalancamiento de los balances de las empresas (exceso de efectivo para aumentar dividendos, recompra de acciones y fusiones y adquisiciones), a lo que se suma la baja asignación de la renta variable y alto nivel de los depósitos bancarios en el sector de los hogares (más del 50% de los activos financieros de los hogares japoneses se encuentran en depósitos bancarios con un rendimiento negativo en términos reales). Por otro lado, se trata de una de las pocas economías en las que los tipos de interés reales han sido negativos y se espera que sigan siéndolo durante un tiempo. Además, existen unas bajas valoraciones (casi el 50% de los valores cotizados están por debajo de 1x en la ratio P/B) y bajas expectativas de cambios estructurales (las direcciones de las empresas se están volviendo favorables a los accionistas impulsados por la reforma del gobierno corporativo).
De cara al futuro, es posible que los inversores oportunistas sigan reduciendo el riesgo de sus carteras a corto plazo; sin embargo, los cinco mínimos positivos que hemos citado en el pasado para el mercado de valores de Japón siguen vigentes y seguimos siendo optimistas respecto de los fundamentales a medio y largo plazo del país.
Entre los sectores que más destacan y a los que asignar más capital están los bienes industriales; ahora que el coste del dinero empieza a subir, los valores financieros también son prometedores. Por supuesto, no hay que dejar de contar con los grandes actores del sector tecnológico, con Japón a la cabeza en semiconductores e inteligencia artificial. En cuanto a las valoraciones de las acciones de algunas empresas conocidas, pueden surgir una relación riesgo/rentabilidad menos atractiva, lo que a su vez supone una gran oportunidad para los selectores de valores que sepan explotar eficazmente las ineficiencias del mercado.
En definitiva, Japón ha estado años sumido en un túnel que parecía no tener fin de riesgo deflacionario y debilidad en sus mercados bursátiles, pero desde el año pasado el índice Nikkei (el índice bursátil más popular del mercado japonés) comenzó una evolución al alza, impulsada por los cambios en el panorama empresarial. Un escenario de crecimiento, debido a la combinación de las “Abenomics” (reformas integrales puestas en marcha desde 2012 para reactivar la economía japonesa tras décadas de deflación) y la reforma del gobierno corporativo para atraer a inversores globales, conduciendo a las empresas japonesas a centrarse en obtener rendimiento superior al coste del capital.