China ha acometido en las últimas semanas cambios estructurales sin precedentes. El nombramiento del presidente y el vicepresidente sin limitaciones temporales (a pesar de que las funciones asociadas a estos dos títulos siguen siendo en gran parte ceremoniales). Se anunció una gran revisión del gobierno que condujo a un recorte efectivo de la burocracia, ya que varias funciones (regulaciones comerciales, protección del medio ambiente, inversiones en infraestructura, entre otras) ahora se han unificado bajo un pequeño número de supra-administraciones.
Es fácil sacar conclusiones apresuradas, como que Xi se obsesione con el poder, que en muchos países (incluida la China de Mao) ha llevado, en el pasado, a consecuencias catastróficas. Sin hacer la vista gorda a éste que sería el peor escenario, actualmente damos a Xi el beneficio de la duda.
China tiene bastantes problemas estructurales que llevará tiempo resolver, y en realidad más de los diez años del mandato original de la presidencia china. Lo que se ha logrado en los últimos dos años en términos de lucha contra la contaminación, recortes del exceso de capacidad y desapalancamiento a través del reequilibrio de la deuda del shadow banking al sector bancario oficial fue increíble, incluso para los más pesimistas.
Pero está lejos de haber terminado, ya que la deuda de China sigue siendo elevada con una brecha de crédito a PIB del 16,7%, según el último informe trimestral del Banco de Pagos Internacional. Incluso aunque la deuda de China parece estar bajo control aparentemente, el riesgo sigue siendo el impacto que un desapalancamiento brutal del sistema tendría sobre el crecimiento económico.
Pensar que la economía china podría encaminarse hacia un crecimiento de calidad sostenible en menos de cinco años no era realista, y Xi probablemente no quería ver que sus esfuerzos fueran puestos en peligro por su sucesor.
El hecho de que acabe de nombrar a su asesor de confianza durante mucho tiempo, Wang Qishan, como vicepresidente «de por vida» es una buena señal. Cuando estuvo a cargo de la campaña anticorrupción, se dirigió a la cúpula, encarcelando a un gran número de políticos de alto perfil cuando los expertos especulaban en ese momento sobre si sólo se centraría en chivos expiatorios de bajo nivel. El hecho de que Liu He, el asesor económico más cercano de Xi y ex vicepresidente de la poderosa Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, haya sido nombrado viceprimer ministro es otra buena señal, completando un equipo de diputados de ensueño que han construido una sólida trayectoria en sus áreas de competencia en los últimos cinco años.
Tribuna de Fabrice Jacob, CEO de JK Capital Management Ltd., una compañía miembro de La Française Group