Decir que los alternativos ganarán relevancia dentro de las carteras de inversión en los próximos años, es descubrir, de manera tardía, que el agua moja. Por ejemplo, un informe elaborado semanas atrás por Goldman Sachs, daba cuenta de que los grandes family offices del mundo destinan un 45% de inversiones a activos alternativos, en los que el Private Equity representa un 24%, seguido por el sector inmobiliario, o Real Estate, con un 11%. El restante porcentaje se divide en crédito privado y bienes básicos, principalmente. Y próximamente veremos a los inversionistas retail salir a buscar de manera masiva activos que hasta el día de hoy no tienen mucha participación dentro de su portafolio.
No es de extrañar este viraje hacía estrategias de inversión menos tradicionales, teniendo en cuenta que una cartera de bonos, que en 1995 rentaba un 7.5%, hoy renta alrededor del 1%; por lo cual para lograr rentabilidades similares hoy en día a las obtenidas menos de 30 años atrás, se debe destinar cerca de la mitad de la cartera a inversiones “diferentes”.
Hay un precio que se debe pagar, sin lugar a dudas, y es el de la iliquidez de la mayoría de estas estrategias (y una volatilidad agregada de la cartera que es mucho mayor, sin duda), ya que a diferencia de los bonos o las acciones, la mayoría de los vehículos alternativos cuentan con poca o nula liquidez en períodos de tiempo relativamente cortos, y este es quizá uno de los temas más complejos a tratar con los inversionistas del común, aquellos que vienen principalmente del mundo de los depósitos a término, los bonos o incluso las acciones.
El esfuerzo que va a tener que hacer la industria y los asesores financieros será significativo: pocos inversionistas entienden conceptos como los llamados y los compromisos de capital, la curva J, entre otros, muy propios del mundo del Private Equity que, como vimos, ya representa casi una cuarta parte del portafolio promedio de inversionistas ‘sofisticados’ como los family offices.
Los inversionistas entienden que las estrategias alternativas deben tener un tiempo para madurar, pero no logran compatibilizar sus expectativas de liquidez con la necesidad de dejar “amarrado” el dinero durante algún tiempo. Entonces, la industria no solo debe hacer un esfuerzo en temas educativos, sino que también lo debe hacer en los procesos propios de la gestión patrimonial, donde la revisión del allocation del portafolio deberá hacerse más recurrentemente y las necesidades del inversionista exploradas con mayor profundidad, no para hacer cambios drásticos de la cartera, sino justo para revisar y mantener la liquidez en cada momento, que compatibilice las necesidades del inversionista con los activos ilíquidos que contenga el portafolio.
Ahora bien, la siguiente parte son los vehículos propios de inversión de estos alternativos y en qué tipo de alternativo invertir. Si el mundo accionario es demasiado amplio, el de alternativos es casi que ilimitado, y eso aunque puede ser atractivo por la escogencia posible, puede convertirse en un dolor de cabeza para el inversionista que no cuente con el asesoramiento adecuado. Por querer aprovechar todas las oportunidades del mundo alternativo, se puede terminar teniendo un mix que no impacte positivamente el portafolio y que, por el contrario, termine perjudicándolo.
Así, los inversionistas serán ‘bombardeados’ por temas de acciones privadas, crédito privado, infraestructura, inmobiliario ―en todas sus formas, colores y sabores―, criptomonedas, bienes básicos, venture capital, etc…y todo le sonará atractivo, sin duda (principalmente, porque hay cosas muy atractivas en ese universo)…sin embargo, si empieza a poner un poco aquí y un poco allá, sin tener en consideración características, plazos, vehículos para invertir, impacto en las métricas financieras del portafolio, exposición al riesgo agregado que genera, por citar algunas, podría terminar afectando su cartera como un todo.
Por ello, si bien las oportunidades alternativas son muchas y muy variadas, sí hay un trecho largo por recorrer aún, para que todos los inversionistas retail se puedan beneficiar del boom que se viene dando (¡y que se va a seguir presentando!) en el tema de alternativos. El papel de la industria en educación es clave, y el rol del asesor financiero será fundamental para que los inversionistas tomen las decisiones adecuadas. Los activos alternativos son el futuro de las inversiones, ¡no me cabe la menor duda!
Manuel Felipe García Ospina es vicepresidente Wealth Management de Skandia