En los últimos días, la amenaza de Donald Trump de una ruptura de las negociaciones con China y el despliegue del aumento de los derechos de aduana han puesto en tela de juicio la tendencia al alza del crecimiento económico que comenzó a principios de año. La escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China constituye una seria amenaza para los mercados.
Hasta ahora, aparte de este importante riesgo, el contexto macroeconómico estaba evolucionando favorablemente. Así, desde el principio de año hemos observado, en primer lugar, un crecimiento mundial más sólido que debería confirmarse a medida que se reduzca la debilidad del sector manufacturero.
Por otro lado, los intentos de la Fed por evitar la desaparición de la liquidez y limitar los costes de financiación en dólares han favorecido a las operaciones de carry y a los activos de riesgo, como suele suceder generalmente. En última instancia, también se ha registrado una menor desaceleración de las exportaciones mundiales, fundamentales para la economía mundial y los beneficios.
Aunque todavía quedan posibilidades de acuerdo, es hora de mantener una posición neutral con los activos de riesgo, adaptándonos a la vez al repunte de volatilidad actual. Para ello, se pueden llevar a cabo distintas acciones como la recogida de beneficios de acciones y bonos emergentes, dada su sensibilidad al comercio mundial.
Otra opción sería ajustar la ponderación de las acciones europeas de pequeña capitalización a neutral, reduciendo su riesgo político a corto plazo, consecuencia del aplazamiento de la fecha límite del Brexit y el riesgo limitado relacionado con las elecciones europeas.
También se podría reforzar el componente de renta fija para aprovechar el carry todavía atractivo y su duración ante una posible rebaja de los tipos. No se trata de eliminar el riesgo de las carteras de momento, sino de preparar los ajustes en función de los escenarios.
ODDO BHF Asset Management trabaja con dos escenarios principales. Por un lado, un escenario de abandono de las negociaciones e intensificación de la guerra comercial. En este caso, se llevaría a cabo una venta total de las posiciones emergentes, una fuerte reducción de la exposición a los activos de riesgo de renta variable como máximo del 25%-30%, así como a los de renta fija high yield, además de la compra de yenes japoneses y deuda pública alemana.
Por otro lado, si se materializa el acuerdo comercial entre China y EE.UU., la estrategia sería muy diferente, ya que se procedería a la compra de acciones europeas cíclicas y de estilo value, de acciones emergentes, sobre todo asiáticas, y de carteras de alto rendimiento, con sobreponderación de los sectores cíclicos, que están más expuestos a la calificación B. Asimismo, llevaríamos a cabo mayores ventas de dólar/euro.
Aunque los mercados de renta variable ya no ofrecen descuentos respecto a sus niveles históricos, siguen existiendo estímulos al alza tales como la revisión al alza de los beneficios por acción, que han registrado mínimos, 3,5% en EE. UU. y 4,5% en Europa para 2019, en un contexto de variables constantes. Otro estímulo podría ser la importante rotación hacia las empresas value, que podrían beneficiarse de la fuerte reducción de los múltiplos. En cualquier caso, habrá que ser pacientes, en un sentido u otro, ya que las prisas casi nunca han generado valor.
Tribuna de Laurent Denize, director adjunto global de Inversiones de ODDO BHF AM