En esta segunda entrega de la serie de artículos en los que describo mis principios para invertir a largo plazo, voy a revisar los vínculos existentes entre la economía de EE.UU. y el mercado bursátil.
Foco en el sector privado
Mi próximo principio consiste en centrarse en la parte “invertible” de la economía, es decir, en el sector privado, en lugar de en los datos oficiales de PIB. En mi opinión, es aquí donde un gran número de inversores se están equivocando. Desde el momento en que la economía estadounidense empezó a salir de la recesión, a mediados de 2009, los medios de comunicación no han dejado de hablar del crecimiento por debajo de potencial de la economía, con un 2,25% de media –nada parecido a la rápida expansión de los ciclos económico en forma de “V” que se experimentaron durante las décadas de los ochenta y los noventa.
¿Qué hay tras este deslucido crecimiento? Uno de los principales componentes del PIB es el gasto público, y esa partida lleva cuatro años en contracción –alcanzando su punto álgido con el “secuestro” del presupuesto federal a principios de 2013. El gasto público de los estados y los municipios también ha estado muy constreñido.
Entretanto, el sector privado ha venido creciendo un 3,5% de media durante los últimos cinco años. Este ritmo de crecimiento es normal, comparado con el de otros ciclos previos. Así, si miramos al sector privado este ciclo no ha sido tan atípico como dicen algunos expertos.
Empezamos el año con gran optimismo por parte de los economistas, acerca del crecimiento previsto en el mundo desarrollado, con perspectivas de que EE.UU. finalmente alcanzara su “velocidad de crucero” creciendo por encima de potencial. Uno de los factores que iban a contribuir a este crecimiento era el fin del “secuestro” al presupuesto federal, que espolearía el gasto público.
Sin embargo, el inusualmente frío invierno en EE.UU., unido a otros factores, puso esto en duda. Así, la última revisión del PIB del primer trimestre muestra que la economía norteamericana se contrajo un 2,1% en el primer trimestre del año, casi como si de una mini-recesión se tratara. Pero un pobre crecimiento del PIB no tiene por qué traducirse en una maldición para las acciones: los ingresos, beneficio y márgenes de las empresas del S&P 500 subían, mientras el PIB bajaba.
Resumiendo, las compañías que componen el índice de referencia de la bolsa de EE.UU. han tenido un buen año en este entorno. Con los datos sobre la mesa que evidencian el fuerte rebote de la economía en el segundo trimestre, sospecho que las empresas del S&P 500 se comportarán igual de bien, o incluso mejor. Y eso es lo que debe importarle al inversor en bolsa.
Beneficios internacionales
Un principio adicional que se debe tener en cuenta es que la composición del S&P 500 no es un espejo del PIB. Se ha producido un cambio durante los últimos años y ahora, el índice norteamericano está mucho más orientado a las manufacturas, la tecnología y en general, a la economía internacional.
Las cuentas nacionales (NIPAs) que describen la composición de la producción del país, nos cuentan que EE.UU. ya no “fabrica cosas”. El sector manufacturero representa tan solo un 10%-11% de la economía y el sector tecnológico un mero 5%. En el S&P 500, sin embargo, manufacturas y tecnología suman un 48% y 18% del índice, respectivamente. Estamos ante una gran diferencia.
De forma similar, los economistas acusan a EE.UU. de tener una economía “cerrada”, puesto que solo el 11% del PIB se intercambia con otras naciones. En cambio, cerca del 40% de los beneficios de las empresas del S&P 500 provienen de fuera. Así, tenemos que prestar atención a lo que está pasando fuera de EE.UU. De hecho, el buen comportamiento de la bolsa americana en lo que va de año a pesar de los malos datos de PIB del primer trimestre debe atribuirse, en gran medida, a la naturaleza global del S&P 500.
Si estudiamos los cuatro principales mercados a los que exporta EE.UU. –sus vecinos norteamericanos, Canadá y México, junto a la Eurzona y China – vemos que todos tuvieron un comportamiento bastante aceptable en el primer trimestre. Europa ha mostrado señales de estar en camino de escapar de la recesión, de forma lenta, pero convincente, e incluso China parece estar estabilizándose. Por el momento, la economía global se sustenta, algo que me parece positivo para la renta variable de EE.UU.
Por James Swanson, CF. Director de Estrategia de MFS