A veces la política influye en los factores económicos, a veces no. El ex presidente Ronald Reagan fue un gran defensor de la economía centrada en la oferta, utilizando el trabajo de importantes economistas como Friedrich Hayek para proporcionar justificaciones teóricas de sus medidas políticas. Pero tengo que admitir una sensación de frustración que ha estado creciendo constantemente durante todo el año cuando alguien en la oficina comienza a hablar conmigo sobre política.
¿Cuándo nos volvimos todos expertos expertos, dispuestos a expresar nuestras opiniones sobre cuestiones que van desde el Brexit a Trump, pasando por el referéndum italiano y el futuro probable de Marine Le Pen en las próximas elecciones presidenciales francesas? ¿En qué momento los beneficios empresariales, los múltiplos de valoración y las perspectivas dejaron paso a la última encuesta de opinión como referente para las bolsas?
Hasta que Mariano Rajoy volvió a ser nombrado como presidente en España, el país estuvo sin gobierno durante más de 10 meses. En ese periodo de tiempo, el crecimiento del PIB español no se detuvo, registrando un 0,8% en los dos primeros trimestres de 2016 y un crecimiento ligeramente menor del 0,7% en el tercer trimestre. Un ejemplo que ilustra como a menudo no existe ningún vínculo entre la política y la economía.
Tampoco está clara la correlación entre el crecimiento económico subyacente y el comportamiento de las bolsas. Las ganancias de una empresa no se pueden comparar al crecimiento del PIB. Sólo porque una economía está yendo bien, o mal, no significa necesariamente que los mercados de valores vayan a correr la misma suerte.
Al observar las empresas más pequeñas, así es cómo funciona en la práctica. La rentabilidad de Prosegur, el negocio español de seguridad y transporte de dinero, depende del crecimiento del mercado europeo de alarmas y del mercado de movimiento de efectivo en América Latina. Los ingresos de otro grupo español, Viscofan, el fabricante de envolturas para cárnicos, responden exclusivamente a la demanda mundial de proteínas. ¿Lo entienden?
Independientemente del panorama económico, nuestra estrategia de inversión, mezcla de estilos ‘value’ y ‘growth’, favorece a las empresas que se benefician de las situaciones de crecimiento estructural, las posiciones de recuperación y los negocios cíclicos. Es cierto que esto último está más relacionado con la evolución de la economía.
Un buen ejemplo del tema del crecimiento estructural es el de la externalización europea. Las grandes empresas, limitadas por la burocracia, han logrado una mayor flexibilidad utilizando este método en una amplia gama de industrias, incluyendo sistemas de tecnología de la información, ingeniería, software y automoción.
Las situaciones cambiantes son una característica particular de los fabricantes europeos de materiales de construcción. En una industria conocida por su engranaje operativo, las empresas han reducido los costes desde la crisis financiera mundial. Cuando las ventas lleguen a niveles más parecidos a su media a largo plazo, el crecimiento debería ser significativo.
Al comienzo de cada año, los analistas tienden a hacer pronósticos optimistas sobre el crecimiento de los beneficios empresariales europeos, y en los meses siguientes tienen que rebajarlos. Así que cuando hago mis previsiones para el crecimiento de las pequeñas empresas europeas para el año 2017, los colegas empiezan a parecer escépticos.
Pero aquí están las matemáticas. El aumento del empleo sigue impulsando la eurozona hacia un crecimiento del 2%. Añada una inflación del 1%, el efecto de las adquisiciones del año anterior y la prima de crecimiento general de las empresas más pequeñas nos lleva a un crecimiento de alrededor del 6% de los ingresos. A continuación, sumamos la caída de los costes de producción y algunos beneficios adquisiciones y allí lo tienes. Una clase de activos que, a pesar de todas las turbulencias políticas que hay en torno a ella, produce un crecimiento decente.
Por lo tanto, la próxima vez que se sientan tentados a hablar de política, encuestas de opinión y los caprichos del sistema del Colegio Electoral de los Estados Unidos, intente contenerse, por muy tentador que sea. Nadie sabe qué camino van a seguir los acontecimientos políticos claves, igual que nadie sabe cuál va a ser la reacción de la renta variable a esos acontecimientos. Como inversores, vamos a tratar de mantener el rumbo y a centrarnos en los fundamentales de las empresas.
Ian Ormiston es gestor de Old Mutual Global Investors.