A pesar de todos los desafíos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) que enfrentan las empresas hoy en día, hay uno que los une a todos: un desafío que empequeñece a todos los demás en su urgencia. La «A» de ambiental.
La «A» de la amenaza a la que todos nos enfrentamos: el fracaso de nuestra civilización de combustibles fósiles para hacer frente al cambio climático. La urgente amenaza del calentamiento global exige una revolución en nuestros sistemas energéticos. Ya llegamos tarde, pero no demasiado tarde. Como gestores de activos e inversores, todavía tenemos el poder de cambiar el mundo ayudando a transferir billones de dólares a inversiones inocuas para el clima. La historia puede juzgarnos duramente si no lo hacemos. Afortunadamente, la ayuda está a mano en forma de benchmarks alineados con el clima, y los nuevos e innovadores ETF que los utilizan.
Al prever la limitación del calentamiento global a «muy por debajo de 2ºC por encima de los niveles preindustriales» y «proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de las temperaturas a 1,5ºC», el Acuerdo de París de 2015 comprometió a 195 países a un cambio radical y significativo de sus emisiones y políticas climáticas.
Lograr esto será un desafío, pero todos podemos ser decisivos. Cuando se trata de las emisiones de CO2, el diablo está en los detalles. ¿Cómo puede saber si su cartera va por buen camino?
Estableciendo nuevos estándares
Gracias a la labor realizada por organizaciones como el CDP (anteriormente el Carbon Disclosure Project), el Taskforce for Climate-Related Financial Disclosure (TCFD) y la Science-Based Targets (SBT), existe ahora un marco transparente para calcular, prever y divulgar datos sobre las emisiones de carbono de las empresas.
Los SBT establecen el vínculo entre las emisiones de CO2 proyectadas por las empresas individuales y un aumento medio proyectado de la temperatura. Vincular una cartera de inversiones a una cifra de temperatura específica es una medida extremadamente sencilla de comprender por los inversores grandes y pequeños.
Lamentablemente, las cifras no son una lectura agradable tal como están. Todos los principales benchmarks de la renta variable implican actualmente aumentos de temperatura de alrededor de 4°C o más, lo que podría ser desastroso.1
La regulación de los benchmarks: el eslabón perdido
La UE está en proceso de actualizar su regulación sobre los benchmarks, obligando a los creadores de los índices a revelar si los principales puntos de referencia existentes están alineados con el escenario de calentamiento del Acuerdo de París.
También está respaldando la creación Climate Transition Benchmarks (CTB) y los Paris-Aligned Benchmarks (PAB). Estos benchmarks simplificarán mucho más la creación de instrumentos de inversión que cumplan con el Acuerdo y empiecen a financiar la transición a un mundo en el que el aumento medio de la temperatura se limite a 1,5º C por encima de los niveles preindustriales.
Creemos que estas etiquetas de CTB y PAB pronto serán tan comunes como las etiquetas orgánicas para los productos alimenticios, y servirán para un propósito similar: una manera de asegurar a primera vista que algo se está haciendo correctamente o es «limpio». El efecto indirecto será el de estigmatizar los índices «sucios», prácticamente todos los principales benchmarks que todavía utilizan los inversores institucionales.
La nueva reglamentación de los benchmarks de la UE podría provocar una auténtica revolución, y conducir a un mundo en el que los flujos de capital y las valoraciones de las empresas dependan de las huellas de carbono de las empresas.
Un círculo virtuoso
La publicación de los escenarios de temperatura de los principales benchmarks afectará a casi todo el mundo. Las instituciones y las grandes marcas, los gestores de fondos y patrimonios, los bancos privados y las redes de asesoramiento, podrían asociarse a un determinado escenario de temperatura y a una posición de facto sobre el cambio climático por parte de los clientes, los potenciales e incluso los medios de comunicación. Podríamos ver una carrera hacia el fondo del termómetro.
En medio de tal escrutinio, esperaríamos que las instituciones comenzaran a migrar sus inversiones hacia los CTB o PAB. Mientras tanto, si la valoración de una empresa está dictada por su huella de carbono, esperamos que sus accionistas presionen a su equipo directivo para acelerar su transición energética.
Así, nace un círculo virtuoso, alimentado por una regulación con visión de futuro y el tribunal de la opinión pública.
La operación de la década
Los mercados de valores de hoy en día están fijando los precios de la energía y la electricidad a un coste poco realista e insostenible porque no están teniendo en cuenta el «coste real» de las emisiones de CO2. Tampoco están teniendo en cuenta los billones de dólares necesarios para transformar la combinación de energía del mundo.
Algunas estimaciones actuales sugieren que debemos mantener el 80% de las reservas conocidas de combustibles fósiles bajo tierra o arriesgarnos a calentar nuestro planeta mucho más allá de las líneas rojas trazadas por los científicos y los gobiernos2.
Sin embargo, los mercados de valores siguen fijando el precio de algunas de esas reservas en los precios de las acciones de los productores de petróleo. Este podría ser el mayor riesgo oculto en sus carteras hoy en día, y es un riesgo que no se puede cubrir.
La descarbonización de las carteras no es posible sin reducir la exposición a un posible rebote de los combustibles fósiles. Para nosotros, ese es un riesgo de la cartera que vale la pena tomar. Aceptar el reto ofrece un potencial real para los que piensan en el futuro con la vista puesta en el panorama global. Creemos que será la operación de la próxima década, y más allá.
Por supuesto, ajustar las carteras a tal nivel es un desafío que llevará años para que esta experiencia sea ampliamente compartida, años que no tenemos. Un paso adelante los gigantes de la indexación del mundo y sus nuevos índices.
Los índices y los ETFs son la autopista de la transición
Creemos que un enfoque cuantitativo, basado en reglas, es la mejor manera de emplear la enorme (y cada vez mayor) cantidad de datos climáticos disponibles actualmente. Las principales compañías de índices del mundo, S&P y MSCI, han estado construyendo su experiencia climática a través de adquisiciones corporativas, y ahora la están compartiendo en índices climáticos elegibles para las etiquetas CTB y PAB de la UE.
Por supuesto, la simple construcción de estos índices no es suficiente para ganar la guerra. Los inversores deben usarlos. Cambiar el dinero en masa a estos índices es lo que nos ayudará a cambiar la corriente.
Los inversores influyentes y los pioneros pueden jugar un papel clave aquí. Sólo se necesitarían unos pocos propietarios de activos importantes, activos y comprometidos para alimentar ciertos índices y ETFs, y así incitar a muchos otros sin el tiempo y los recursos para construir sus propias carteras respetuosas con el clima a seguirles.
Una vez en la vida
Estamos en la cúspide de un cambio de paradigma para los mercados cotizados de una escala comparable al surgimiento de la era digital. Los cambios radicales en las regulaciones de los benchmarks podrían ser el catalizador para un futuro más limpio y más verde. Esta es una oportunidad única en la vida para que los proveedores de ETFs sean campeones del cambio y pongan el poder en manos de la gente con sólo pulsar un botón.
Todo el mundo puede desempeñar un papel en esta revolución, desde los mayores propietarios de activos del mundo hasta el inversor individual que planea su jubilación en la comodidad de su sillón. Sólo piensa: una persona que pulsa ese botón y mueve sus ahorros a fondos de acción climática es mucho más impactante que esa misma persona que deja de volar o de usar el transporte público o se convierte en vegano.3 ¿Qué pasa si millones de nosotros lo hacemos?
Nunca pienses que es demasiado tarde. Nunca creas que tu contribución es demasiado pequeña. Nunca digas nunca. Todos tenemos el poder de cambiar el mundo.
Tribuna de Pedro Coelho, responsable para Société Générale de Lyxor ETF para España, Portugal y Latinoamérica.
1Fuente: EU Technical Expert Group (TEG) on Sustainable Finance Interim Report on Climate Benchmarks, June 2019
2Fuente: Bill McKibben, autor y líder del grupo ambientalista 350.org, https://350.org/why-we-need-to-keep-80-percent-of-fossil-fuels-in-the-ground/
3Fuente: https://www.nordea.com/en/sustainability/sustainability-news/nordeas-illustrative-analysis-on-carbon-footprint-from-savings.html
SÓLO PARA CLIENTES PROFESIONALES. CAPITAL EN RIESGO.
Esta comunicación es para uso exclusivo de los inversores que actúan por cuenta propia y están clasificados como «Contrapartes elegibles» o «Clientes profesionales» en el sentido de la Directiva de Mercados de Instrumentos Financieros 2014/65/UE. Estos productos cumplen con la UCITS Directive (2009/65/EC). Société Générale y Lyxor International Asset Management (LIAM) recomiendan a los inversores que lean atentamente la sección «riesgos de inversión» de la documentación del producto (prospecto y KIID). El prospecto y el KIID pueden consultarse gratuitamente en www.lyxoretf.com, y previa solicitud en client-services-etf@lyxor.com.
Con excepción del Reino Unido, donde la presente comunicación es emitida en el Reino Unido por Lyxor Asset Management UK LLP, que está autorizada y regulada por la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido con el número de registro 435658, la presente comunicación es emitida por Lyxor International Asset Management (LIAM), sociedad gestora francesa autorizada por la Autorité des marchés financiers y sometida a la reglamentación de las Directivas OICVM (2014/91/UE) y AIFM (2011/61/UE). Société Générale es una entidad de crédito (banco) francesa autorizada por la Autorité de contrôle prudentiel et de résolution (la Autoridad de Control Prudencial francesa).