Tierra de gracia. Así llamó Cristóbal Colón a la región que avistó en su tercer viaje de 1498, el primer contacto documentado de los europeos con suelo continental americano, en la costa noreste de la actual Venezuela. En su carta a los Reyes Católicos describió estas tierras como las más hermosas del mundo, abundantes en recursos y habitadas por gente muy tratable. Si leemos la historia recordando que sus viajes tenían un fin comercial –llegar a Las Indias, ricas en especies, por una vía alternativa a la controlada por los portugueses–, entendemos con claridad lo que el almirante describía: los fundamentales económicos del Nuevo Mundo.
Desde aquella carta que describió por primera vez los sólidos fundamentales de la tierra firme americana, nadie ha dudado de la inmensa reserva de recursos que atesora Latinoamérica. Sean imperios de antaño, criollos emancipados, imperios modernos o países dominantes contemporáneos, son muchos los que han perseguido el acceso preferente a esos recursos. Sin embargo, tras 525 años de vaivenes, los mercados financieros parecen no reflejar con tanto optimismo el potencial de la región.
El año 2021, rematado por la pandemia del COVID-19, cerró otra de las “décadas perdidas” de Latinoamérica, con un retorno negativo del referente de renta variable MSCI Emerging Markets Latin America Index. Los distintos y complejos entornos macroeconómicos y sociales, la fuerte caída de los precios de las materias primas importantes para la región, el aumento de tipos de interés por parte de los bancos centrales para aplacar la inflación, las depreciaciones generalizadas de los tipos de cambio respecto al dólar, y el aumento de la percepción del riesgo político, fueron la causa del mal comportamiento para los activos de renta variable y renta fija latinoamericanos en dólares.
Desde 2022, muchos de estos factores adversos se han mitigado. El crecimiento de la región se está revisando al alza gracias al proceso de desinflación, unas clases medias más consolidadas que mantienen el consumo, el rebote significativo de los precios de varias materias primas, y la situación geopolítica que ha impulsado el atractivo de la región y la inversión extranjera. Las empresas latinoamericanas, en consecuencia, mejoran sus beneficios. Mientras tanto, los activos financieros han ido recogiendo esta mejoría de perspectivas en sus comportamientos, cerrando el año 2023 en positivo. Aun así, los precios de la renta variable no han seguido el fuerte incremento de los beneficios logrado desde 2021, mejora que ha sobrepasado por mucho la de otros mercados emergentes –mucho más que la India, uno de los mercados de moda–. Mientras que, por el lado del crédito, las métricas de su renta fija corporativa de alto rendimiento no solo son las más sanas de la última década, sino que superan a las de muchos mercados desarrollados.
Pero la comunidad inversora no olvida las frecuentes decepciones que ha sufrido a lo largo de los años. Al comportamiento cíclico inherente a la explotación de recursos naturales, se suman los problemas sociales que no se terminan de resolver y la continua inestabilidad política, consiguiendo que la percepción de riesgos hacia Latinoamérica empeore notablemente. Cansados de promesas incumplidas, como es natural, los inversores aplican múltiplos y primas más exigentes en la valoración de los activos de la región.
¿Podría ser esto una oportunidad? Algunas métricas apuntan a que el mercado pareciera descontar que Latinoamérica está predestinada a una situación de desventaja, con un ciclo de auge y caída al que irremediablemente aguarda la desgracia al final del camino. Como si estuviera condenada a vivir la tragedia de la familia Buendía, inmortalizada en Cien años de soledad, la obra maestra del escritor colombiano, y ganador del Premio Nóbel, Gabriel García Márquez. Si bien admiramos la obra de nuestro querido “Gabo”, que refleja con pericia los problemas y la idiosincrasia latinoamericanos, creemos que este extenso y variopinto “Macondo” –que abarca los 10.000 kilómetros que van desde el Río Bravo en México hasta el Cabo de Hornos en la Patagonia chilena–, aparte de desafíos, presenta abundantes oportunidades.
Por este motivo, abrimos esta serie de tribunas cuyo fin es acercar Latinoamérica al lector y lectora de Funds Society y así ayudar a su mejor comprensión. En las próximas entregas trataremos asuntos como la demografía, las instituciones, los recursos naturales, el posicionamiento de la región en un contexto geopolítico cambiante y asuntos específicos a algunos de sus países. Es importante que el árbol nos deje ver el bosque. La región vive cambios estructurales. El péndulo de Latinoamérica se encuentra en fase de cambio.
Tribuna de Alirio Sendrea, CFA, es presidente del Comité de Iberoamérica de CFA Society Spain.