Aquí en Boston, las noches frías y los indeseados anuncios de vuelta al cole nos indican que el verano está empezando a tocar a su fin y el otoño se acerca. Al igual que las estaciones, los ciclos económicos suelen dar señales de que su desaparición está próxima.
Algo que se repite con mayor regularidad en las últimas fases de los ciclos económicos son las luchas empresariales por adquirir a los competidores. Las adquisiciones empresariales han ido en aumento hasta encontrarse ahora cerca de los máximos observados en otros ciclos. Hacia el final del ciclo, las empresas suelen ver flaquear sus tasas de crecimiento y buscan relanzarlas a través de fusiones y adquisiciones. Históricamente, las empresas suelen pagar más de la cuenta por estas adquisiciones al final del ciclo. Ahora lo estamos viendo, con adquisiciones generalizadas y primas significativamente supriores en los precios pagados.
Otra señal del cambio de las dinámicas del ciclo es el reparto de los beneficios de la economía. La proporción del producto interior bruto que va a los dueños del capital en forma de beneficios netos a menudo cae en los últimos 12 meses de un ciclo. Estados Unidos está experimentando el tercer trimestre de este deterioro.
Al final del ciclo, a menudo las empresas buscan añadir deuda a sus balances con el fin de impulsar el crecimiento de los beneficios. Con frecuencia, esto da lugar a un amplio deterioro de la calidad crediticia, que posteriormente se ve agravada por el inicio de la recesión. Los consumidores estadounidenses también tienden a añadir deuda a sus balances colectivos en las últimas fases de los ciclos. Y, de hecho, vemos que la necesidad de financiación por parte de empresas y consumidores, que ha sido comparativamente baja en este ciclo, ahora empieza a subir.
Signos no totalmente alineados
No todos los síntomas habituales de la recesión están presentes ahora en Estados Unidos. Algunos de los signos típicos de ciclo tardío todavía tienen que aparecer, y esto debe animar a los inversores. Por lo general la forma de la curva de rendimiento se distorsiona en los últimos meses de un ciclo ya que las tasas a corto plazo superan a las de largo plazo, reflejando expectativas de débil crecimiento futuro. Hemos visto un aplanamiento de la curva de rendimiento en este octavo año del ciclo, pero no una inversión de rendimientos, ya que las tasas a corto plazo siguen siendo ligeramente inferiores a las de largo.
Otra de las características de fin de ciclo es el temor generalizado al arraigo y aceleración de la inflación. La Reserva Federal de Estados Unidos a menudo actúa para prevenir las presiones inflacionistas elevando los tipos a corto plazo, que pueden ralentizar el ritmo de la economía. Hasta el momento, los signos de que se estén juntando varias presiones inflacionistas son escasos, pero hay que vigilarlos. Como nuestros lectores habituales saben, actualmente no hay señales de que la Reserva Federal esté a punto de actuar de forma agresiva para evitar una espiral de inflación.
Como inversores a largo plazo, sabemos que los fundamentales son más importantes. En este ciclo hemos visto márgenes de beneficio alcanzado niveles casi récord. Del mismo modo, los beneficios de explotación comparados con los ingresos y el free cash flow comparado con la capitalización de mercado han sido consistentemente altos durante más de seis años. Los beneficios por acción de las empresas en los principales índices de Estados Unidos han sido sobresalientes.
Cambio fundamental
Sin embargo, en los últimos tres trimestres, los márgenes y los beneficios de las empresas estadounidenses han sufrido presiones, y no sólo por los débiles precios de la energía. En otros sectores las presiones de los costes han aparecido al combinarse el aumento de gastos generales y administrativos con el débil crecimiento de las ventas para recortar los beneficios.
Ese ambiente hace que sea más difícil hacer crecer los beneficios de lo que era en los primeros seis años del ciclo económico. Es preocupante que este cambio se produzca en un momento en el que el ratio precio/beneficio del S&P 500 ha superado en más de 18 veces los beneficios esperados a 12 meses, una medida de valoración que se encuentra en la parte alta de la historia.
A pesar de la llegada de los anuncios de vuelta al cole a principios de agosto, y el regreso de los jóvenes a los barrios universitarios de Estados Unidos a finales de mes, podemos optar por ignorar el paso del verano y disfrutar de los últimos días cálidos y soleados. Pero la brisa nocturna ahora trae aire fresco que no estaba ahí en junio o julio, un fresco que no debe ser ignorado. Lo que encontramos más preocupante es que al final del ciclo, el comportamiento del mercado a menudo parece estar más impulsado más por la esperanza que por los fundamentales. Tal vez eso esté sucediendo hoy en día, dado el crecimiento de las medias de mercado tanto para valores de gran capitalización como para los de pequeña mientras los ingresos, márgenes y beneficios siguen disminuyendo. Puede ser reconfortante mirar hacia otro lado y fingir que los días siguen siendo cálidos y luminosos. Pero los inversores que deseen mantener su patrimonio no deben dejar que la esperanza de alcanzar las ganancias finales del ciclo los deje esperando demasiado.
Columna de James Swanson, MFS