La economía mundial está produciendo un nivel insostenible de emisiones de CO2. Sin embargo, 194 países firmaron el Acuerdo Climático de París en diciembre de 2015, con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
En este gráfico se compara el nivel de CO2 por cada 10 millones de libras invertidas en la economía global y la misma cantidad invertida en sistemas que producen menos carbono del que necesitaremos si queremos alcanzar la meta de los 2 grados centígrados. El gráfico muestra que una «economía de 2 grados centígrados» todavía emite CO2, pero significativamente menos que en el caso actual.
Es necesario un gran cambio en nuestro uso de energía y una inversión sustancial en nuevas tecnologías ambientales, si queremos alcanzar estos objetivos. Sin embargo, este cambio ya está en marcha, impulsado por la creciente adopción de la eficiencia energética, las energías renovables y la gestión de residuos, así como los cambios en el uso del suelo y las prácticas agrícolas en todo el mundo.
La economía global de hoy está experimentando una transición enorme a una economía más baja en carbono.
Ya hemos asistido a grandes caídas en el uso del carbón y tendremos que reducir drásticamente nuestro consumo de otros combustibles fósiles si queremos cumplir con la meta fijada en el Acuerdo de París. Los gobiernos de todo el mundo –quizás, aparte de la nueva administración estadounidense, cuya acción política en este ámbito sigue siendo poco clara– están imponiendo regulaciones ambientales cada vez más estrictas, que es uno de los principales impulsores de esta transición. Una regulación más estricta de las emisiones de gases de efecto invernadero debería fomentar la inversión en muchas nuevas tecnologías ambientales, en particular en el sector de las energías alternativas, lo que permite un uso de la energía más limpio y eficiente en un universo de inversión mucho más amplio.
Las estrategias de inversión de renta variable de Impax tienen una exposición significativa a estas «tecnologías de transición» de bajo carbono. Los inversores que busquen contribuir a la transición, tal vez mediante la reasignación de capital desde compañías que basan su producción en los combustibles fósiles a proveedores de soluciones medioambientales, pueden estar interesados en la reducción significativa del impacto de CO2 que una inversión de 10 millones de libras en dos estrategias Impax diferentes puede lograr, tal y como se indica en el gráfico 1. La diferencia de seis veces en el resultado entre las dos estrategias ilustradas puede explicarse por los diferentes niveles de exposición a los mercados ambientales requeridos por las empresas en las que cada uno invierte.
La estrategia de los líderes ambientales invierte en proveedores de soluciones medioambientales que tienden a ser empresas más grandes y diversificadas con un nivel mínimo de actividad ambiental del 20%, aunque en la práctica esto es generalmente significativamente mayor, alrededor de un 50%. En comparación, el elemento esencial de la estrategia de mercados ambientales de Impax también invierte globalmente en proveedores de soluciones medioambientales, pero éstos deben tener al menos un 50% de exposición a los mercados ambientales y en la práctica generalmente se sitúa alrededor del 80%. Esas acciones incluyen empresas de eficiencia energética, como los fabricantes de materiales de aislamiento de edificios, iluminación LED y componentes de energía eficiente para los vehículos. También incluyen a las empresas de generación de energía renovable y sus proveedores. Los productos fabricados por estas empresas ayudan a mitigar la generación de CO2.
Los diferentes niveles de exposición a las soluciones medioambientales conducen a la gran diferencia en el impacto del CO2 que se muestra en el gráfico 1. Esta explicación depende del trabajo de Impax sobre el impacto del CO2. Mientras que la huella de carbono simplemente mide el CO2 emitido por una empresa, no tiene en cuenta el CO2 ahorrado por sus productos y servicios. Impax ha desarrollado una metodología para medir el impacto neto del CO2.
Es evidente que las emisiones y el impacto del CO2 de estas posiciones en el sector energético alternativo serán muy inferiores a las de las posiciones en compañías tradicionales de energía en las empresas de petróleo, carbón y gas. Los proveedores de soluciones medioambientales brindan a los inversores una exposición a una zona de alto crecimiento del mercado que puede estar ausente o estar infrarrepresentada en sus carteras de valores. Las empresas que desarrollan nuevas tecnologías para combatir los desafíos ambientales suelen ofrecer un crecimiento superior. Creemos que los impulsores de estos mercados seguirán fortaleciéndose y estas oportunidades de inversión seguirán siendo convincentes en las próximas décadas.
Meg Brown es directora de ventas en Impax Asset Management, socio de BNP Paribas Investment Partners.