En un entorno como el actual, caracterizado por la baja rentabilidad, cada vez se hace más difícil encontrar oportunidades de inversión atractivas. Las gestoras con perspectiva global pueden beneficiarse de un mayor número de oportunidades y son capaces de identificar inversiones interesantes que complementan y diversifican las carteras de inversión. A veces las oportunidades surgen de la segmentación del mercado, que puede constituir una forma de ineficiencia: las valoraciones de un activo pueden venir determinadas por las acciones de un grupo de compradores que reaccionan de una forma determinada ante los cambios que se producen en un factor común. Las hipotecas danesas se han convertido en una opción de inversión atractiva en términos de valoración, ya que una parte importante de compradores se han visto obligados a vender por razones técnicas.
Dinamarca cuenta con uno de los mayores mercados hipotecarios del mundo, con un valor equivalente superior a los 400.000 millones de dólares (diciembre de 2015). Los bonos hipotecarios daneses tienen principalmente una calificación de triple A, no han incurrido en impagos y están denominados en coronas danesas. Una gran parte del mercado está compuesto por bonos hipotecarios de tipo fijo amortizables y con posibilidad de amortización anticipada (similares a los bonos de titulización hipotecaria pass-through de agencias estadounidenses).
El mercado hipotecario danés está dominado por los inversores nacionales, especialmente bancos y fondos de pensiones, que poseen más del 80% de las hipotecas amortizables. Muchos de estos inversores buscan ajustar la sensibilidad a los tipos de interés de sus pasivos con activos de duración similar. Sin embargo, la duración de los bonos hipotecarios daneses es muy sensible a las amortizaciones anticipadas realizadas por los prestatarios de la hipoteca subyacente. Cuando caen los tipos de interés, dichos prestatarios cuentan con más incentivos para refinanciar sus hipotecas, y la duración del bono hipotecario se reduce; cuando los tipos de interés suben, las tasas de amortización anticipada descienden y la duración de dichos bonos se alarga. El cambio de duración de los bonos hipotecarios puede afectar al nivel de demanda por parte de los inversores.
La rentabilidad de la deuda pública danesa a diez años pasó del 2% registrado a principios de 2014 al 0,11% en febrero de 2015. Los tipos hipotecarios también cayeron, lo que provocó un aumento de las tasas de amortización anticipada y redujo de forma considerable la duración de los bonos hipotecarios. Sin embargo, los tipos volvieron a subir y a principios de junio la rentabilidad de la deuda a diez años alcanzó el 1,15%, lo que aumentó rápidamente la duración de los bonos hipotecarios al reducirse las tasas de amortización anticipada. A este fenómeno se le conoce como «situación de convexidad». Los inversores se vieron obligados a vender con el fin de volver a ajustar la sensibilidad a los tipos de sus activos con sus pasivos. Dicha venta provocó un aumento del diferencial de los tipos de las hipotecas danesas con respecto a la deuda pública, alcanzando un nivel que no se veía desde la crisis financiera de 2008.
La capacidad para identificar y analizar oportunidades de inversión en todo el mundo puede resultar una fuente importante de rentabilidad en un entorno de rentabilidad limitada como el actual. Por ejemplo, a finales de abril, el diferencial medio de las hipotecas de tipo fijo emitidas por agencias gubernamentales estadounidenses era de 4 puntos básicos, mientras que los bonos daneses de titulización hipotecaria con calificación triple A ofrecían 97 puntos básicos.
¿Qué otros factores han de tener en cuenta los inversores a la hora de plantearse una inversión de este tipo? Entre los factores más importantes encontramos los siguientes: riesgo de divisa, de liquidez, de tipos de interés y de convexidad. Y es que aunque no es posible garantizar la rentabilidad, una visión amplia y un análisis exhaustivo de los riesgos pueden ayudar a los inversores a descubrir oportunidades globales y a diversificar sus carteras.
Columna de Jim Hurlin, especialista en inversión de Capital Group