El empoderamiento económico de las mujeres es una de las mayores revoluciones del siglo. Esta transformación es enorme y no tiene fronteras: una cruzada de la que los países pueden ganar y una alianza que une a las mujeres en culaquier parte del mundo.
Aunque hay matices culturales, políticos y de estratos socioeconómicos, el hecho innegable es que el éxito de este movimiento es fundamental para superar los obstáculos de la productividad en muchas empresas que además cuenta con potencial de sumar trillones de dólares a la economía global.
Casi 10 años después de la crisis financiera mundial, millones de personas en todo el mundo han regresado al mercado laboral y los niveles de desempleo en varios mercados desarrollados están cerca de mínimos históricos. Además, por primera vez en más de una década, la economía mundial se está expandiendo, con la eurozona, China y las economías emergentes en general listas para acelerar su crecimiento el próximo año. Y este punto de inflexión estructural hacia una renovada confianza ha creado un nuevo desafío: la escasez de mano de obra.
En muchos países que registran niveles récord de ofertas de empleo, la combinación de una fuerza laboral que envejece y una economía más dependiente de las habilidades específicas ha traido como consecuencia una campaña en busca de talento. En las últimas décadas, las mujeres han llenado cada vez más esta demanda creciente, obteniendo respaldo de la mayor conciencia social sobre el tema, los avances en la tecnología, la educación superior, la urbanización y las poíticas de apoyo al empleo.
La presencia de más mujeres en el mercado laboral no solo aumenta la competitividad de una empresa sino que también actúa como un estímulo económico para la economía global. Un estudio realizado por McKinsey en 2014 estimó que si se lograba una mayor paridad entre los géneros, el PIB mundial podría aumentar en 12 billones de dólares para 2025, aproximadamente el tamaño de la economía china actual.
En comparación con el promedio mundial, los países asiáticos, incluidos China, Hong Kong, Japón, Singapur, Corea del Sur y otros países, ya están a la cabeza cuando se trata de la paridad de género en la fuerza de trabajo. Actualmente, las mujeres en Asia tienden a ocupar puestos de liderazgo más altos, así como también participaciones de propiedad en las empresas en comparación con sus pares regionales. Asia, en particular, se beneficia de una ola de nuevas trabajadoras. Tanto es así que los economistas estiman que China e India añadirían billones de dólares a su economía con la progresión de la igualdad de género en la fuerza de trabajo.
El impacto económico y en la inversión global
Creemos que el avance hacia una mayor paridad de género en la fuerza de trabajo aumenta el pastel económico para todos. Una mayor disponibilidad de talento cualificado debería ser una gran ayuda para las pequeñas empresas de toda Asia que anteriormente se vieron limitadas por una creciente escasez de mano de obra. Creemos que los inversores deben apoyar las reformas que hacen que las prácticas de contratación sean más inclusivas, ya que las empresas que se han beneficiado de esto revelan no solo una mayor satisfacción del entorno de trabajo, sino también una empresa con mejores niveles de rendimiento.
En una escala más amplia, una fuente adicional de ingresos en los hogares tiene potencial de inyectar billones de dólares en la economía global, un cambio masivo que afectará a la economía en toda la cadena de valor. Estas tendencias cambiantes tienen un impacto a escala global y crean ineficiencias, además de oportunidades.
En concreto, este flujo crea un terreno particularmente fértil para la gestión activa, y nuestro detallado research obtiene alfa al unir sólidos fundamentos con ineficiencias de precios. Tras esto, llevamos a cabo una inversión sólida y una evaluación del valor más allá del balance, porque creemos que los inversores deben considerar el lado humano de una compañía.
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Paul Hsiao es analista económico de PineBridge Investments.