En el actual escenario marcado por el COVID-19, los inversores de CoCos Tier 1 se preguntan: ¿Están los bancos en una posición financiera sólida para hacer frente al deterioro de los balances? ¿Qué implicaciones puede tener para sus inversiones?
Tras la crisis financiera de 2007-2008, los bancos pasaron más de una década acumulando sus reservas de capital. De hecho, a finales de 2019, se estimó que a nivel mundial los bancos poseían aproximadamente 5 billones de dólares de capital por encima de los requisitos regulatorios del Pilar I*.
Ahora los reguladores y las autoridades están suavizando los requisitos de reservas de capital, permitiendo que los bancos operen temporalmente por debajo del nivel requerido para varias reservas de liquidez y de capital (Directrices Pilar II, colchón de conservación de capital, coeficiente de cobertura de liquidez…).
El Banco Central Europeo incluso pidió a los bancos que dejaran de pagar dividendos o de recomprar acciones al menos hasta finales de 2020, dando prioridad a redireccionar el capital hacia los préstamos y respaldar sus balances. Pero existe una creciente preocupación sobre las implicaciones de tal conjunto de medidas para los AT1 Cocos.
¿Son los impagos de cupones una preocupación importante?
Se podría argumentar que el principal riesgo que se cierne sobre el mercado de AT1 es el impago de los cupones. Nosotros, sin embargo, no estamos de acuerdo. Creemos que hay muy pocas posibilidades de que las autoridades presionen a los bancos para que cancelen los cupones y esto está claramente apoyado por diversos factores, incluyendo varias declaraciones de la Junta de Supervisión Prudencial del Banco Central Europeo.
Andrea Enria, supervisor del sector bancario de la UE dijo: «El BCE no planea suspender el pago de cupones de deuda subordinada bancaria, incluso después de incitar a los bancos a suspender los dividendos para preservar el capital». Además, el ahorro potencial asociado a la suspensión de los pagos de cupones de AT1 es insignificante en comparación con la suspensión de los dividendos, mientras que las implicaciones de tal acción serían nefastas para la confianza de los inversores y el acceso de un banco a la financiación. Esta idea fue confirmada por el Parlamento Europeo en noviembre de 2020, que declaró en un informe sobre las reservas de capital que «no deben estar restringidos los cupones de los instrumentos calificados como capital AT1».
Las temporadas de presentación de resultados del segundo y tercer trimestre de 2020 también fueron bastante tranquilizadoras, ya que casi todos los bancos europeos han demostrado ser capaces de reforzar unos coeficientes de solvencia adecuados y más elevados que a finales de 2019, gracias a la suspensión de dividendos, al alivio regulatorio y a las medidas nacionales sobre garantías de préstamos para apoyar la economía.
En retrospectiva, consideramos que el sector bancario europeo está parcialmente «gestionado» por los reguladores. Los reguladores limitan la distribución de dividendos y pueden controlar el acceso de los bancos a la liquidez ilimitada y barata del BCE para hacer frente al actual entorno de bajos tipos de interés. Los reguladores también están impulsando una mayor consolidación, con importantes movimientos corporativos, como las fusiones entre Bankia y CaixaBank y UBI Banca con Intesa Sanpaolo. Hace unos años se suponía que los bancos debían evitar ser demasiado grandes para quebrar. Ahora ocurre lo contrario, lo que en nuestra opinión es positivo para la estabilidad del sistema bancario y, por lo tanto, para la continuación de los pagos de cupones de AT1.
Tribuna de Jérémie Boudinet, gestor de fondos de crédito de La Française AM.
*Fuente: Banco de Pagos Internacionales, mayo de 2020.
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