Hablando del sistema de banca paralela y de la deuda privada, nos hemos topado recientemente con una prueba circunstancial de prácticas de ingeniería financiera cada vez más sofisticadas, aplicadas a nuevos productos de inversión con el propósito de sostener el crecimiento desmedido de los activos en dicho segmento.
En Estados Unidos, uno de los más importantes emisores de ETFs se ha asociado recientemente con un gestor de activos alternativos para lanzar un ETF con una cuantiosa asignación a deuda privada, dando acceso a inversionistas minoristas a esta clase de activo.
Poco tiempo después de su lanzamiento, la SEC ha intervenido manifestando su preocupación acerca de cómo el fondo mantendría su liquidez ante un aparente desfase de liquidez, es decir, condiciones de rescate ventajosas junto con una base de activos que incluye tenencias ilíquidas y difícilmente vendibles.
Recordemos que los fondos de inversión abiertos de este tipo están obligados por ley a canjear sus títulos cuando así lo soliciten los inversionistas a un precio que se aproxime a su cuota prorrateada del valor neto de los activos del fondo en la fecha del rescate.
¿Cuál es aquí la solución propuesta? El gestor de activos alternativos no solo recabaría las inversiones de crédito privado para el fondo, sino que también se comprometería a proporcionar órdenes de compra intradía con el fin de asegurar que los inversionistas puedan rescatarlos de manera ordenada, si bien solo hasta un límite imprecisamente definido.
No es sorprendente que la SEC manifieste dudas acerca de esta práctica. En primer lugar, las ofertas de compra de una sola entidad pueden no ser suficientes en épocas de abundantes solicitudes de rescate, en particular dado el desconocimiento del límite diario del volumen de activos de fondos de deuda privada que han de ser recomprados.
En segundo lugar, el gestor de activos alternativos no solo estaría captando y potencialmente recomprando los activos de fondos de deuda privada, sino que también intervendría en la valoración diaria de estas participaciones, tal y como exige la legislación por la que se rigen los ETFs estadounidenses. Dada la naturaleza privada de los activos del fondo en cuestión, este ejercicio no solo estaría sujeto a una enorme ambigüedad, sino también plagado de conflictos de intereses obvios, con el consiguiente probable perjuicio a los inversionistas.
Los instrumentos de inversión que se caracterizan por un desajuste fundamental entre activo y pasivo son terreno fértil para los problemas de inversión. Desafortunadamente, puestos en presencia de nuevas clases de activos deslumbrantes, los inversionistas a veces olvidan los principios básicos.
Siempre hay un equilibrio entre rentabilidad prevista, volatilidad y liquidez y ni siquiera las técnicas más sofisticadas de ingeniería financiera pueden maximizar las tres variables simultáneamente. La historia nos ha de mostrado que una sana dosis de escepticismo siempre compensa cuando topamos con semejante supuesta brujería financiera.