Han sido muchos los adivinadores que han predecido el final de la gestión activa, sugiriendo que la selección de acciones con un enfoque bottom-up basado en los fundamentales de la empresa puede resultar anticuado, caro e inefectivo. La prueba aparente que defiende estas teorías es que el flujo de activos hacia los productos indexados o pasivos se ha disparado, mientras que la gestión activa en los fondos mutuos ha experimentado flujos de salida netos durante varios años.
Un mercado alcista que ha favorecido la inversión pasiva
Desde que el mercado estadounidense tocó fondo a finales de la crisis financiera global en marzo de 2009, las acciones americanas han tenido un retorno del 331%, acumulativo, indicando uno de los mercados alcistas más largos de la historia y generando unos fuertes retornos para muchos inversores. De media, un mercado alcista ha durado unos cinco años, pero este ciclo se encuentra en su noveno año y no hay signos inminentes de vaya a parar. El gráfico 1 muestra la longitud y expansión de los mercados alcistas desde 1932, con el ciclo actual solo superado por la expansión de 1990 al año 2000.
Los gestores activos han lanzado miles de nuevos productos durante la última década en respuesta a las entradas de flujos del capital inversor. Existen ahora más índices dándole seguimiento a varias clases de activos en Estados Unidos que acciones públicamente cotizadas. Desde enero de 2006, los inversores han dedicado más de un 1,4 billón de dólares en vehículos de inversión pasiva, mientras que han retirado cerca de 1,5 billones de los fondos mutuos activos. Con la tasa de crecimiento actual, las estrategias pasivas podrían ser las dueñas de todas las acciones cotizadas públicamente en el año 2030.
Todo el mundo consigue un trofeo en estos mercados
Los recientes vientos en contra para los gestores activos incluyen una menor volatilidad, una dispersión en el precio de los activos y una falta de diferenciación entre las acciones de alta calidad y baja calidad. Los precios de las acciones han subido de forma general, independientemente de la calidad de la empresa, los mercados han estado entregando trofeos de participación a todas las empresas, simplemente por el hecho de presentarse.
Lo que normalmente sucede es que los ingresos de una empresa son los ingredientes esenciales para unos precios de acciones favorables, como inversores esperamos que las acciones de empresas con beneficios positivos superen a aquellas con beneficios negativos a lo largo del tiempo. Esto es exactamente lo que sucedió durante la década pasada, con un amplio margen. El retorno colectivo de las empresas con beneficios negativos fue del -54% desde 2006 a 2016, comparado con una ganancia del 106% de las empresas con ingresos positivos, durante el mismo periodo. Pero esta tendencia ha sido neutralizada durante los últimos cinco años, conforme las acciones de empresas con beneficios negativos y positivos han obtenido un rendimiento muy similar. Esto es por lo que un enfoque pasivo en la inversión ha obtenido mejores resultados que la gestión pasiva en los últimos años y los inversores no han sido recompensados por favorecer a una empresa sobre otra. En otras palabras, no ha importado que acciones compraras, porque tan solo con comprar el mercado a través de un vehículo pasivo ha proporcionado unos fuertes rendimientos. Es interesante que esta tendencia se haya revertido en 2017, con las acciones con beneficios positivos superando a las acciones con beneficios negativos en el mes de agosto.
¿Se está repitiendo la historia?
En 1979, la revista Businessweek predijo la “muerte de las acciones” en un artículo que detallaba como algunos inversores habían reemplazado sus asignaciones en acciones por inversiones no tradicionales en metales preciosos, piezas de arte o incluso franquicias de Pizza Hut o Kentucky Fried Chicken tras una década de deslucidos retornos en los mercados. Mientras la historia siga pareciendo algo provocativa hoy en día, había muy poco amor por el mercado de renta variable en los años 70. Las acciones se vieron afectadas por una década de inflación desenfrenada, unos precios del crudo desorbitados y unos retornos persistentemente bajos, entre otros factores. Los bonos de más alta calidad (los bonos con calificación AAA) cotizaban con rendimientos cercanos al 11% en 1970, mientras que las acciones rindieron un 5,9% en su media anualizada, muy por debajo de su media anual histórica en el largo plazo del 10,4%. Estamos viendo un sentimiento similar en los mercados actuales, pero en lugar de tener aversión por las acciones, los inversores se están alejando de los activos tradicionales de gestión activa hacia la inversión pasiva.
En retrospectiva, es una visión 20/20
Con el beneficio de poder evaluar en retrospectiva que la predicción realizada en 1979 por Businessweek fue errónea. Una inversión hipotética en 10.000 dólares en el mercado estadounidense desde el 13 de agosto de 1979 hasta el 31 d julio de 2017, o un 11,73% por año. Sin embargo, para un inversor, en el mismo tiempo, las opciones parecían inhóspitas, dados los desafíos de la inflación masiva, el final del patrón oro y los embargos del crudo, entre otras cuestiones.
Lo mismo podría decirse del mercado actual, con su flujo positivo básicamente ininterrumpido, cuando los mercados se mueven continuamente hacia arriba no hay mucha necesidad de ser selectivo. Tener una exposición a la totalidad del mercado durante los mercados alcistas puede proporcionar unos abundantes retornos para la mayoría de inversores. Los mercados alcistas invariablemente llegan a un final, sin embargo, esto puede dejar a los inversores totalmente expuestos a las subidas y bajadas del mercado. Creemos que la gestión activa puede ayudar a los inversores en los durante la totalidad de los ciclos del mercado, incluyendo aquellos periodos con una baja volatilidad. Mientras que hemos experimentado un mercado alcista prolongado, no creemos que estemos presenciando el final de los ciclos del mercado.
Opinión de Michael Roberge, CEO, presidente y CIO de MFS Investments Management