Últimamente se le ha dado bastante publicidad a lo que se ha llamado la guerra de divisas. Los principales bancos centrales (la Fed, El BCE, BoJ, BoE ) en respuesta a la crisis financiera han creado programas de estimulo con el consiguiente exceso de deuda (¿necesario?) para salir de ella, lo cual ha provocado el debilitamiento de las divisas de estas economías. A pesar de que, por ejemplo, EEUU mantiene su política-demagógica- de dólar fuerte, lo cierto es que es muy conveniente el debilitamiento del dólar frente a las principales divisas: por un lado la economía se vuelve mas competitiva, además puede traer consigo el tan deseado aumento de inflación que disminuya el valor de la deuda (conocido como “financial repression”), siempre y cuando ese debilitamiento o depreciación sea controlado, y no se produzca una devaluación que traiga consigo problemas de índole mayor.
Uno de los efectos colaterales de esta depreciación del dólar, la Libra o el Yen es el famoso currency debasement, donde todos los activos reales expresados en estas divisas presentan revalorizaciones importantes, como el caso del oro. No solo por los desequilibrios de oferta y demanda, sino porque el papel en el que se expresa su valor vale menos. Los más atrevidos hablan de una vuelta al patrón oro (Breton-Woods) ya que una divisa en el sistema Fiat, se basa en la confianza en el país o el Banco Central que la respalda. Y la verdad es que es difícil fiarse de la efectividad de los bancos centrales en gestionar con éxito problemas como los actuales, tanto en complejidad como en tamaño.
Como consecuencia de lo anterior, un inversor global tiene que plantearse no solo que activos comprar, como combinarlos de forma que el resultado sea una cartera de activos diversificados, sino que ahora además tiene la complejidad añadida de escoger la divisa de la que se fía. Un activo interesante puede que sea la bolsa japonesa; compañías exportadoras que se pueden beneficiar (no se sabe muy bien hasta cuando) de la debilidad del Yen, pero si el yen se debilita mas rápido de lo que se revaloriza la bolsa, no parece que tenga sentido. Hay que buscar un hedge a una divisa “dura”. Pero, ¿a cual? Aquellas que tradicionalmente han sido las más seguras, cuyos Bancos centrales eran los más confiables, resultan ser ahora las que más problemas tienen. Debe un inversor por tanto posicionarse en divisas de países emergentes, aquellos que no tienen problemas de deuda, con economías mucho más pequeñas y cuyos bancos están saneados, pero que tradicionalmente han sido consideradas mas volátiles e inseguras? No esta claro. En los últimos episodios de “Risk off”, estos países y sus divisas han sufrido como en el pasado, independientemente de que su nivel de saneamiento sea muy superior al de las economías desarrolladas. ¿Debe el inversor buscar la cobertura en el oro o la plata? ¿Es una alternativa viable más alla de un porcentaje moderado en una cartera global?
Pues en medio de esta problemática hay alguien que esta haciendo verdadera ingeniería financiera y esta complicando aun más la existencia de todos nosotros. Se trata del “Bitcoin” o BTC (en.wikipedia.org/wiki/bitcoin). Se trata de una divisa digital descentralizada introducida como experimento en el ano 2009. Probablemente no tendría sentido hablar de esto en un entorno normal. Lo que ocurre es que por una confluencia de factores, algunos de los cuales se han intentado expresar en los párrafos anteriores, puede que tenga mucho sentido. Analicemos sus características:
- No tiene un banco central detrás.
- No necesita un banco que intermedie en las transferencias.
- Se basa en un protocolo de Internet peer-to-peer..
- Un BTC se divide en 100 millones de unidades mas pequeñas llamadas Shatosis.
- Todas las transacciones quedan registradas en un log descentralizado actualizado cada 10 minutos.
- La oferta monetaria esta automatizada.
- En la actualidad, cada 10 minutos se crean 25 BTC. A partir del ano 2017 se crearán 12.5 BTC cada 10 minutos hasta que se llegue a un limite finito de BTC en el ano 2040: 21 millón.
- No esta respaldado por ningún activo real.
Una de las cosas que mas llama la atención del BTC es que se pueden hacer transferencias en BTC desde economías cerradas y con control de capitales como China.
En cierto modo y salvando las diferencias, recuerda a la llegada de las redes sociales (Facebook, Twitter, etc), en donde la información ya no esta centralizada ni respaldada por un periódico u otro medio de comunicación. Cada uno de nosotros se convierte en periodista espontáneo cada vez que lanza un “tweet”, y la validez y veracidad de la noticia depende de la persona que lo emite y de la confianza de esa persona genera sobre el receptor. ¿Nos convertiremos en banqueros centrales al lanzar una transferencia en BTC? Si los BTC se convierten en una alternativa real a las divisas actuales, ¿estamos mirando el problema de las divisas actuales de forma adecuada? Como afecta esto a la gestión de patrimonios, fondos, etc? y quizá la pregunta mas importante: ¿están los Bancos Centrales enfocando el problema de la guerra de divisas de forma correcta?