Recientemente, repuntaron los mercados de acciones y crédito. Los mercados bursátiles desarrollados subieron en todo el mundo y las acciones japonesas tuvieron el mejor rendimiento. Las de los sectores tecnológico y de consumo discrecional registraron rendimientos superiores a los de aquellos sectores más defensivos, principalmente los de servicios públicos y telecomunicaciones. Al mismo tiempo, repuntaron los bonos con grado de inversión y alto rendimiento, reduciéndose sus márgenes (la diferencia entre su rentabilidad y la de las letras del Tesoro con vencimiento comparable). La rentabilidad de las letras del Tesoro de referencia de EE.UU. a 10 años se mantuvo relativamente estable.
Desafortunadamente, los inversores siguen enfrentando varios desafíos. Los riesgos de recesión parecen haberse moderado, pero no así el debilitamiento en las ganancias corporativas. Otra dificultad será el plan de acción de la Reserva Federal. Es probable que cumpla con su palabra y proceda cautelosamente, pero la inflación se ha fortalecido, lo que sugiere que el banco central puede no ser tan conciliador como espera el mercado.
Sin cambios en los factores fundamentales
A pesar de la mejora reciente para los mercados, el problema es que no han cambiado mucho los factores fundamentales. Tomemos como ejemplo el petróleo, la fijación de este año entre los inversores. Repuntó el petróleo recientemente después de que una declaración de Arabia Saudita y Rusia sugiriera que dichos países mantendrían la producción en los niveles de enero en caso de que otras naciones acordaran participar.
Pero hay varias razones para ser escépticos en cuanto a que este acuerdo pueda corregir el problema del exceso de oferta que ha causado la caída de los precios. Primero, no está claro si el acuerdo se celebrará, ya que Irán se negó a comprometerse a restringir la producción. Segundo, Irak y Arabia Saudita ya han aumentado la producción en enero, y Rusia también está cerca de alcanzar su capacidad de producción máxima. Finalmente, incluso en los niveles actuales, hay demasiada oferta. Las reservas de petróleo de EE.UU. alcanzaron recientemente su nivel más alto en 86 años.
Para las acciones, incluso aunque la economía global lograra eludir una recesión económica, está claro que estamos atravesando una recesión de ganancias cada vez más profunda. Las ganancias por acción (EPS) de las compañías del S&P 500 van camino a caer un 3,9% en comparación con el año pasado, y solamente este trimestre se está perfilando para ver una contracción del 4,8% con respecto al año anterior. La situación no es mejor en Europa, donde los pronósticos de crecimiento de los beneficios de la eurozona para el año 2016 bajaron un 7,3% en lo que va del año.
Consecuencias de una Reserva Federal menos potente
En el pasado, el crecimiento moderado, el ajuste de las condiciones financieras y las expectativas de un descenso de la inflación habrían provocado al menos una respuesta por parte de la Reserva Federal. Aunque continuamos creyendo que seguirán tranquilizando los bancos centrales de Europa, Japón y probablemente China, la Reserva Federal se encuentra en una situación un poco complicada. Los datos económicos, particularmente del sector industrial, son moderados, mientras que las expectativas de inflación permanecen cerca de los niveles más bajos de los últimos años. Aun así, la mayoría de las medidas de inflación real están mejorando. La inflación básica de EE.UU. es de un 2,2%, el ritmo más rápido registrado desde el otoño de 2008. Siguen cayendo los precios de los bienes importados, tanto de los productos del petróleo como de los que no tienen relación con la energía, pero la inflación inmobiliaria y médica se está acelerando.
Es poco probable que la Reserva Federal aumente las tasas de interés cuatro veces este año, como sugirió en diciembre pasado, ¿pero esperarán los bancos centrales durante todo 2016? Probablemente no; sin embargo, esto es exactamente lo que está sugiriendo el mercado de futuros. Cualquier alza representaría una postura más combativa que la que el mercado está reflejando actualmente. Si esto sucede en el contexto de un dólar más sólido, representará un mayor ajuste de las condiciones ya difíciles de los mercados financieros.
Para los inversores, hay varias consecuencias. En primer lugar, es poco probable que la Reserva Federal brinde un respaldo para los precios de activos como lo hizo en los últimos años. En segundo lugar, en un mundo donde las políticas de los bancos centrales están menos disponibles y son menos potentes, es más probable que la volatilidad se mantenga por encima de su promedio histórico.
Por último, lo más probable es que las expectativas de inflación actuales sean demasiado bajas. Incluso en un mundo de crecimiento lento, baja productividad y una actividad del mercado laboral en descenso, la inflación puede ser más alta de lo que sugieren las bajas expectativas actuales. En estas circunstancias, los valores del Tesoro protegidos contra la inflación (TIPS) pueden representar una buena oportunidad a largo plazo.
Columna de Russ Koesterich, estratega principal de Inversiones Globales de BlackRock