Después de un repunte rápido después de las elecciones de noviembre, no ha habido un momento de calma en los mercados de bonos durante los últimos meses. Pero eso no significa que los inversionistas deban quitar sus manos del timón o sus ojos del horizonte.
La relativa baja volatilidad de los bonos últimamente ha creado un sentimiento de complacencia entre los inversores que puede no estar justificado.
Una razón importante para ser cauteloso es que el mercado de bonos y la Reserva Federal no están en la misma página en cuanto a la trayectoria y el ritmo de las futuras subidas de los tipos de interés o del momento de la normalización del balance. La incertidumbre sobre la implementación de la agenda proteccionista y de medidas para generar crecimiento de la administración Trump, la relativa fortaleza del dólar estadounidense (un dólar más débil estimula las exportaciones estadounidenses) y la medida en que un repunte en el crecimiento global va a provocar cambios en las políticas monetarias de los bancos centrales son factores clave que contribuyen a la divergencia en las expectativas de tipos. Eso puede significar problemas a la larga.
En cuanto a la Reserva Federal, aunque la inflación sigue siendo obstinadamente baja, el banco central se ha mantenido firme en la promesa de subida de tipos y de llevar a cabo una reducción de su masiva de su balance. Sin embargo, los mercados han ignorado en gran medida esto y eso podría crear sorpresas y volatilidad.
Varias veces en los últimos años, la Fed ha comunicado su deseo de endurecer las condiciones, sólo para retroceder un poco más tarde como consecuencia de las turbulencias del mercado provocadas, por ejemplo, por la devaluación de la moneda china en agosto de 2015 o el Brexit en junio de 2016. Pero ahora, los mercados podrían estar subestimando el compromiso de la Fed con estas medidas, que darían a la Fed más margen de maniobra de cara al futuro.
Por ejemplo, el último ‘gráfico de puntos’ de la Fed, el de junio, prevé otra subida de un cuarto de punto para 2017. Sin embargo, los mercados sólo descuentan una probabilidad del 50% de que esto suceda, según la herramienta CME FedWatch, que monitorea 30 días los precios de los futuros del organismo para evaluar las posibilidades de una subida de tipos.
La visión a largo plazo de la Reserva Federal y del mercado sobre la tasa de fondos federales también está muy separada. La Fed considera que el nivel a corto plazo se situará alrededor del 3% a finales de 2019. Esto significa que el organismo que preside Janet Yellen tiene previsto subir los tipos una vez más este año, tres más en 2018 y tres en 2019, pero el mercado no se lo cree.
¿Cómo de complaciente está siendo el mercado de bonos? De hecho, la volatilidad implícita en los bonos del Tesoro, medida por el índice MOVE, alcanzó su nivel más bajo de la historia a finales de julio. Esto en un momento en que la Fed y los mercados están vigilando qué pasa con las futuras subidas. ¿Qué visión es la correcta?
La reciente tranquilidad del mercado de bonos de Estados Unidos puede estar adormeciendo a los inversores. Sin embargo, la diferencia de visión con la Fed sobre la subida de tipos pone de relieve la incertidumbre que hay bajo la superficie. Los inversores de renta fija deberían tomar nota prudentemente.
Payson F. Swaffield es CIO de Income de Eaton Vance.