Con los periódicos llenos de noticias sobre Trump, Brexit y rumores en torno a la política europea, especialmente sobre las próximas elecciones francesas y ahora sobre las británicas, sería comprensible que los inversores europeos optasen por huir en estampida. Sin embargo, los índices bursátiles estadounidenses no han dejado de alcanzar nuevos máximos y el ambiente de fiesta parece haberse extendido en Europa, aunque ningún político europeo ofrezca nada parecido al programa de rebajas de impuestos, desregulación y proteccionismo que propugna Trump. ¿A qué se debe este ambiente de optimismo?
A primera vista, no está claro por qué las bolsas europeas están registrando avances en previsión de unas elecciones que, en el mejor de los casos, podrían confirmar el tambaleo del statu quo y, en el peor, amenazar el futuro del euro. Una victoria de Marine Le Pen haría que el Brexit pareciera una tormenta en un vaso de agua, dado su deseo manifiesto de sacar a Francia de la moneda única. Con la inestabilidad en Italia y las elecciones previstas en Países Bajos y Alemania, existe ahora más incertidumbre política en Europa que en cualquier otro momento desde la crisis griega.
El pragmatismo del mercado prevalece
Pese a todo, los mercados se muestran moderadamente optimistas por diversas razones. La más inmediata es que la gente no cree que los franceses vayan a otorgar el poder a Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones. Eso quizás sea presuntuoso, porque lo cierto es que existen problemas profundamente arraigados en Francia que los políticos no han sabido resolver; no obstante, los franceses parecen sentirse tentados por el programa político más positivo de Macron. En términos más generales, los inversores recuerdan que la zona euro ha demostrado una notable resistencia en anteriores periodos de crisis, durante los cuales ha sido mejor comprar que vender.
Otro factor es el económico. Desde mediados de 2016 no han dejado de emitirse indicios algo más optimistas sobre la economía europea. La actividad de la construcción, los indicadores de confianza y el desempleo marchan todos en la buena dirección, a pesar del panorama desigual y la tibieza de algunos avances. La recuperación del precio del petróleo también ha dado un impulso momentáneo a la inflación general, aunque la inflación subyacente permanece estable.
Este impulso ha eliminado parte del nerviosismo suscitado por el posible riesgo de deflación, además de estimular el debate sobre cuándo el Banco Central Europeo (BCE) comenzará a aminorar su programa de compras de bonos. Todo esto ha propiciado un entorno algo más positivo para el sector bancario, que ha seguido repuntando desde la llegada de Trump, aunque el avance de los bancos europeos no ha sido tan llamativo como el registrado en los EE.UU.
Infravaloradas… y bajo el suelo
Así pues, quizás actuando contra la intuición, hemos ido buscando oportunidades de inversión en empresas francesas que podrían estar infravaloradas debido al ambiente general antifrancés y antieuro que se respira. Recientemente hemos hablado con el grupo de decoración de suelos radicado en Francia, Tarkett, que está controlado por la familia Deconinck. La decoración de suelos es una actividad muy querida por Warren Buffet y entidades de capital riesgo porque un elevado porcentaje del negocio opera en el mercado de reformas, que es mucho menos cíclico que otras áreas relacionadas con la construcción.
En el caso de Tarkett, la compañía está destinando parte de sus flujos de tesorería a la consolidación del sector, usando ideas procedentes de la industria del automóvil para obtener ganancias de productividad año tras año. En el trimestre comprendido entre final de noviembre de 2016 y el 28 de febrero de 2017, la combinación de sólidos resultados y perspectivas mejoradas en Rusia propició una apreciación de los títulos de la entidad superior al 20 por ciento.
¿Cuántos franceses hacen falta para cambiar una bombilla?
Cambiar bombillas francesas podría ser aún menos glamuroso que la decoración de suelos, pero Spie es otra compañía francesa que ha cosechado un éxito financiero mediante la gestión de tareas rutinarias, normalmente algo más complicadas que cambiar bombillas. Spie también se encarga del mantenimiento de sistemas informáticos (TI), climatización, sistemas de seguridad, circuitos eléctricos, centrales eléctricas y mucho más. Gana dinero asegurándose de que su plantilla esté ocupada y ordenando el pago puntual de sus facturas.
En el pasado, Spie empleaba sus flujos de tesorería para apuntalar a una serie de contratistas pésimos, pero después de pasar por manos de diversos propietarios de capital riesgo, ahora cotiza por separado y está generando un sólido historial de entregas regulares. Aquí también, los flujos de caja se emplean en parte para consolidar lo que constituye un sector fragmentado. La atractiva valoración de la compañía se ha pasado por alto hasta hace poco tiempo debido a su exposición a… Francia. No obstante, una adquisición de gran envergadura que acometió en Alemania a finales de 2016 situó a Spie en el punto de mira y sus acciones se han apreciado un 30% durante el mismo periodo trimestral que Tarkett.
La seducción de la gran pantalla
Por último, cruzamos la frontera hasta llegar a la Bélgica francófona para visitar al operador de salas cinematográficas Kinepolis. Se podría pensar que los cines van camino de la desaparición debido al envejecimiento de la población y a la tentación que supone Netflix. Sin embargo, durante los últimos años Kinepolis (nuevamente un negocio controlado por una familia) ha forjado la reputación de ser uno de los mejores operadores de cines de Europa: mejor en el sentido de combinar una bonita experiencia de visualización con holgados rendimientos financieros para los propietarios.
En un sector donde muchas salas de cine europeas se encuentran andrajosas y dirigidas por entusiastas (o por empresas de capital riesgo), Kinepolis enmarca la insólita combinación de ser gestionado por un promotor inmobiliario cualificado y un operador de cines, con una cartera creciente formada por algunas de las salas múltiples más grandes y avanzadas que existen.
Simon Rowe es gestor del equipo de renta variable europea de Henderson.