Estamos en vísperas de ir cerrando el año 2022 que, salvo sorpresa de última hora, va a ser el segundo peor año de la historia financiera, en términos de rentabilidades, tras el crack del 29. Lo peor es que cualquier perfil de inversor, tanto los conservadores como los arriesgados están teniendo que soportar muy malos resultados ya que las malas rentabilidades de los activos de renta variable han venido acompañadas por fuertes caídas de los activos de renta fija. El foco mediático no se ha centrado en éstas, pero este año son devastadoras. Caídas jamás vistas en 200 años. Sobre todo, en bonos de gobierno o bonos corporativos.
Durante varios años, el mercado de renta fija ha estado fuera del radar de los inversores por sus bajos niveles de rentabilidad. Hemos pasado una travesía del desierto en términos de rentabilidades de los bonos con TIR incluso negativas en emisiones de gobierno y de alta calidad. Este escenario ha tocado su fin este año, de golpe y porrazo y, ahora, vuelve a ser un activo altamente interesante y empieza a competir seriamente con la renta variable y sobre todo con los activos inmobiliarios.
En DiverInvest, creemos firmemente que la renta fija debe volver a convertirse en un activo estratégico de medio plazo en las carteras de inversión de los clientes. Parece que los tipos altos han venido para quedarse y eso es una gran noticia: los inversores de perfiles conservador ya pueden volver a comprar su activo tradicional, la renta fija.
Todo indica que los bancos centrales ya no quieren fomentar una economía forjada con tipos bajos nunca más. La tendencia bajista de tipos que viene de casi 30 años se ha acabado. Y lo que es mejor, los tipos moderadamente altos y con algo de inflación debería volver a ser la norma: la represión financiera ha dejado de asfixiar al ahorrador clásico.
La realidad es que, en medio de la tempestad, es cuando aparecen casi siempre las buenas oportunidades para los inversores. Ahora hemos de trabajar para encontrar el nivel óptimo de tipos de interés ante la situación económica actual.
En Estados Unidos las subidas de tipos ya han sido muy fuertes y lo peor ya debería haber pasado. La Fed está resuelta a luchar contra la inflación y todo parece indicar que los tipos de interés en dólares acabaran en el rango del 3.00% al 4.00% en plazos largos, la media de los últimos 200 años. Y como siempre, el objetivo es intentar optimizar los mejores niveles de entrada en un mercado altamente volátil. Pero si, como decimos, pensamos que al final los tipos convergerán en ese rango 3-4%, estamos ante una oportunidad única de compra de bonos de calidad a largo plazo.
En Europa, el proceso de normalización de los tipos de interés está siendo más lento, aunque también seguiremos los mismos pasos. El banco central europeo parece convencido de ejecutar este proceso, aunque lo están haciendo con más retraso y menos fuerza, pero con el mismo objetivo. Estamos hacia la mitad del proceso de repunte de tipos. Las expectativas del mercado prevén completar el ciclo a finales del 2023 y que los tipos en euros se estabilicen sobre niveles del 3.00%.
Este escenario nos está brindando la oportunidad histórica de invertir en deuda Investment Grade al 4%, 5% y 6%. Estas Navidades, escribe tu carta a Papá Noel y construye una buena cartera de bonos para los próximos años, es el mejor regalo que le puedes hacer a tus inversiones.
Tribuna de David Levy, director general de DiverInvest