Nunca fue realista esperar una reducción significativa del déficit comercial de Estados Unidos con China, así como lograr progresos concretos hacia la desnuclearización de Corea del Norte en tan sólo 100 días, el plazo que se dio Trump para esto. La fecha límite de este periodo finaliza el 16 de julio y con la posibilidad de que se desate una guerra comercial, este es un buen momento para recordar que el compromiso con Pekín ha tenido éxito tanto con los consumidores estadounidenses como con los consumidores chinos.
La entrada de China en 2001 en la Organización Mundial de Comercio (OMC) es uno de los mejores ejemplos del compromiso con el que se han logrado avances para una muchos estadounidenses y chinos.
La inclusión de China en la OMC ha sido una bendición para muchas compañías estadounidenses. En los últimos 15 años, las exportaciones estadounidenses a China aumentaron en un 500%, mientras que las exportaciones estadounidenses al resto del mundo aumentaron sólo un 90%.
Las exportaciones a China son especialmente importantes para los agricultores estadounidenses. El gigante asiático es su mayor mercado extranjero y en los últimos 10 años el valor de las exportaciones agrícolas a China aumentó en más de un 200%.
Aunque las empresas estadounidenses continúan luchando contra las barreras no arancelarias y la escasa transparencia del gobierno chino, muchas compañías americanas han registrado buenos resultados en ese mercado. Boeing, por ejemplo, entregó más aviones en China que en Estados Unidos en los últimos cinco años. La mayoría de las empresas estadounidenses que operan en China son rentables, según encuestas de la Cámara de Comercio Americana en Pekín y el Consejo Empresarial de Estados Unidos-China
Las exportaciones a China crean trabajos en EE.UU.
Probablemente ha leído que las importaciones procedentes de China provocaron 2,4 millones de empleos perdidos en Estados Unidos. Pero esos empleos se perdieron en más de 10 años, mientras que otro estudio reveló que las exportaciones estadounidenses a China apoyaron directa e indirectamente 1,8 millones de nuevos empleos en un solo año, 2015.
También vale la pena señalar que las importaciones de China son buenas para los presupuestos de los hogares estadounidenses. Un nuevo estudio realizado por economistas de la Fed de Nueva York y otras instituciones concluye que “los consumidores estadounidenses se beneficiaron de precios más bajos en una variedad de productos manufacturados con la entrada de China de la OMC”.
Durante muchos años, la economía de China dependía de la inversión y las exportaciones. Hoy en día, las exportaciones netas no contribuyen en nada al crecimiento del PIB de China, mientras que el consumo interno representa alrededor de dos tercios del crecimiento y más de la mitad del PIB.
No había empresas privadas cuando empecé a trabajar en China a principios de los años ochenta, pero las pequeñas empresas privadas empresariales representan ahora más del 80% del empleo urbano y la creación de empleo.
Sigue habiendo retos
Por que a pesar de todo este progreso, todavía quedan muchos desafíos. China, por ejemplo, sigue restringiendo el acceso al mercado de las empresas extranjeras en sectores como la tecnología, los servicios financieros y la auditoría de cuentas. La administración Trump debe centrarse en esto, en lugar de de reducir el déficit comercial de Estados Unidos con China. El déficit comercial tiene poco impacto en el empleo de Estados Unidos. Está determinado por los saldos entre el ahorro y la inversión, más que por la política comercial.
Política estadounidense
Las políticas proteccionistas de la administración Trump no abrirán más los mercados chinos para las firmas estadounidenses. Más bien, tales medidas darían lugar a represalias, lo que reduciría las exportaciones estadounidenses y perjudicaría a los muchos empleos estadounidenses que respaldan. El proteccionismo perjudicaría a las familias estadounidenses, porque las importaciones han dado como resultado precios más asequibles para muchos bienes de consumo.
Por último, debemos ser realistas en cuanto a la capacidad de Pekín para obligar al líder norcoreano Kim Jong-un a abandonar las armas nucleares. El presidente de Corea del Norte probablemente cree que su posesión de armas de destrucción masiva es la única razón por la que Estados Unidos no ha intentado derrocarlo aún, por lo que no hay razón para creer la presión externa lo llevará a desarmarse.
Cien días fue siempre un plazo poco realista para resolver cualquiera de los difíciles problemas de la relación entre Estados Unidos y China. El 16 de julio, el gobierno de Trump debe volver al proceso de compromiso a largo plazo que ha generado progreso para las empresas, los trabajadores y los consumidores estadounidenses, así como para el ciudadano chino promedio.
Andy Rothman es estratega de inversiones de Matthews Asia.