La oleada de salidas a bolsa en el sector tecnológico está generando amplios debates entre los inversores. A medida que el primer trimestre de 2019 fue tocando a su fin con una de las mejores rentabilidades trimestrales en los mercados bursátiles desde el fin de la gran crisis financiera, se ha abierto la veda para numerosas OPVs muy esperadas en el sector tecnológico, incluidas las de Lyft, Uber y Pinterest.
Los tres unicornios han superado con creces el umbral de los 1000 millones de dólares estadounidenses en términos de valoración en las rondas de financiación privada, pero parece que la transición a los mercados públicos bien podría ser todo un desafío en comparación con las captaciones de capital privado más recientes de estas empresas.
Lyft, la empresa estadounidense de transporte compartido, hizo su debut el 28 de marzo de 2019 a 72 dólares por acción, el precio alcanzado durante el proceso de colocación de la demanda frente a la horquilla indicativa de 62-68 dólares establecida cuando se anunció la operación, dado que los inversores hicieron de todo por no perderse la OPV más candente del sector tecnológico desde que Snap hiciera lo propio en 2017. A 72 dólares por acción, la firma estaba valorada en 19.700 millones de dólares estadounidenses, muy por encima de la primera ronda de captación de fondos privados de junio de 2018, que atrajo 14 500 millones de dólares estadounidenses. Los últimos estados financieros de Lyft revelan que la compañía registró unos ingresos de 2200 millones de dólares estadounidenses y unas pérdidas de explotación de 978 millones en 2018. Por mucho que intentemos estirar la oportunidad que plantea este nivel de ingresos, resulta altamente difícil prever que la rentabilidad se mantenga durante muchos años. No es en absoluto sorprendente que después de un repunte estelar inducido por la sobreexpectación en el primer día de cotización, las acciones ya hayan caído un 20 % frente al precio de la salida a bolsa (a 15 de abril).
Entre la siguiente oleada de OPVs se incluyen las de Uber y Pinterest. Uber ha anunciado una horquilla con un valor de mercado ligeramente inferior a los 100.000 millones de dólares estadounidenses en un intento por “garantizar” que la oferta se salde con un resultado positivo. El lema de su folleto es We ignite opportunity by setting the world in motion (“Generamos oportunidades poniendo el mundo en marcha”). No obstante, también perderá mucho dinero: los estados financieros de 2018 muestran unas pérdidas de explotación de 3000 millones de dólares estadounidenses sobre unos ingresos de 11.300 millones. Se trata de unas cifras ingentes con pocos indicios de que se pueda revertir la tendencia de los beneficios a corto plazo. Esto no quiere decir que no nos guste la temática del transporte como servicio (“Transport as a Service” – TaaS, por sus siglas en inglés), pero no nos queda claro cómo evolucionará el panorama y si éste será un mercado en el que ganador se lo lleva todo. De hecho, todo parece apuntar a que no lo será, a pesar del impresionante crecimiento del número de usuarios del transporte compartido.
La oportunidad definitiva en el segmento TaaS es clara: las estimaciones apuntan a un mercado con un valor de billones de dólares, pero los ganadores no son tan evidentes, en nuestra opinión. Podría parecer que Uber cuenta con una plataforma mejor que la de Lyft para prosperar, así como una mejor diversificación geográfica y productos adicionales, como Uber Eats y Uber Freight, pero solo el tiempo lo dirá, dado que a día de hoy estas empresas no cuentan con la misma flexibilidad para impulsar su rentabilidad en comparación con firmas como Facebook o Amazon. Al contrario que Amazon o Facebook, tanto Lyft como Uber (y otros competidores privados: Grab, Ola y Didi) dependen en gran medida de los incentivos tanto para el conductor como para el pasajero. En nuestra opinión, la capacidad para ofrecer incentivos de semejante calado se debe, en parte, a las valoraciones exageradas que estas empresas han alcanzado en las rondas de financiación privada, y a la capacidad para usar estas cantidades de efectivo —tal vez irracionales— para financiar los incentivos. Sin estos incentivos, la ventaja económica de dejar atrás la titularidad de vehículos para adoptar un modelo de transporte compartido podría no ser tan obvia, pero, una vez más, solo el tiempo lo dirá.
Pinterest también es una compañía que, a nuestros ojos, tendrá más dificultades de las previstas para prosperar en una salida a bolsa. Entra al mercado con una valoración prevista de alrededor de 10.500 millones de dólares estadounidenses sobre una base totalmente diluida. Esta cifra es muy inferior a los 12.200 millones de dólares estadounidenses que captó en la última ronda de financiación privada. En nuestra opinión, Pinterest constituye un negocio interesante con una sólida oportunidad de nicho, pero parece que el mercado sigue queriendo ver a cualquier red social como un actor revolucionario al estilo de Facebook, y no creemos que este sea el caso. A nuestros ojos, las pruebas de la ley de Metcalfe (un concepto usado en redes informáticas y de telecomunicaciones para representar el valor de una red) son claras, y los inversores solo tienen que echar un vistazo a la suerte que corrieron Twitter o Snap en los mercados públicos al principio para recordar cómo funciona.
Creemos que los mercados públicos están entendiendo el mensaje poco a poco y con toda seguridad antes de las fases de financiación privada, en las que las valoraciones han seguido situándose en cotas muy elevadas. La cotización inicial tras la OPV de Lyft, Uber y Pinterest terminará atenuando el entusiasmo de las rondas de financiación privada y recordando al mercado que, a fin de cuentas, todos los activos deben superar un escrutinio basado en la valoración intrínseca.
Tribuna de Mark Hawtin, director de inversión de GAM Investments.
*Las empresas mencionadas forman parte del universo de empresas cubiertas por los gestores de la cartera para ayudar al lector a comprender mejor las temáticas presentadas. Las empresas incluidas no están necesariamente incluidas en la cartera ni constituyen ninguna recomendación por parte de los gestores de la cartera.