Las cifras de inflación del 1,1% en febrero no son suficientes para crear las expectativas para un cambio rápido y tajante en la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Los comentarios de Mario Draghi y Peter Praet al final de la última semana no indican que se estén sintiendo presionados para implementar apurar algún cambio.
De hecho, la estrategia monetaria del Banco Central Europeo depende de que la inflación alcance sus objetivos a mediano plazo y la cifra del mes pasado no apunta a esta dirección.
Por eso no vemos una subida de precios fuerte y duradera como consecuencia de las tendencias en el precio del petróleo y sus expectativas. Además, la falta de aumentos en los salarios sugiere que la tasa de desempleo total es menor de lo que anteriormente comúnmente se pensaba.
Al respecto es importante señalar:
- Primero, un análisis por sectores muestra una fuerte tendencia en la industria y construcción, donde los ajustes históricamente han sido muy fuertes. La mejora en el ciclo económico ha conllevado a una recuperación en el sector de la construcción desde principios del año mientras que la industria se ha estabilizado y aumentado en el último trimestre
- El segundo punto que vale la pena resaltar es que el empleo formal reacciona a las tendencias en la actividad más rápidamente que el empleo en general, aunque esto no es nuevo
- El tercer punto es que el empleo no reacciona tan rápido en Francia como en otros países socios. Tras el repunte de la actividad económica en Francia y la zona del euro a principios de 2013, podemos ver que el empleo francés despegó más tarde y creció más lentamente que los empleos en la zona del euro en su conjunto.
Estas son las razones por las que la política monetaria del BCE debería continuar siendo acomodaticia. Es crucial dar un impulso al momentum y crear puestos de trabajo para finalmente desencadenar una fuerte presión nominal en la zona euro.
Philippe Waechter es economista jefe de Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM.