Reducción escalonada, acomodación monetaria y flexibilidad son las tres ideas que conviven en el primer párrafo del comunicado que el Banco Central Europeo (BCE) ha publicado tras su última reunión de 2021. Según las primeras valoraciones que hacen los expertos, el BCE se ha mantenido en línea con las expectativas del mercado y no se ha equivocado al no tener en mente subir los tipos en 2022.
“El Consejo de Gobierno estima que el avance en la recuperación económica y hacia su objetivo de inflación a medio plazo permite una reducción escalonada del ritmo de sus compras de activos durante los próximos trimestres. Sin embargo, la acomodación monetaria sigue siendo necesaria para que la inflación se estabilice en el objetivo del 2% a medio plazo. En vista de la actual incertidumbre, el Consejo de Gobierno necesita mantener la flexibilidad y las opciones abiertas en la ejecución de la política monetaria”, indica el BCE en su comunicado.
Teniendo esto en cuenta, el Consejo de Gobierno ha decidido: poner fin a las compras netas de activos en el marco del PEPP a final de marzo de 2022 y reducir paulatinamente el ritmo de compras mensuales en el marco del APP; y mantener los tipos de interés en los niveles actuales hasta que la inflación se sitúe en el 2%. Respecto a esto último, mantienen una condición: “Bastante antes del final de su horizonte de proyección y de forma duradera en el resto de dicho horizonte, y considere que el progreso observado en la inflación subyacente está suficientemente avanzado para ser compatible con una estabilización de la inflación en el 2% a medio plazo. Ello también podría implicar un período transitorio en el que la inflación sea moderadamente superior al objetivo”.
Según Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS Investment Management, esta reunión ha ofrecido algunas indicaciones sobre el futuro de la política monetaria post-pandémica, que estará marcada por la opcionalidad y la flexibilidad. “La combinación entre opcionalidad y flexibilidad, junto con la ampliación de las reinversiones del PEPP, está en el lado dovish y la falta de una dotación adicional en el APP en el lado hawkish sugiere que hay un fuerte debate dentro del Consejo de Gobierno”, señala.
“El principio básico que subyace es que el BCE necesita mantener máxima flexibilidad y opcionalidad en un entorno dominado por preocupaciones sobre la variante ómicron, crisis energética, cuellos de botella en el suministro y presiones inflacionarias”, añade Frederick Ducrozet, economista de Pictet WM.
Principales valoraciones
Para Simon Harvey, analista senior de mercado FX en Monex Europe, tras la gran sorpresa dada por el Banco de Inglaterra, la decisión del Banco Central Europeo está más en línea con las expectativas del mercado, ya que reconfirma que el Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP) terminará en marzo mientras que el Programa de Compra de Activos (APP por sus siglas en inglés) se ajustará para evitar un efecto de precipitación en los mercados de bonos europeos.
En opinión de Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO, la reunión de hoy del BCE se ajustó en líneas generales a las expectativas, con el Consejo de Gobierno deseando evitar un efecto de precipitación del PEPP en las compras netas de activos mediante una transición gradual hacia la tasa de ejecución de la QE neta de 20.000 millones mensuales anterior a la pandemia en el cuarto trimestre de 2022. “A diferencia de la mayoría de los demás bancos centrales y de forma similar al Banco de Japón, el BCE ha estado en el límite inferior efectivo de los tipos de interés oficiales y ha realizado compras netas de activos ya mucho antes de la pandemia. Aunque esperamos una reducción gradual del ritmo de las compras netas de activos a medida que mejore la situación de la pandemia, sigue siendo menos probable que el BCE ponga fin a la relajación cuantitativa y suba los tipos de interés oficiales en un futuro próximo”, apunta Veit.
“En general, el BCE prefirió permitir una mayor flexibilidad en el futuro en lugar de asumir mayores compromisos. Esto puede parecer una postura relativamente agresiva para los inversores, pero, en general, todavía implica un periodo largo antes de una plena normalización. Esto va en línea con nuestra opinión de que el BCE se mantiene en el lado dovish entre los principales bancos centrales, cambiando sus políticas sólo gradualmente y manteniendo la flexibilidad”, añade Pietro Baffico, economista en abrdn.
Además del carácter de “flexibilidad y opcionalidad”, Hugo Le Damany, economista de AXA IM, destaca que “un ritmo de 50.000 millones de euros al mes durante el primer trimestre de 2022 es una opción plausible. A ese ritmo, a finales de marzo, quedarán sin utilizar aproximadamente 120.000 millones de euros”. Le Damany también resalta la mención específica que hizo Lagarde a los bonos griegos: “El BCE ha adoptado un tono cauteloso, pero tranquilizador en este tema y esto debería contribuir a cierta estabilización en el caso de un pico de tensión”.
Por su parte, Morganne Delledonne, directora de análisis de Global X ETFs, cree que la variante ómicron ha podido “limitar” la capacidad de acción del BCE. “Como se esperaba, el BCE no ha cambiado sus tipos de referencia clave, pero ha confirmado el fin de su programa de compras de estímulos pandémico (PEPP) en marzo. Sin embargo, las ganancias de los rendimientos del euro y de los bonos europeos tras el anuncio sugieren que los participantes en el mercado están anticipando nuevas acciones más restrictivas por parte del BCE tan pronto como la ola Omicron haya pasado. Las reinversiones del PEPP hasta el final de 2024 y la revisión al alza de sus compras de bonos a través del programa de compras de activos (APP) parece que tienen como objetivo principal evitar cualquier riesgo de liquidez”.
Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS, considera que, en un contexto de aumento de la trayectoria prevista para la inflación, la decisión del BCE ha despertado interrogantes. “En comparación con las proyecciones de septiembre, la previsión de inflación para el periodo 2021-2023 se ha incrementado en un total de 2,2 puntos porcentuales. Esto también se aplica a las previsiones de la tasa de inflación subyacente. Como en el caso de la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, esto podría haber provocado una respuesta en materia de política monetaria. Pero el BCE no ha querido hacer más. No obstante, la reducción de las compras de activos marca un primer paso claro hacia la normalización. Sin embargo, que sea un paso suficientemente grande dependerá, de forma decisiva, de la evolución de la inflación en los próximos meses. No obstante, es evidente que, a diferencia de la Reserva Federal, el BCE no tiene prisa por comprometerse a salir de su política monetaria ultralaxa”, argumenta Kastens.
Nuevas previsiones de inflación
Veit tiene claro que la inflación será un tema clave para los mercados europeos y para la institución monetaria, pero considera que las posibilidades de que la zona euro se enfrente a un problema de inflación a medio y largo plazo son modestas, “sobre todo en comparación con jurisdicciones en las que la política fiscal está tradicionalmente menos limitada a la hora de tener en cuenta el comportamiento del sector privado”, matiza.
En cambio, para Hernán Cortés, socio de Olea Gestión y cogestor del fondo Olea Neutral, el BCE ha sorprendido con las expectativas de inflación subyacente (IPC excluyendo alimentos frescos y energía) para este y los próximos dos años. “El cambio en la previsión del año 2022 es de una magnitud relevante, lo que demuestra que el BCE no es infalible, como todo el mundo. Por ello, nosotros pensamos que se equivoca al no subir tipos de interés en 2022 dadas las fuertes expectativas de crecimiento del PIB y de la inflación. Es cierto que hay factores de riesgo que pueden amenazar el crecimiento, como las nuevas variantes del coronavirus, entre otras, pero los tipos de interés permanecen a los mismos niveles que en los peores momentos de la pandemia, cuando el entorno local y global de crecimiento económico es radicalmente distinto”, apunta Cortés.
En este sentido, “el banco central reconoció los mayores niveles de inflación observados en la zona del euro y los actuales problemas de oferta, elevando sus previsiones de inflación. Ahora espera una inflación del 2,6% para 2021, del 3,2% para 2022 y del 1,8% tanto para 2023 como para 2024. Por su parte, el BCE prevé un crecimiento del PIB del 5,1% para 2021, del 4,2% para 2022, del 2,9% para 2023 y del 1,6% para 2024”, señala Marilyn Watson, Head of Global Fundamental Fixed Income Strategy de BlackRock.
Según explica Ducrozet, con sus proyecciones, el BCE podría estar indicando que “quiere ganar tiempo para reevaluar las perspectivas: “La inflación general del próximo enero reflejará las eliminación de efectos de la base del IVA alemán y el riesgo de sorpresas al alza puede ser limitado, salvo mayores aumentos de los precios de las materias primas. Por otra parte, hasta ahora el aumento de salarios en la euro zona ha sido un 1,4% interanual hasta el tercer trimestre, evidencia de que en Alemania es moderado. Pero Lagarde ha indicado que los riesgos al alza son posibles y que el BCE está extremadamente atento al aumento de los salarios”.
Subida de tipos del Banco de Inglaterra
Sin duda, la sorpresa del día ha sido el Banco de Inglaterra. “Ayer, el ligero cambio de postura de la Fed parece haber presionado al Banco de Inglaterra y al BCE para que actúen”, sostiene Delledonne. La experta considera que el BoE debe contener la inflación “más pronto que tarde” para evitar un cable más débil. “La variante ómicron, que se está extendiendo rápidamente en la región, probablemente limitó la amplitud de la acción del BoE, pero plantea el riesgo de que continúen las distorsiones del lado de la oferta y de que se produzcan más presiones inflacionistas, cuando la inflación ya es más de dos veces superior a su objetivo. El hecho de que el Banco de Inglaterra haya subido los tipos de interés antes que la Reserva Federal refuerza la idea de que la política de la Reserva Federal ha dado un paso en falso”, sostiene.
Por su parte, Harvey añade que, aunque la decisión del Banco de Inglaterra va en contra de sus expectativas, cree que su referencia a la subida de tipos como «finamente equilibrada» sugiere que es poco probable una posterior subida de tipos en febrero. Mantiene su opinión de que los tipos se mantengan por debajo de los 50 puntos básicos hasta marzo, dado el gran nivel de vencimientos de los Gilt y el compromiso del Banco de dejar de reinvertir en el nivel del 0,5%. “Esto puede limitar la subida de la libra esterlina frente al dólar, y es probable que esta tarde se aprecie una fortaleza sostenida de la libra frente al euro”, matiza.
Para Azad Zangana, estratega y economista senior para Europa de Schroders, detrás de la decisión del BoE está su consideración de que los riesgos disruptivos que puede causar la variante ómicron son menores que los riesgos de una mayor inflación a medio plazo. “Los tipos de interés siguen estando increíblemente bajos teniendo en cuenta las tasas de crecimiento e inflación actuales y previstas para Reino Unido. Esperamos que el Banco de Inglaterra suba de nuevo los tipos de interés en febrero, situándolos en el 0,50%”, concluye.