¿Y si el catalizador más poderoso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible no se esconde en la tecnología ni en las fuentes de financiación, sino en nosotros mismos? ¿Y si nuestra mente, nuestra forma de pensar, conectar y sentirnos empoderados para transformar la intención en acción, fuera el puente que falta entre los objetivos ambiciosos y el impacto transformador?
Vivimos en una era de innovación transformadora y movilización de capital, donde herramientas sofisticadas y estrategias de inversión abordan nuestros desafíos globales más urgentes. Sin embargo, el camino hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 sigue frustrantemente obstaculizado, ya que las soluciones propuestas se ven enredadas en los ciclos políticos de todo el mundo.
Entre los muchos factores que probablemente contribuyen a esta desconexión, uno se pasa por alto dolorosamente: en el corazón de la sostenibilidad residen las personas. Los seres humanos son el corazón palpitante de las soluciones duraderas. Cuando descuidamos la dimensión humana, sacrificamos nuestra mayor influencia para un cambio significativo. Consideremos esta provocativa pregunta: ¿En qué medida una evaluación promedio de factores ESG o de riesgo climático aborda eficazmente el desarrollo interno y la psicología del cambio transformador? Si su evaluación no logra captar estos aspectos de forma significativa, podría estar pasando por alto el catalizador más poderoso para el cambio sistémico a su disposición.
En In|Flow, reconocemos que cerrar la brecha entre las buenas intenciones y los resultados transformadores requiere una introspección tanto como la evaluación de las externalidades materiales. La transformación sostenible no se basa únicamente en la mitigación y las soluciones de riesgos externos, sino en la interacción dinámica de ambos. Esta convicción guía nuestra integración de los Objetivos de Desarrollo Interno (ODI) y la Teoría Integral en nuestro marco de asesoramiento en sostenibilidad e inversión de impacto. Tanto el marco de los ODI como la Teoría Integral afirman que el cambio sostenible requiere cultivar la conciencia interna junto con la acción externa. La Teoría Integral aboga por una amplia gama de enfoques y apoya la transición hacia un enfoque matizado pero holístico. Los ODI son un aliado menos conocido, pero potente, de los ODS de la ONU. Describen las fortalezas internas que necesitamos desarrollar, tanto individual como colectivamente, para abordar eficazmente los desafíos de sostenibilidad de nuestro tiempo.
Las cinco dimensiones del desarrollo interior
El marco de los Objetivos de Desarrollo Interior* se basa en fundamentos científicos y se organiza en torno a cinco dimensiones transformadoras:
Ser (relación consigo mismo): integridad, autenticidad, apertura, autoconciencia y una mentalidad de aprendizaje que cultivan la presencia y el crecimiento personal.
Pensar (habilidades cognitivas): enfatiza la importancia de habilidades cognitivas como el pensamiento crítico, la conciencia de la complejidad y la búsqueda de sentido, lo que facilita una visión a largo plazo y una perspectiva más amplia.
Relacionarse (cuidar a los demás y al mundo): fomentar una profunda empatía, una conexión auténtica y un cuidado compasivo.
Colaborar (habilidades sociales): colaborar eficazmente y comunicarse de forma inclusiva para impulsar un cambio significativo en diversos contextos.
Actuar (favorecer el cambio): la valentía, la creatividad, el optimismo y la perseverancia son las fuerzas impulsoras que impulsan un cambio significativo.
Reimaginar el capital
Los Objetivos de Desarrollo Interior no son habilidades blandas periféricas, como a menudo se intuye. Constituyen capacidades estratégicas fundamentales que moldean la visión de los líderes, la sinergia entre equipos, el florecimiento de las alianzas y, en última instancia, la capacidad de las organizaciones para impulsar la transformación sostenible a gran escala. Es la base innegociable para lograr resultados reales y medibles.
Abordar el cambio climático y la desigualdad profundamente arraigada requiere más que una evaluación de riesgos ESG o el etiquetado de los instrumentos financieros de destino de los fondos. Requiere un profundo cambio de conciencia, una revolución en la forma en que percibimos, conectamos, creamos y expresamos nuestros valores al mundo. Así como las carteras financieras se benefician de la diversificación, debemos ampliar nuestra noción del capital. Solemos asociar el capital con el dinero o los activos financieros, pero en realidad, el capital impregna nuestras relaciones, inteligencia emocional, conocimiento, redes sociales e incluso nuestro sentido de propósito y significado. Cuando invertimos en el desarrollo de estas cualidades humanas (nuestras capacidades y potencial interno), construimos una de las formas de capital más esenciales y poderosas.
El camino por delante
Este artículo marca el inicio de una exploración más amplia. En próximos artículos, profundizaremos en cómo las perspectivas psicológicas pueden ayudar a superar las brechas críticas en las iniciativas de sostenibilidad. Al fomentar tanto el desarrollo interno como la acción externa, podemos crear soluciones que no solo sean sostenibles, sino también verdaderamente transformadoras y enriquecedoras.
¿Estás listo para liberar todo el potencial a tu disposición? ¿Estás listo para explorar las capacidades internas que pueden amplificar tu impacto en el mundo?
Te invitamos a unirte a nosotros en este replanteamiento transformador. En In|Flow, nos comprometemos a colaborar con visionarios que reconocen que liberar el potencial humano es una de las… Los catalizadores más poderosos para el cambio planetario.
Juntos, podemos acortar la distancia entre tu realidad actual y tu potencial para generar un impacto significativo. Al integrar los enfoques tradicionales de sostenibilidad e inversión de impacto con un desarrollo centrado en las personas, creamos las condiciones para un cambio duradero y significativo.
*https://innerdevelopmentgoals.org/framework/
Autoras: Therese Jahre, directora de Capital Relacional, y Constance de Wavrin, fundadora y directora ejecutiva de In|Flow