La expresión “movilidad internacional” se ha materializado en nuestros días abarcando muchas realidades. Del mismo modo que muchas empresas sueñan con un desarrollo internacional, cada vez hay más personas que, solas, en pareja o en familia, conciben su vida lejos de su país de origen y con múltiples destinos. Nunca había sido tan fácil como ahora desplazarse y, quizá por eso, nunca había sido tan importante prepararse para hacerlo desde un punto de vista patrimonial legal y financiero.
En este contexto, se hace imprescindible buscar buenos “compañeros de viaje”, productos financieros capaces de adaptarse a la movilidad internacional de los individuos. La póliza de seguro de vida se considera uno de los productos financieros que mejor responde a estas situaciones. Sin embargo, para aportar un beneficio óptimo, la póliza debe tomar en cuenta las especificidades del país de residencia de cada parte interesada: tomador, asegurado y beneficiarios. Un trabajo de ajuste y precisión que necesita que intervengan especialistas.
¿Y si la mundialización hubiera confundido alguno de nuestros puntos de referencia?
Hoy en día, desayunar en Bruselas antes de salir corriendo a una reunión en París para terminar el día en un club londinense es el día a día de mucha gente que lo hace sin ser realmente consciente de cambiar de país a cada paso. Es una de las paradojas de principios de este siglo XXI: los individuos nunca han sido tan móviles, pero tampoco tan poco conscientes de su movilidad. Las fronteras han desaparecido en parte, las nuevas tecnologías y unos transportes cada vez más competentes han eliminado las distancias y el ciudadano del mundo ha terminado por olvidar que también es ciudadano de un solo y único país.
Sin embargo, especialmente en materia de fiscalidad, el día a día se encarga de recordarnos con regularidad la realidad de nuestro lugar de residencia. Esto significa que ser residente de un país supone plegarse a unas normas y una legislación. Entonces, ¿cómo combinar gestión del patrimonio y movilidad? ¿Cómo gestionar los bienes cuando, por diversos motivos, personales o profesionales, es preciso cambiar con regularidad de país de residencia? ¿Cómo permitir que los miembros de una familia dispersa por los cuatro rincones del planeta sean beneficiarios de una misma póliza? La realidad es que la movilidad impone ciertas restricciones para cualquiera que desee gestionar su patrimonio de manera racional y a largo plazo. Estas restricciones están lejos de ser insalvables, pero exigen cierta experiencia y un conocimiento perfecto de cada mercado.
A cada país, su legislación
En un entorno legislativo internacional extremadamente fluctuante, no todos los productos financieros son iguales frente a la movilidad internacional. La póliza de seguro de vida resulta un compañero de viaje ideal. Presenta enormes ventajas para los ciudadanos móviles, en particular dentro de la Unión Europea. Muy extendida y aceptada, ofrece a sus tomadores una garantía de cobro sea cual sea el país de residencia y el soporte elegido: fondo en euros o unidades de cuenta, mono-soporte o multi-soporte. Es un producto que también ha sabido evolucionar con su tiempo, por ejemplo, al ofrecer la posibilidad de invertir en empresas comprometidas con un trámite de desarrollo sostenible por medio de los fondos ISR. Sigue siendo un producto de gran flexibilidad pero que precisa ajustarse en función del perfil de cada tomador y beneficiario.
Aunque los fundamentos de la póliza de seguro de vida siguen siendo los mismos, ya se esté en situación de movilidad o no (análisis de la situación patrimonial e hipotecaria, definición de los proyectos de transmisión, elección de soportes, desafíos a corto, medio y largo plazo), el hecho de tener que tomar en cuenta las sutilezas legislativas de uno o varios países al mismo tiempo, durante un tiempo más o menos largo, posee impactos en las opciones elegidas. Y aquí es donde resulta necesario un verdadero trabajo pedagógico, ya que pocos clientes y, de modo más sorprendente, pocos organismos financieros, han valorado dichos problemas. Lo que tiene consecuencias a diario, ya que aunque el producto sea flexible, no basta con contratar una póliza de seguro de vida para que esta se adapte a la movilidad diaria. Por ejemplo, no informar al asegurador con el que se ha contratado la póliza del cambio de país de residencia o de la mudanza de uno de sus beneficiarios, supone hacer que estos se expongan inútilmente a sorpresas desagradables. Por lo que el asesoramiento y el seguimiento del producto en función de los cambios de la situación de las personas implicadas es fundamental.
El papel del jurista en la estructuración de las pólizas de seguros
Por fortuna, la portabilidad de la póliza de seguro de vida puede gestionarse antes o después de contratarla, lo que permite responder a cambios de situación imprevistos. Por el contrario, para estar seguro de disfrutar de todas las ventajas de su país de residencia, hay que apoyarse en profesionales que posean un conocimiento jurídico y legislativo perfecto de cada mercado. Aquí entra la figura de los juristas, especialistas en la legislación patrimonial y fiscal local, a la hora de gestionar una póliza de seguro de vida. El papel del jurista, aparte de su aportación técnica en la gestión de riesgos y la adaptación de los productos a la legislación local, es ayudar a ser más precisos para responder a las necesidades y expectativas de los clientes; éste es el único medio para acompañar a los mismos con eficacia en un contexto legislativo internacional cada vez más complejo.
Sin duda, la póliza de seguro de vida es el producto financiero más adaptado a las recientes evoluciones de la sociedad: permite la gestión del patrimonio de las personas teniendo en cuenta los nuevos criterios de movilidad. Con la particularidad de que nunca se sabe si esta movilidad será temporal o permanente. Para ello, es preciso encontrar el mejor equilibrio patrimonial y fiscal en un momento dado, con el riesgo de tener que volver a empezar algunos meses más tarde con la misma flexibilidad y reactividad. Este es el precio de la eficacia de la portabilidad de la póliza.
Luis de la Infiesta es Country Manager de Vitis Life en España.