Las temperaturas medias del planeta encadenan récords desde 2014, los eventos climáticos cada vez son más duros, las enfermedades respiratorias crónicas se multiplican, se están produciendo impactos irreversibles sobre la biodiversidad… son sólo algunos de los elementos en una lista de acontecimientos preocupantes que crecen año tras año.
El Acuerdo de París, adoptado en la Conferencia sobre el Cambio Climático de 2015, ha sido un poderoso acelerador para impulsar la concienciación sobre este asunto. Hasta la fecha, 169 países han ratificado este acuerdo, cuyo principal objetivo es mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados en 2100. Este compromiso no puede ocultar la escala del reto ya que las emisiones de CO2 aumentaron de nuevo en 2017 después de tres años estancadas.
En torno a un 40% de las compañías aseguran estar preocupadas o muy preocupadas sobre los impactos potenciales del cambio climático en su cadena de valor, ya sea en el nivel de la producción, proveedores o distribución. La consecuencia directa es que más o menos la misma proporción cree que el cambio climático ya está afectando a sus costes operativos y, en consecuencia, a su rentabilidad futura.
Un estudio reciente de la organización CDP (Carbon Disclosure Project) muestra que las compañías están abordando el problema directamente. CDP también dice que el 68% de las compañías encuestadas han establecido objetivos climáticos para 2020 o más adelante, frente al 55% en 2016. Por el contrario, sólo el 14% de los encuestados han alineado sus objetivos con las evidencias científicas que apoyan el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 2 grados en 2100.
El proceso se ha puesto en marcha y se han hecho progresos significativos. Aun así, todavía queda mucho por hacer para alinear los objetivos de todas las partes implicadas con un camino sostenible. El mundo financiero tampoco se ha quedado al margen. La crisis económica y financiera ha contribuido a la aparición de un enfoque más amplio en la creación de valor. Esto se pone de manifiesto en la tendencia hacia la integración de criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) en las estrategias de inversión. Esta aceleración ha sido posible gracias al fuerte compromiso de responsables políticos internacionales, creando un entorno para que el sector financiero desempeñe un papel crítico a la hora de afrontar este gran reto del siglo XXI y de apoyar la transformación hacia una economía con emisiones bajas de carbono.
La disponibilidad de datos y el marco de reporting son elementos esenciales para tener en cuenta los asuntos climáticos en las estrategias de inversión. Para moverse de la intención a la acción, compañías e inversores necesitan más que nunca un marco estructural para difundir y analizar la información sobre temas medioambientales. En Oddo BHF Asset Management formamos parte de esta búsqueda de progreso continuo, por lo que hemos incorporado un análisis cuantitativo, que va más allá de la medición del carbono, de la contribución de nuestros fondos con criterios ESG a la consecución de los objetivos climáticos.
Nicolas Jacob, responsable de Análisis ESG en ODDO BHF Asset Management