A seis semanas de que Donald Trump sea investido presidente, el 20 de enero de 2017, nuestros pensamientos se han focalizado rápidamente hacia las repercusiones políticas y económicas generales de la victoria del antiguo empresario y su administración.
El rechazo mostrado por los votantes de Estados Unidos tanto hacia el poder establecido como hacia la globalización (algo de lo que también fuimos testigos en el referéndum británico sobre la permanencia a la UE) haacentuado claramente el riesgo geopolítico. Tras el referéndum en Italia y las elecciones presidenciales en Austria, las próximas citas electorales en Europa –los importantes comicios en Francia y Alemania el año que viene– esta tensión seguirá presente durante algún tiempo.
Las consecuencias serán demoledoras si el rechazo a la globalización sigue propagándose por toda Europa, sobre todo para el endeble sistema bancario del Viejo Continente. Cualquier nuevo elemento que desestabilice la zona euro instigado por los partidos populistas que intentan sacar a un Estado miembro importante de la moneda única podría ejercer una gran presión en el sistema financiero e incidiría de manera significativa en los mercados mundiales.
El pasado mes escribí sobre cómo la era de «tipos más bajos durante más tiempo» se está viendo cuestionada por el repunte del crecimiento, la inflación y los tipos de interés, y lo que esto podría suponer para los activos de riesgo. No cabe duda de que, tras la victoria de Trump, no podemos mostrarnos complacientes en relación con las perspectivas de inflación.
Es probable que el presidente electo defienda un programa de políticas fiscales de corte expansionista, como unas considerables rebajas de impuestos y un programa de gasto en infraestructuras —ambas medidas revisten un carácter potencialmente inflacionista. Por consiguiente, hemos asistido al repunte de los rendimientos de los bonos, es decir, los mercados nos están diciendo que una respuesta fiscal y un aumento de la inflación es lo que nos aguarda cuando Trump entre en la Casa Blanca, una dinámica que se revela menos positiva para la renta fija de cara al futuro.
Apuesta por los sectores cíclicos
En los mercados de renta variable, los inversores han respondido dejando de lado los sectores defensivos similares a la renta fija y apostando por los sectores cíclicos, mientras que las acciones estadounidenses que generan beneficios en el mercado interno han gozado del favor de los inversores como consecuencia de la naturaleza aislacionista del discurso preelectoral de Trump, lo que ha beneficiado en particular a las pequeñas empresas.
Los valores financieros también se han visto favorecidos por la positivización de la curva de rendimientos de la renta fija, pues la capacidad de los bancos para recapitalizarse ha experimentado una mejora sustancial, algo que se ha reflejado en una rotación sectorial bastante agresiva. Si Trump emprende un programa de índole proteccionista, probablemente seremos testigos de una mayor división entre la economía interna y la economía internacional.
A todas luces, todavía estamos digiriendo las posibles consecuencias de la presidencia de Trump, aunque si el mercado está en lo cierto al considerar que las políticas de la nueva administración apuntarán al final de un largo periodo alcista en el mercado de renta fija y desembocarán en el repunte del crecimiento y la inflación, puede que se vea alterada la dinámica de «más bajos durante más tiempo» que hemos observado en los mercados en los últimos años. En otras palabras, puede que la tendencia de los rendimientos de los bonos de los países centrales hacia cotas cada vez más reducidas, lo que forzaba a los inversores a apostar por los activos de riesgo, ya no constituya un catalizador clave. Nuestra estrategia de inversión revelará un cariz algo diferente si se mantiene sin cambios la forma de la curva de rendimientos de la renta fija.
Tipos de interés
Ahora bien, se plantea otra cuestión de relevancia: si los tipos de interés suben como consecuencia del repunte de la inflación, ¿cómo podremos costearlos, dados los elevados niveles de endeudamiento en el mundo desarrollado? Sin duda, no resulta nada claro cómo unos cupones más elevados podrían beneficiar a ningún gobierno de los mercados desarrollados.
En el Reino Unido, el énfasis en Estados Unidos ha contribuido a frenar el castigo a la libra esterlina, y existe margen para que la divisa británica se aprecie frente al dólar de aquí en adelante a medida que el foco de atención mundial gira desde los acontecimientos en el Reino Unido hacia los de Estados Unidos y el resto del planeta.
El mercado de Japón ya reviste una naturaleza de valor/cíclica y, por tanto, se ha beneficiado del alejamiento de los valores defensivos. Hemos estado analizando la región con más detenimiento en las últimas semanas, debido a que nuestra discreta sobreponderación podría verse comprometida por una serie de revisiones de beneficios a la baja (las previsiones para 2016 se han reducido desde el 9% hasta el 0%). Sin embargo, hemos decidido mantener nuestra posición sobreponderada en la renta variable nipona, puesto que las acciones siguen exhibiendo unos precios razonables, en un contexto en el que el yen fluctúa favorablemente frente al dólar. No obstante, somos conscientes de cuán crucial resultará la futura trayectoria del yen para la economía y los beneficios futuros.
Mark Burgess es director de Inversiones para EMEA y director global de Renta Variable de Columbia Threadneedle Investments.